Rivera, entre los retratos y la lotería

Albert Rivera termina la campaña culpando del Brexit a conservadores y populistas, en un paralelismo carente de sentido. Como si el PP o la blanca socialdemocracia soft con que Podemos se ha disfrazado fueran a plantear en España un referéndum similar.

Bueno… Iglesias es capaz de todo, pero situar al PP en la vía absurda de las «Loterías Cameron», como si Rajoy fuese una doña Manolita a la británica para arrastrar unos cuantos votos, se antoja una táctica inocua.

Rivera vivirá un domingo de incertidumbre, con la agridulce sensación de haber tocado techo porque, escaño arriba, escaño abajo, seguirá siendo el cuarto en liza. Aquel del diploma sin medalla cuyo centrismo ambivalente, tarde o temprano, le obligará a retratarse frente a lo que dice aborrecer: la izquierda o la derecha.

Ya se retrató con Sánchez. Le llega otra hora de la verdad.