Inés Arrimadas
Inés Arrimadas - JUAN FLORES

Inés Arrimadas asume el papel de número dos de C's

Es la única líder regional que acapara peso de campaña más allá de su comunidad

Granada Actualizado: Guardar
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No han pasado ni tres años de la primera vez que tomó la palabra en un pleno del Parlamento de Cataluña. Aquella mañana le temblaban las piernas. Hoy es la líder de la oposición en Cataluña. Pero Inés Arrimadas (Jerez de la Frontera, 1981) es mucho más que eso. Ha sido la única dirigente de Ciudadanos que ha conseguido quebrar la idea de que el partido naranja no es nada más que Albert Rivera.

Todo el crecimiento del partido en el último año y medio se sustenta en una masiva exposición mediática del líder del partido, que pese a la sobrexposición consigue mantener, según los sondeos, buena imagen entre los electores. Pero la otra cara de esa moneda es la sensación de que detrás no hay nada más.

Al margen del equipo de dirección más cercano a Rivera, el partido sigue carente de un rostro mediático potente capaz de complementar al presidente del partido. Arrimadas es la excepción.

Su campaña durante las elecciones catalanas sorprendió a propios y extraños. Según avanzaban esas dos semanas de campaña se visualizó un cambio tremendo. «Un salto descomunal», como describe un dirigente del partido. Un máster acelerado en el que Arrimadas ganó en tablas, seguridad y capacidad de liderar un proyecto sin el escudo de Rivera.

Durante esta semana de campaña el partido ha realizado una gira por Andalucía con presencia de Rivera en Cádiz, Sevilla, Granada y Málaga entre el martes y el miércoles. Durante esos dos días Ciudadanos reforzó su campaña en Andalucía con la presencia de la líder catalana. Además, Arrimadas permanecerá hasta el final de la semana en la región, asumiendo el peso de la campaña en un feudo en el que el partido espera doblar el voto conseguido en las autonómicas del mes de marzo.

Es la única líder regional que mitinea más allá de su territorio, convirtiéndose de facto en la número dos del partido. Durante estos días, Arrimadas ha revelado una habilidad para mostrarse cercana con los militantes y los periodistas que cubren su campaña mayor que la de Rivera. A ella le gusta disculpar a su líder, por el que muestra indisimulada admiración: «A los dos nos pasa lo mismo, y es que somos muy tímidos».

La decisión más difícil

«Dios mío lo que se me viene encima». Eso fue lo que pensó Arrimadas al poco de tomar la decisión de presentarse a las primarias para ser la candidata a la Generalitat. «Tardé en decidirlo. Ha sido la decisión más difícil que he tomado en mi vida», aseguraba esta semana en un encuentro con periodistas.

Se esfuerza en explicar que «hay mucho más equipo del que a veces se piensa» y asume realidades que vendrán: «Con Podemos tendremos que liderar alguna reforma que el bipartidismo no ha podido». Ante las críticas por la poca presencia de mujeres en el partido, no concede ni una duda: «Las cuotas son incompatibles con las primarias. La democracia interna aflora el talento femenino».

A sus 34 años, y con casi una década de experiencia profesional a sus espaldas y tres como política, niega tener ningún tipo de ambición política. Y no puede evitar soltar una carcajada cuando se le pregunta si en ocho años se ve de vuelta a la empresa privada o como candidata a la Moncloa. «Anda, anda, ¡qué dices! Ni me lo he planteado».

Sí es más clara cuando se le pregunta por si en apenas unas semanas se vería formando parte de un futuro Gabinete de Albert Rivera en las próximas semanas: «Mejor me quedo en Cataluña».

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