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Pablo Iglesias, en el Círculo de Bellas de Artes de Madrid - EFE

Iglesias: «Ahora que otros se quitan las corbatas quizás es hora de que yo me la ponga»

El líder de Podemos celebra su particular homenaje a la Constitución y al «país de países» que es España y luce por primera vez una corbata, que no quiso llevar en los actos del Congreso

Madrid Actualizado: Guardar
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Se había estrenado en su primera recepción oficial durante la mañana. Un cóctel de esos que decía detestar pero al que ha acudiso gustoso por sus pretensiones de ser presidente del Gobierno. Pisó moqueta, pero Pablo Iglesias, que insistía en que lo hacía por responsabilidad institucional pero que su sitio «está en las plazas», organizó su particular celebración del Día de la Constitución. Para diferenciarse, dicen algunos. Porque siempre tiene que dar la nota, mantienen otros. Y la nota la dio al lucir una prenda que le ha valido para calificar a la «casta» de la que ha sido azote.

El líder de Podemos subió al escenario con una corbata roja, y era la primera vez que lo hacía desde que saltó a la política.

El atuendo sorpredió, sobre todo porque por la mañana, en la Cámara Baja, se saltó la etiqueta. «Estuve esta mañana en el Congreso. Allí sin corbata, pero con vosotros sí. Todo el respeto de la corbata para vosotros, compañeros y compañeras». Así explicó su decisión.

En un abarrotado Cículo de Bellas Artes de Madrid —aforo completo, otras 400 personas en una sala adyacente y largas colas a las puertas— Iglesias repitió que sus adversarios políticos le copian en mensajes y formas. «Ahora que algunos han decidido quitarse las corbatas, quizás es hora de que algunos nos las pongamos», indicó.

Podemos había convocado un acto que se celebró simultáneamente en cinco ciudades conectadas vía telemática con algunas de las caras más visibles de sus alianzas territoriales, esas que lo están aupando en las encuestas. Con algún que otro imprevisto ténico —«nunca se había hecho algo así», decían responsables del partido—, la plana mayor de Podemos ocupó la primera fila del teatro para escuchar a los compañeros que aparecieron en las pantallas. Íñigo Errejón, Carolina Bescansa, Rafa Mayoral, Tania Sánchez, su ahora inseparable ex Jemad Julio Rodríguez, Jorge Lago... y Juan Carlos Monedero, el cofundador del partido y ex mano derecha de Iglesias, ahora en segundo plano. Aunque Monedero hace campaña en barrios y localidades desde el primer día, era la primera vez que reparecía con los máximos dirigentes de la formación morada. Eso sí, no subió al escenario.

La juez Victoria Rosell, desde Las Palmas, reivindicó que tocaba «agredecer los servicios prestados» a la Carta Magna, «pero también a ella le ha llegado su momento». «No tiene los mecanismos necesarios para garantizar los derechos de todos», sostuvo. Y denunció que «hemos dilapidado los derechos para los que trabajaron nuestros padres y abuelos con la excusa de la crisis económicas». «Acabar con leyes injustas» y con «la legislación más represiva de toda la democracia» es u na de las cinco grandes propuestas que Podemos quiere blindar vía reforma constitucional.

Desde Santiago de Compostela, el dirigente del BNG Xosé Manuel Beiras defendió el «derecho a decidir» y sostuvo que «una nación lo es aunque carezca de Estado». Irreverente como de costumbre, Beiras se refirió a la Monarquía como «un régimen bubónico, como la peste». Y recordó que Izquierda Unida también participa de la coalición electoral En Marea, con la que concurre Podemos en Galicia.

La mayor ovación se produjo cuando apareció en las pantallas Ada Colau. La alcaldesa de Barcelona, repitiendo el esquema de Beiras, comenzó en catalán para rápidamente advertir: «Me paso a la lengua franca por respeto fraterno a los pueblos del Estado». Una declaración de intenciones de quienes quieren mostrar unidad dentro de la plurinacionalidad que reivindican. Colau sostuvo que los derechos sociales, como el derecho a la vivienda que defendió en sus años de activista, tienen que equipararse en la Constitución a los derechos fundamentales. Y cedió la palabra a su candidato por Barcelona, Xavier Domèmech, al que está empeñada en conceder protagonismo en el partido. De hecho, será el portavoz del futuro Grupo Parlamentario catalán.

Desde Valencia, la líder de Compromís, Mónica Oltra, arremetió contra el PP para denunciar la corrupción, que definió como un «síntoma de una democracia enferma sin defensas». A las iniciales del Partido Popular les dió un nuevo significado: «Perpetuarse en el Poder».

Y llegó el turno de Pablo Iglesias, que subió al escenario arropado por los suyos, con un ex Jemad que se estrenaba a su lado en formato mitin pero que no dudó en corear el «remontada, remontada» con el brazo en alto como el que más. El líder de Podemos aseguró que con ese acto se estaba «construyendo la fraternidad. Ese país de países es lo que queremos construir», dijo. «Se huele la remontada, se siente, se habla en los bares», vitoreó. Y advertió a Pedro Sánchez de lo que previsiblemente le dirá cara a cara en el debate a cuatro de este martes: «Me dijo que aquello del derecho a la autodeterminación era cosa de la Unión Soviética. No Pedro. El derecho de autodeterminación era lo que el PSOE llevaba en su programa en 1977».

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