Manuel Marín

Los bizcos no son los malos

¿En serio es cuestión de Estado que un dirigente del PP subiera a su coche oficial a una portavoz de Podemos?

Manuel Marín
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«Los malos permitimos que Cifuentes gobierne», dijo ayer Rivera en respuesta al desprecio de Rajoy a Ciudadanos. Algo está cambiando en esta campaña respecto al 20-D. En su ambigüedad, Rivera titubea por temor a que su pacto con el PSOE le penalice. Eludió rozar la cara a Sánchez en el debate, pero ayer le propinó un sartenazo por entregar el poder a Podemos en Madrid o Barcelona. «Es preocupante –arguyó– que entre constitucionalismo y populismo, el PSOE vote lo segundo». Aunque eso ya lo sabía cuando firmó con Sánchez...

En diciembre, Rivera se lo creyó hasta que su campaña empeoró y ahora no quiere errores. Pero vuelve a patinar: ¿en serio es cuestión de Estado que un dirigente del PP subiera a su coche oficial a una portavoz de Podemos? Con su calculada indefinición de pulcro centrismo sin sustancia, Rivera bizquea con un ojo al PP y otro al PSOE sin aclarar nada. Esto no está tan aburrido como presagiaban.

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