Barones del PSOE afean a Sánchez que se preocupe de su continuidad

Las aguas bajan más que revueltas en el PSOE. El batacazo electoral histórico del pasado domingo pero, sobre todo, las prisas de Pedro Sánchez por anunciar, al día siguiente, que aspira a seguir liderando el partido tras el 39 Congreso, han encendido las alarmas de los críticos.

En la federación andaluza que dirige Susana Díaz no gustó nada el gesto del secretario general «hablando de su futuro en medio del incierto panorama político que ha surgido del 20-D», admiten a ABC fuentes socialistas; y es posible que en la reunión del Comité Federal, el lunes 28, la propia Díaz o alguien de su equipo, lo haga patente.

Y durante las últimas horas, se han sumado a Andalucía otras voces relevantes del socialismo que hacen pensar que el anuncio de Sánchez puede crear inestabilidad interna más que otra cosa.

«Muchas cosas en duda»

Preguntado este miércoles en Antena 3 por el liderazgo de Sánchez, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, señaló que «muchas cosas están en duda, es mejor no especular sobre ellas»; hay que ir «piano, piano».

Se refería a las prisas del candidato a La Moncloa por blindarse como secretario general, máxime cuando el 39 Congreso no será antes de unas eventuales elecciones anticipadas porque falle la investidura, y no está nada claro que Pedro Sánchez tenga el respaldo de todo el PSOE para volver a optar a La Moncloa.

Page matizó que sus palabras no afectan a la actual capacidad de Sánchez como «interlocutor» ante Mariano Rajoy para negociaciones poselectorales como las de hoy.

En la misma línea se ha manifestado el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, para quien el anuncio de Sánchez el pasado lunes «no es lo prioritario de lo que tenemos encima de la mesa».

«No» rotundo a Podemos

Puig, como Susana Díaz, Page y el presidente de Asturias, Javier Fernández, tienen claro que el PP, por ser el más votado, tiene que gobernar y Rajoy no saca adelante la investidura, el PSOE no puede apoyarle ni abstenerse.

Pero eso no quiere decir que apoyen, alternativamente, la idea de un hipotético «tripartito» con Podemos e Izquierda Unida, apoyado desde el exterior por ERC y el PNV. Ferraz ha dejado abierta la puerta, creando mucha alarma entre ellos, que se oponen radicalmente porque consideran que sería un suicidio para la organización a medio plazo.