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Ted Cruz tras anunciar su retirada en Indiana - REUTERS

Trump fulmina a Ted Cruz y se asegura la nominación

El magnate repite victoria con más de un 50% del voto y ya está en promedio de llegar a la mitad más uno de los delegados

El presidente del Comité Nacional Republicano califica al millonario de «probable candidato» del partido

Trump asegura que llevará al Partido Republicano a la «victoria» en la elección presidencial de noviembre

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Como los diez negritos de Agatha Christie, los 16 candidatos que competían en las primarias republicanas han ido cayendo fulminados por el empuje de Donald Trump, que tiene prácticamente asegurada la nominación y que cada vez muestra mayor fortaleza como candidato a presidir Estados Unidos. Ayer le tocó a Ted Cruz, la última esperanza del establishment para forzar una convención abierta, opción que se ha ido diluyendo a medida que el proceso se adentraba en la recta final. Con un 53% del voto, otra vez por encima de la mitad, el magnate aplastó al senador por Texas, que se quedó a más de 16 puntos y no tuvo más remedio que anunciar la suspensión de la campaña cuando aún no había terminado el recuento.

Flanqueado por su mujer, Heidi, y su padre, los tres fundidos en un abrazo, junto con todo el equipo de campaña y su última incorporación, la excandidata Carly Fiorina, Cruz despidió unas primarias que emprendió en febrero con un esperanzador triunfo en los caucus de Iowa. Y dejó en el aire una proclama que sonó más a deseo que a realidad: «Pero nuestro movimiento continúa».

El abandono de Cruz es significativo porque allana el camino a la nominación directa del millonario, por si había alguna duda. Con alrededor de 1.050 delegados (la asignación no se confirma oficialmente hasta el día siguiente de la elección), a menos de 190 para sumar la mitad más uno (1.237), Donald Trump tiene aún más fácil que ayer cumplir con su objetivo antes de llegar a la convención republicana de Cleveland (Ohio). Resulta casi impensable que John Kasich pueda hacer sombra al intratable showman en lo que resta de elecciones, exactamente nueve estados, aunque será un buen termómetro para comprobar hasta dónde llega la oposición del votante republicano a Trump, cada vez menor. La continuidad del gobernador de Ohio en la carrera, confirmada anoche por su jefe de estrategia de campaña, John Weaver, pese al raquítico 8% de votos de su candidato, es uno de los grandes misterios de este inédito proceso de primarias.

La comparecencia de Trump fue la de un candidato a la elección presidencial. No tanto por las formas, que nunca cambian, como por el destino de sus palabras. Con un eufórico anuncio de que llevará a la «victoria» al Partido Republicano en la elección presidencial de noviembre, el magnate aseguró que ya está recibiendo llamadas de «impensables» republicanos para sumarse a su campaña. A ello sumó un guiño nítido a las minorías, uno de sus talones de Aquiles, a los que tendrá que cortejar de manera convincente si quiere hacerse con la presidencia del país: «Me encantan los hispanos y los afroamericanos. Son buena gente, que lo que quieren es trabajar», afirmó, sin dejar de recordar que construirá el prometido muro en la frontera con México, una de sus grandes promesas de esta campaña.

El presidente del Comité Nacional Republicano de Estados Unidos, Reince Priebus, difundió en su cuenta de Twitter que el millonario es ya el «probable nominado», y llamó a la «unidad» a la formación conservadora, en lo que suena ya a la aceptación definitiva por parte del establishment: «Debemos centrarnos en derrotar a Hillary Clinton», proclamó Priebus, añadiendo la etiqueta #JamásClinton. El llamamiento no es baladí, teniendo en cuenta los numerosos altos cargos republicanos que han mostrado hasta ahora sus reticencias para apoyar a Trump, incluido alguno que aseguró que nunca le votaría.

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