Corey Lewandowski
Corey Lewandowski - REUTERS

Corey Lewandowski, el «reventador» de Trump

Acusado de agresión con lesiones a una periodista, el impulsivo asesor del magnate es un experto en campañas contra el establishment republicano

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Que el jefe de campaña de Donald Trump sea acusado de agredir a una periodista puede ser noticia, y hasta escandalizar a los profanos. La sorpresa es otra cosa. A la sombra de un controvertido millonario, amante de la verborrea agresiva, que llama en los mítines a combatir al prójimo, incidentes como el que ha llevado a Corey Lewandowski a dar cuentas ante la Justicia pueden considerarse daños colaterales. Los hechos se remontan al 8 de marzo. Trump acaba de cerrar un mitin en Jupiter (Florida) y se retira del escenario. Michelle Fields, reportera del digital conservador Breibart, se le acerca para preguntarle, cuando Lewandowski la agarra el brazo con fuerza para apartarla. Resultado, unas visibles magulladuras que la periodista muestra horas después en Twitter.

Esta semana, el hombre de confianza del candidato ha sido acusado de agresión con lesiones. Un cargo menor, pero que apunta al entorno del controvertido magnate, sembrador de una cizaña que ahora recoge brotes violentos. Detrás hay algo más. Entre una y otra fecha, Fields y su director editorial fueron expulsados del diario por no seguir las directrices del propietario, abierto defensor de Trump. Tras lo visto y lo que no se ha visto, emerge la figura del desconocido jefe de campaña que mece la cuna del aspirante a presidir Estados Unidos.

Si no fuera por la distancia que marcan sus orígenes sociales, se diría que son almas gemelas. Impulsivos, de verbo agresivo y rápido, amantes del poder, aunque el pelo raso, estilo militar, de Lewandowski, contraste con el flequillo rubio y lacio de su empleador. Ambos encajaron desde el principio. Cuando el millonario le conoció en diciembre de 2014 en su despacho de las Trump Towers de Nueva York, supo que era su hombre. Por su currículum de asesor de candidatos que combatieron el establishment republicano. Pero también por la empatía y la admiración que lleva a Lewandowski a dirigirse a su jefe como «señor Trump». Una actitud nada diferente de los millones de blue collar (americanos blancos de clase trabajadora) que pueden llevar al showman a la nominación.

Corey Lewandowski (Lowell, Massachusetts, 1974) representa a esa clase social. Criado en un suburbio industrial del estado del noreste, sus 41 años no se corresponden con la dilatada experiencia que acumula. Aunque es su primera campaña presidencial, ha protagonizado otras en primera persona y como asesor. Intentó ser concejal de su municipio. Después, dirigió varias campañas estatales, aunque siempre fue derrotado. Si no trabajara para él, Trump le tacharía de «loser» (perdedor), como acostumbra a menospreciar a sus rivales. El denominador común que le une al magnate es que, habiendo asesorado a candidatos conservadores, siempre se alió con rebotados del partido, y con una declarada animadversión hacia sus dirigentes. Uno de ellos, el exsenador por New Hampshire Robert C. Smith, recuerda haberle advertido cuando le contrató a finales de los 90: «Si quieres hacer carrera en el Partido Republicano, no has venido al mejor lugar”. Lewandowski le replicó: «Entonces venir será para mí un honor».

En la consecución de objetivos, no pasa por ser un amante de las formas. Fergus Cullen, ex alto cargo republicano, le define así: «No es nada tonto y sabe cómo ser peligroso, especialmente si su propósito es dinamitar algo».

Su cartel de director de campaña antiestablishment se mezcla ahora con un pasado no siempre ejemplar. En 1999, cuando deambulaba de empleo en empleo en un paréntesis alejado de la política, fue arrestado por portar una pistola y munición dentro de un edificio oficial. Además de entregar el arma, tuvo que pagar 50.000 dólares de multa.

Tampoco la credibilidad está entre sus fuertes. Ya metido en la faena de velar por el triunfo de Trump, se afana en demostrar que, como la del controvertido candidato, su palabra es moldeable. El Washington Post recuerda que cuando desveló que la campaña del millonario tenía el apoyo de un superPAC (comités para financiar a los candidatos), contradiciendo el mensaje de Trump de no depender del dinero ajeno, Lewandowski lo negó con aspavientos, antes de acabar reconociendo que era cierto.

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