Ignacio Paz: «En el 90 crucero del Elcano daremos la vuelta a Sudamérica»

Ignacio Paz: «En el 90 crucero del Elcano daremos la vuelta a Sudamérica»

Fue testigo de excepción de la llegada a Cádiz del Juan Sebastián de Elcano el día 21 del pasado mes de julio. Desde la cubierta del buque escuela, a bordo del que realizó el último trayecto desde Marín a la ciudad gaditana, pudo ver lo que este barco significa para los gaditanos. El capitán de navío Ignacio Paz estaba a punto de ser nombrado comandante de esa nave emblemática, de la que ejerce el mando desde el día 27 de julio. Sabía entonces y es más consciente aún ahora del reto que tiene por delante.

Durante esos días tuvo la oportunidad de comprobar el «compromiso, profesionalidad y alegría» con la que trabaja la tripulación del Elcano, un testigo que le ha pasado su predecesor en el cargo, el capitán de navío Victoriano Gilabert, y «que ahora me toca mantener». Por delante tiene la realización del 90 crucero de instrucción y una posterior posible vuelta al mundo, ya que todo apunta a que el buque más antiguo de la Armada Española realizará su undécima circunnavegación coincidiendo con el 500 aniversario de la expedición Magallanes – Elcano, que empezó en 1519 y concluyó tres años después. «Yo estaría encantado y creo que toda la dotación también, sería un hito, pero bueno, ya lo veremos. Lo que tenga que venir, vendrá y lo que venga lo disfrutaremos».

¿Qué se siente al asumir el mando de un barco tan emblemático como el Elcano?

Cuando recapacito que he sido nombrado comandante del buque escuela Juan Sebastián de Elcano son muchos los sentimientos que acumulo, pero si tuviera que quedarme con tres los resumiría en agradecimiento, ilusión y responsabilidad. Agradecimiento a la Armada y en especial al Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada por haberme designado para este mando. Soy consciente de los muchos oficiales, compañeros y amigos míos, que están altamente capacitados y cualificados para hacerlo, con lo cual todavía estoy más agradecido. Ilusión por volver a este barco y hacerlo como su comandante, lo que me permite mandar a una magnífica dotación compuesta por hombres y mujeres, grandes profesionales que están sumamente implicados con la misión de este barco, que podemos dividir en dos: contribuir de forma directa a la formación integral de nuestros oficiales alumnos y la representación de España en el exterior. Y responsabilidad porque sé lo mucho que se exige de este barco y de su comandante, tanto en lo marinero, con muchos días de mar por la proa en condiciones no siempre favorables, cuando no adversas, en la dirección y mando de la dotación durante dos años, en la formación de los guardiamarinas y en la labor de buque-embajada, sabiendo que seremos muy observados y que tenemos que mantener el listón muy alto.

Usted ha mandado el patrullero ‘Acevedo’, el cazaminas ‘Sella’ y la fragata ‘Álvaro de Bazán’ y Elcano es su primer destino como capitán de navío, ¿un gran reto?

Es un gran reto, pero créame que todos los mandos sin excepción lo son, pues, en mi opinión, son los destinos que mayor compromiso y entrega exigen a un oficial de la Armada. Y también los que más disfrutamos a pesar de que no están exentos de momentos duros y algún que otro disgusto.

Éste, por ser en el empleo de capitán de navío y por lo emblemático del buque, quizás lo sea aún más. Efectivamente, acabo de ascender en verano con lo cual ahora tengo la doble ‘L’ de prácticas, la del empleo de capitán de navío y la de comandante del barco (ríe). Pero espero que con la ayuda de la dotación me la quiten pronto.

¿El anterior comandante le ha dado algunos consejos?

Tuve la oportunidad y la suerte de estar dos semanas de periodo de ambientación, una en la mar y otra en puerto, conviviendo con el anterior comandante, el capitán de navío Victoriano Gilabert. Y fui testigo presencial de su liderazgo, solvencia, cualidades humanas y de su capacidad de trabajo. Por lo tanto, aprendí mucho viéndole, y esas dos semanas han sido fantásticas para poder iniciar el mando con más criterio y conocimiento. Además, efectivamente recibí muchos y variados consejos que con toda la humildad del mundo intentaré poner en práctica porque seguro que me ayudarán enormemente en el desarrollo del mando. Uno de ellos fue que el barco es muy marinero, muy noble pero que hay que cuidarlo mucho porque tiene ya 90 años.

Hizo usted el crucero de instrucción cuando estaba en el Escuela Naval Militar, ¿qué recuerda del mismo?

Pude realizar el crucero de instrucción como guardiamarina en el año 1989. Ha pasado mucho tiempo, pero de verdad que los recuerdos son muy intensos y no creo que yo sea una excepción, todo aquel que haya hecho el crucero en el ‘Juan Sebastián de Elcano’ los recuerdos que tiene son muy intensos y buenos.

Recuerdo la navegación y los muchos días de mar, algunos buenos y muy buenos, otros malos y muy malos, con abundante lluvia y viento. Recuerdo la navegación a vela, ese léxico tan característico que tiene y las maniobras tan exigentes, las muchas guardias que montamos, el horario tan apretado que era, las observaciones astronómicas del sol y las estrellas por la noche, los puertos que visitamos, el mundo que conocimos en esos puertos, algunos como Costa de Marfil a los que difícilmente se tiene la oportunidad de volver, la recepciones a bordo… Recuerdo muy especialmente las multitudes de visitas que recibíamos y cuando venían compatriotas nuestros que vivían en el extranjero que nos transmitían que volvían a sentir cerca a España y los españoles. Así me di cuenta de la importancia que tiene el Elcano como embajador de España, porque lo sienten los compatriotas que visitan el barco. Y luego recuerdo lo intensa y exigente que era la vida a bordo, con poca cabida para las comodidades y en ocasiones para la intimidad pero con mucha para el aprendizaje, el respeto mutuo y el compañerismo. Eso es lo que me gustaría contribuir a transmitir a los futuros guardiamarinas que embarquen.

El crucero te hace mejor. Mejor militar, mejor marino y también aumentó mi formación técnica, cultural y humana. En mi caso reafirmó y reforzó mi vocación militar y naval.

El buque comenzará su próximo crucero de instrucción en febrero, ¿cómo se lo plantea?

Pues si Dios quiere tendré por delante dos cruceros, uno por cada año de mando. El primero será el número 90 que está ya definido y planificado, a falta de la última aprobación. Este crucero en líneas generales será la vuelta a Sudamérica, pasando de Atlántico a Pacífico por el Estrecho de Magallanes y retornando al Atlántico por el Canal de Panamá, lo que implica visitar muchos puertos de Sudamérica.

Además, este crucero va a coincidir con la regata ‘Velas Latinoamérica 2018’, de grandes veleros buques escuela, con lo cual vamos a tener la maravillosa experiencia de coincidir, convivir, navegar y disfrutar en puerto con nuestros compañeros de los buques escuela de marinas tan queridas como son las de Iberoamérica.

El crucero en sí, como todos, tiene una planificación estándar que es un 75% de tiempo en la mar y un 25% en puerto. Lo que supone hacer un mínimo de dos, en nuestro caso serán tres, navegaciones de larga duración, es decir, de no menos de 20-25 días y tratar de navegar el máximo tiempo posible a vela. Con lo cual el crucero número 90 será muy atractivo, marinero y exigente, con seis meses de duración, de febrero a agosto.

¿Algún puerto que ya tengan seguro que van a tocar?

La regata que mencioné la organiza Chile y además cruzamos el Estrecho de Magallanes, con lo cual Punta Arenas y Valparaíso los vamos a tocar seguro. El resto están por decidir tanto los puertos como la fecha. Pero tocaremos seguro también alguno en la costa de Levante. Y, como siempre, al salir de Cádiz haremos parada en Canarias, en esta ocasión en Las Palmas.

Ya sabe que el Elcano es un barco muy gaditano, ¿ha podido comprobar en estos días el sentimiento de la sociedad de Cádiz por este buque escuela?

Sí y desde el primer minuto. En esa ambientación que le comentaba acabamos el 89 crucero de instrucción en Cádiz, con lo cual fui testigo de la llegada del Juan Sebastián de Elcano a la ciudad. Y me sorprendió el cariño con el que le recibe la gente. Me encantó. Después, ese fin de semana me quedé en Cádiz, pasee por la ciudad y pude ver que el Elcano está muy dentro de ella, en fotografías, hoteles, restaurantes, establecimientos. Lo pude vivir y además el comandante anterior ya me lo había dicho. Efectivamente hay una hermandad entre Elcano y la ciudad de Cádiz, que para el buque y la Armada es un motivo de orgullo y, por supuesto, de agradecimiento a la ciudad.

¿Qué hace el comandante del Elcano cuando no está en el barco?

Volviendo a la pregunta sobre los consejos recibidos de mi predecesor, otro de los que me dio y sobre el que además insistió mucho, fue que no dejara de aprovechar las tardes para conocer Cádiz. Exactamente me dijo para «patear Cádiz». Sus calles, sus avenidas, el Paseo Marítimo, sus jardines, sus edificios monumentales. Y pretendo hacerlo. Me convertiré en un usuario frecuente del tren de cercanías y voy a pasar las tardes recorriendo la ciudad. Trataré de salir con el Máster de la Ciudad de Cádiz (ríe). Esa ciudad alegre, siempre iluminada, bonita, marinera y extraordinariamente acogedora.

Y los fines de semana hasta Navidades si los cometidos, responsabilidades y compromisos del mando me lo permiten, cambiaré Cádiz por Madrid porque es dónde está mi familia. Claramente esa es la parte menos atractiva del mando y en ocasiones la más difícil, sobre todo para ellos que se quedan allí.

¿Qué espera de estos años al frente del buque escuela de la Armada española?

Estar a la altura de lo que exige un mando como éste, del buque más embemático, característico, conocido y entrañable de la Armada, por el que todos sus componentes sienten un cariño especial y que ahora nos toca a nosotros cuidar.

Además, comprometerme en las dos misiones fundamentales de este buque. Por un lado, contribuyendo firmemente a la formación integral, militar, marinera, técnica, cultural, social y humana de los oficiales alumnos, los caballeros y damas guardiamarinas. Y, por otro, actuando con humildad como embajada de España en el exterior, que toda la dotación se sienta partícipe, representando con dignidad y orgullo a España y a los españoles.

Y ya centrándome en los hombres y mujeres que conforman la dotación del Juan Sebastián de Elcano, que son unos magníficos profesionales con un gran nivel de compromiso, tratar de ser un buen comandante, darles el ejemplo que ellos se merecen, con compromiso, dedicación y entrega, pero también con disponibilidad y cercanía. Creando un buen ambiente de trabajo, alegre, agradable, en el que todos se sientan, porque lo son, necesarios e importantes, responsables de sus cometidos, con iniciativa y autonomía. Que estén orgullosos de pertenecer a la dotación del ‘Juan Sebastián de Elcano’ y a la Armada. Esos son mis objetivos, que no son pocos ni fáciles, pero asumo el reto con la ayuda de mi tripulación.

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