La Policía vigila la zona del tiroteo, ocurrido en agosto de 2011
La Policía vigila la zona del tiroteo, ocurrido en agosto de 2011 - l. v.
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Juzgan a un sicario que mató a una mujer en El Puerto por encargo de un clan rival

El procesado ejecutó a la víctima en la localidad gaditana, donde se había refugiado tras verse implicada en un tiroteo en Mérida

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La ruptura de una pareja que había conseguido unir a dos miembros de clanes rivales es el origen de un enfrentamiento armado en un barrio de Mérida en agosto de 2011, y que acabó teniendo repercusión en El Puerto.

Hasta la localidad gaditana fueron a buscar a una mujer que había huido por temor a represalias. Un sicario la ejecutó días después de su marcha en la puerta de su residencia portuense y en presencia de su marido.

Este asesino a sueldo será juzgado este lunes en la Audiencia Provincial. El fiscal solicita una pena de 18 años de prisión por un delito de asesinato.

Aunque el desenlace de este crimen se sitúa en la entrada del número 18 de la calle Alfarero de El Puerto, hay que viajar centenares de kilómetros hasta llegar a la barriada de San Lázaro, en Mérida para encontrar los antecedentes de esta historia.

El origen: una historia de celos

El 2 de agosto de 2011 estalló una fuerte discusión entre dos familias de etnia gitana que estaban enfrentadas. Según el auto de procesamiento dictado en esa investigación judicial, el detonante para que la mala relación desembocara en un violento tiroteo fue un gesto que uno de los clanes interpretó como una ofensa que había que desagraviar.

La madre de un joven que se había separado recientemente, se paseó del brazo de su nueva nuera embarazada cerca del domicilio de la expareja de su hijo.

La noche del 2 de agosto los dos clanes se enfrentaron. Una anciana de 71 años y uno de sus hijos cayeron abatidos en la barriada; una tercera víctima moría en el hospital. La Policía Nacional realizó una docena de detenciones.

Entre los arrestados estaba Bernardina Montoya, que quedó en libertad a los pocos días aunque con la obligación de personarse cada quince días en los juzgados.

Esta mujer, relacionada con la familia de la chica y que había causado tres muertes en el otro bando, huyó de Mérida y se refugió con su marido y sus hijos en El Puerto.

No fue la única, decenas de miembros de ese clan también salieron de Extremadura. La Policía tuvo que tapiar las ventanas de sus casas para evitar que fueran desvalijadas.

El 2 de septiembre, cuando se cumplía un mes del tiroteo mortal en San Lázaro, un hombre que había estado vigilando su residencia durante horas, le dio muerte con un disparo en el cuello.

El acusado es un especialista en el cobro de deudas de traficantes

El fiscal recoge en su escrito de acusación, que el acusado Julio B.G. se acercó a la víctima y a su marido cuando los vio llegar al chalé que había alquilado sobre las 20 horas. Se aproximó por detrás y disparó a la mujer, que murió al instante.

En el momento de los hechos, familiares de Bernardina se encontraba dentro de la casa pero no llegaron a salir. Según una vecina intentaron proteger a los niños pasándolos por encima de la tapia a la vivienda de al lado.

La víctima fue ejecutada de la misma manera que había fallecido la anciana de 71 años muerta en el tiroteo de Mérida. Ella había sido disparada también por detrás cuando abandonaba la vivienda del patriarca del clan familiar. Un único disparo y en la cabeza.

Julio B.G. fue arrestado tres meses después de ejecutar presuntamente a Bernardina en su localidad de residencia, Gavá (Barcelona). La Policía explicó entonces que el ahora procesado era un especialista en el cobro de deudas entre traficantes morosos y había sido contratado por el clan rival.

El tribunal de la Sección Cuarta será el encargado de juzgar a Julio B. G., que sigue en prisión preventiva.

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