Renault Sevilla

El viaje a París de la primera caja de cambios de Renault Sevilla: esta es la historia

El ingeniero aeronáutico Manuel Galnares lo vivió en primera persona hace 60 años

Manuel Galnares durante la entrevista M. J. OLMEDO

E. FREIRE

La fábrica sevillana de Renault produce más de un millón de cajas de velocidades al año y emplea a 1.300 trabajadores. Como planta de la marca del rombo, nació en el año 1965 y en este medio siglo largo se ha consolidado como uno de los principales pilares de la industria local y regional. Pero la Renault de San Jerónimo , el barrio donde siempre ha estado implantada la factoría, tiene una prehistoria escrita por un grupo de amigos sevillanos, ingenieros, banqueros, pilotos militares y civiles y alguna marquesa, que se relacionaban en el Real Aero Club.

Uno de sus protagonistas es Manuel Galnares, ingeniero aeronáutico nacido «el año de la República» , como se apresura a apuntar, que en su última etapa ha sido un destacado empresario de concesionarios al mando de Syrsa Automoción. Galnares vivió en primera línea las peripecias — alguna muy luctuosa—, las gestiones y los años de intenso trabajo que determinaron que la Renault mantuviera en Sevilla su factoría española de cajas de cambio; y que no se la llevara a Valladolid o Palencia, donde estableció sus plantas de producción de coches.

El equipo directivo de ISA en el año 1957. Un joven Manuel Galnares aparece de pie en la quinta posición por la izquierda ABC

El ingeniero de 86 años recuerda, como si fuera ayer, aquella primera caja de cambios fabricada en Sevilla, que se entregó a la compañía en 1958 para montarla en un coche Renault. Ahora se cumplen, por tanto, 60 años de aquel primer hito. La pieza, «una caja puente que llevaba incorporado piñón de ataque, corona y grupo diferencial», la hizo un proveedor sevillano, Industrias Subsidiarias de Aviación (ISA), que había firmado un contrato con la multinacional automovilística francesa para producir este componente fundamental del engranaje de los coches. ISA había nacido en 1938 como fabricante de recambios para la aviación y motores de motocicletas. El acuerdo con Renault lo habían sellado dos ingenieros y pilotos: Francisco Galnares Sagastizábal y Fernando Medina Benjumea, director técnico y consejero delegado de ISA, respectivamente, que formaban parte de ese grupo de fundadores de la compañía.

«La primera caja de cambios completa que fabricamos la enviamos a París para que nos la homologara la casa Renault. La montamos en un modelo Dauphine para hacer las pruebas finales de carretera y en ese coche nos llevaron a mí y a otro ingeniero que venía conmigo, Domingo Velasco, al aeropuerto para coger el vuelo de regreso a Sevilla», recuerda Manuel Galnares, hijo de Francisco, que dirigió ISA entre 1961 y 1981. Tras conseguir la validación técnica de este primer prototipo, en 1959 empezó en Sevilla la fabricación en serie de cajas de cambio para Renault, primero en la factoría de ISA en San Jerónimo.

Un operario de la antigua ISA manipula una caja Wilson. Al fondo se ven las cajas de Rernault ABC

Un suceso fatal impidió la entrega de la primera caja producida en serie al consejo de administración de la antigua FASA Renault. La cita estaba fijada para el 31 de abril de 1959 en Madrid, pero dos días antes fallecieron en accidente de aviación Francisco Galnares Sagastizábal y Fernando Medina Benjumea en un vuelo Barcelona-Madrid. La muerte de los dos ingenieros que pilotaban ISA fue un mazazo.Manuel Galnares y Javier Benjumea Puigcerber (el fundador de Abengoa) tuvieron que hacerse cargo luego de dirigir la factoría.

Esta etapa duró hasta 1965, cuando Renault, que tenía unos ambiciosos planes de desarrollo en España, decidió duplicar la producción. «En 1965 entregábamos 50.000 cajas y la marca quería que llegáramos a 100.000. Este reto exigía fuertes inversiones», narra Manuel Galnares. Finalmente se acordó la venta de la planta de ISA a Renault, con lo que se consiguió asegurar que la producción de cajas se quedara en Sevilla . «Fue la mejor solución. Nos pagaron lo que costaba, lo que valía. No discutimos», recuerda el ingeniero. «Entonces teníamos 1.400 trabajadores en ISA y la mitad de la plantilla se quedó en San Jerónimo, ya bajo el mando de Renault. La otra mitad se vino a una nueva fábrica de motores y motocicletas que construimos en solo seis meses en el Polígono Calonge manteniendo otras licencias, como Guzzi, Wilson o ZF», explica Manuel Galnares.

Foto actual de un trabajador de la Reanult junto a un robot colaborativo ABC

La Renault contemporánea tiene una plantilla similar a la de ISA hace 50 años , pero el sistema productivo es muy distinto. La digitalización, los robots auxiliares, los carros filoguiados, que evitan las tareas más pesadas a los operarios, la han convertido en una industria 4.0, de vanguardia. En toda su historia, ha fabricado casi 28 millones de cajas. La precisión de los componentes se mide ya en milésimas de milímetro, los materiales son menos pesados y más duraderos, el aumento del número de velocidades consigue recortar el consumo y el ruido. Sin embargo, hay cosas que no cambian: «La técnica ha cambiado poco. Se ha perfeccionado la filosofía, pero el esquema es el mismo», señala el ingeniero Galnares.

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