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Las promesas proteccionistas de Trump podrían afectar a las exportaciones españolas | Vídeo: Así es Donald Trump - ABC

La victoria de Trump pone en vilo a las empresas españolas

EE.UU. es el principal mercado para España fuera de la UE y representa un alto porcentaje de la facturación de muchas empresas del Ibex. Las promesas proteccionistas del candidato republicano han disparado todas sus alarmas

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La grave crisis económica que vivió España en los últimos años hizo que muchas empresas se lanzaran a la conquista de nuevos mercados, entre ellos Estados Unidos. La victoria de Trump influirá en buena medida su futuro a medio plazo allí. No hay que perder de vista que el mercado norteamericano supone, al menos, un 20% de la fuente de generación de ingresos para seis compañías del Ibex-35. Grifols, por ejemplo, obtiene más de un 60% de sus beneficios entre Estados Unidos y Canadá. Empresas como Viscofan, Acerinox o Ferrovial, son otras de las compañías que más relación tienen con el país norteamericano, ya que cerca de un tercio de su cifra de negocio se genera en ese país, según datos recopilados por XTB.

Desde la CEOE, su director de relaciones Internacionales, Narciso Casado, recuerda que «Estados Unidos es el principal socio comercial de España fuera de la Unión Europea. Este mercado representó en 2015 el sexto destino de las exportaciones españolas de bienes, un 4,5% del total, y es el quinto proveedor de España ya que algo más del 4,3% de las importaciones españolas procedieron de Estados Unidos el año pasado. A lo anterior se le añade que Estados Unidos fue el primer inversor en España en 2014 en términos de stock con el 14,4% del total y, con el 16%, es el primer destino de la inversión externa española».

En lo que va de año, entre enero y julio, las exportaciones españolas a Estados Unidos alcanzaron un valor de 6.721 millones de euros, lo que supuso un aumento del 2,1% respecto al mismo periodo del año anterior. Los sectores que más han crecido han sido los bienes de equipo y los alimentos, con alzas del 18,7 y del 17,9% respectivamente.

Política y empresa

En cuanto a los empresarios, de todos es sabido que no les gusta nunca decantarse por un color político u otro ya que su labor es trabajar y entenderse con el que ocupe el poder en cada momento, pero los resultados de estas elecciones son una excepción.

A nadie se le escapa que el discurso proteccionista y de defensa del «made in America» realizado por el candidato republicano, Donald Trump, está completamente en contra de la apertura comercial que tanto ha beneficiado a las empresas extranjeras que están instaladas allí, entre ellas las españolas.

Y como las empresas prefieren mantenerse neutrales en el siempre espinoso terreno de la política en víspera electoral es casi obligado preguntarle a los ejecutivos a nivel individual. Gonzalo García, presidente y director de USEC (USSpain Executives Community, una asociación que representa a altos ejecutivos españoles), asegura desde Washington que la opinión mayoritaria de sus asociados es favorable a la continuidad en el Gobierno de la Casa Blanca, y por tanto apuestan de manera mayoritaria por la candidata Hillary Clinton. El hecho no es casual. La alternativa, Donal Trump, «sería muy perjudicial ya que, para empezar, es un defensor de implantar medidas proteccionistas, lo que supone abolir tratados como el NAFTA y que los que están en vías de negociación, como el TTIP, tengan un futuro más que incierto, cosa que no beneficia a las empresas extranjeras instaladas en Estados Unidos ni a las que puedan venir. No obstante, hay que tener en cuenta que en la campaña electoral en Estados Unidos se prometen muchas cosas que luego no se pueden poner en marcha, ya que aquí el Congreso tiene mucho poder, como se ha visto durante el mandato de Obama, que tras ocho años no ha logrado cerrar Guantánamo pese a que fue una de sus propuestas estrella durante su campaña electoral», asegura García.

Hay que recordar en este punto que el tratado comercial Nafta afecta también a Latinoamérica y a México, dos zonas en las que están muy presentes BBVA, Banco Santander o la constructora OHL.

Por su parte Iván Delgado, socio responsable de la oficina de Nueva York del bufete Pérez-Llorca, presente en el país desde hace 20 años, considera que «el impacto de las elecciones será probablemente mayor en aquellos sectores que importan bienes y servicios a EE.UU., como el textil o el alimentario. Si el impacto es positivo o negativo dependerá de la política de comercio exterior que adopte el nuevo gobierno. El cuestionamiento por parte de Trump de los tratados de libre comercio hace pensar que su victoria podría afectar en mayor medida y de forma negativa no solo a las empresas españolas sino a las de otros países, dependiendo de las barreras o limitaciones que finalmente se impongan».

16.000 millones de euros

El «made in America» que propugna Trump será terrible para las empresas extranjeras en general pero, en especial, para las energéticas y de infraestructuras que trabajan en Estados Unidos desde hace años de manera tan solvente que no paran de ganar adjudicaciones de obras. Es el caso entre otras de Iberdrola y Gamesa en el sector de las energías renovables y de OHL y ACS, entre muchas otras en el sector de la construcción. En el periodo 2012-2015 las empresas españolas consiguieron contratos de obras y servicios por un valor total de 16.000 millones de euros.

El máximo responsable de Pérez-Llorca en Estados Unidos asegura que «las empresas españolas de infraestructuras tienen muy buena reputación aquí, así como buenos proyectos en marcha. Se trata de un sector con mucho potencial que seguirá incrementado la presencia de empresas españolas en los próximos años y en el que nosotros, desde la oficina de Nueva York de Pérez-Llorca, estamos muy activos».

También están presentes en el país de las barras y estrellas Viscofan, Deoleo, Ebro Foods, Talgo, CAF, NH y Meliá. Otras sociedades no cotizadas pero que también iniciaron hace años la aventura americana son Gestamp, Mecalux, Ficosa, Fagor, Tubacex, Mango y Freixenet.

Hillary Clinton se había demostrado firme defensora de la «clean energy», y no sólo por la cuestión de luchar contra el cambio climático, sino también por la oportunidad que supone para la generación de empleo en su país, como lo demuestran los datos. La costa oeste del país está mucho más avanzada en este campo, frente a un centro del país mucho más centrado en el petróleo pese a tener mucha capacidad para desarrollar otro tipo de energías limpias, entre ellas la solar. Trump, por el contrario, se ha mostrado cercano al lobby petrolero y dispuesto a autorizar nuevos pozos.

Detroit, ejemplo de declive

Trump ha hecho campaña durante todos estos meses enarbolando la bandera de América, en el sentido de que dejar entrar a empresas extranjeras sería en detrimento de la actividad de las americanas, y ha puesto como ejemplo la crisis de la ciudad de Detroit, un ejemplo palpable de la descapitalización del sector industrial americano.

En materia de trabas, siempre un cuello de botella para las empresas extranjeras que quieren instalarse en un país, y al contrario de lo que pudiera parecer, también existen en Estados Unidos, sobre todo en el marasmo de los 50 estados que lo componen, pese a que, de entrada, se dan facilidades para constituir empresas y el trámite es muy rápido, según destaca cada año el Banco Mundial en su informe «Doing business».

Por su parte Íñigo Asanio, cofundador de la consultora Elcano International Expansion asegura también desde Washington que «el sentimiento mayoritario de la comunidad empresarial española en Estados Unidos es favorable a Hillary Clinton» aunque matiza que «aún quedan muchas cosas que mejorar en la relación entre las empresas españolas y la Administración norteamericana ya que, por poner un ejemplo, las aceitunas que se importan de España son inspeccionadas casi una a una en las aduanas, lo que no es normal. Otro caso claro es el sector del automóvil, que tiene unas especificaciones técnicas muy diferentes de las españolas, lo que añade mucha dificultad para las empresas a la hora de exportar componentes a este país».

Cerdo ibérico en el Midwest

Los productos alimenticios es otra de las bazas que juega España en Estados Unidos, de la mano de importantes chefs que no han dudado en hacer campañas a favor de las bondades de los alimentos «made in Spain». Pero en este terreno sigue habiendo aún dificultades ya que, por ejemplo, una de las estrellas de nuestra gastronomía, como es el jamón ibérico, aún cuesta encontrarla en las tiendas norteamericanas por los problemas a la hora de importarlo, ya que las autoridades norteamericanas exigen una certificación de las instalaciones donde se ha criado y sacrificado a los cerdos, lo que dificulta enormemente el proceso. Hasta tal punto es difícil que hay una start-up española que ha llevado cerdos ibéricos a ese país para criarlos y producir el jamón allí, aunque el proyecto está aún en fase embrionaria.

Una prueba del retraso que lleva España en esta materia es que hace años que el «prosciuto» italiano está presente en las estanterías de las supermercados de manera regular, por no hablar de la iniciativa relativamente reciente de las megatiendas gourmet «Eataly» en las principales ciudades del país, donde se pueden comprar productos y también degustarlos ya que tienen varios restaurantes dentro. Puro marketing a base de materia prima de calidad italiana que bien podría haber sido una iniciativa española, lo que demuestra que aún queda mucho camino por recorrer para las empresas españolas en Estados Unidos.

Guerra abierta contra Trump

Unas declaraciones del candidato republicano, Donald Trump, en contra de los hispanos desató no solo las iras de esta importante comunidad en Estados Unidos, sino que un hispano destacado, el cocinero español José Andrés, le ha declarado la guerra. El famoso cocinero, autor de varios libros, presentador de éxito de televisión y recientemente premiado por Barack Obama por su labor humanitaria a través de su fundación, ha renunciado a abrir un restaurante en un hotel de lujo que acaba de inaugurar Donald Trump en los alrededores de la Casa Blanca y, además de «declinar» el asunto del restaurante ha interpuesto varias demandas contra él por haber insultados a los hispanos, que han tenido la correspondiente réplica por parte de Trump.

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