Imagen de una sucursal de Novo Banco
Imagen de una sucursal de Novo Banco - EFE

El Santander se retira de la carrera para comprar Novo Banco

El Banco de Portugal recibe cuatro candidaturas: el luso BPI (participado por Caixabank en un 44%) y tres fondos norteamericanos de capital riesgo

CORRESPONSAL EN LISBOA Actualizado: Guardar
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La fecha límite para presentar propuestas de compra de Novo Banco ha expirado y el Banco de Portugal registra cuatro candidaturas: la entidad local BPI (participada en un 44% por Caixabank, en tanto se despeja o no el camino para su OPA por el 100%) y los fondos estadounidenses de capital riesgo Lone Star, Centerbridge y Apollo.

Había otros dos aspirantes que solicitaron la información pertinente, pero finalmente se retiraron tanto el Santander como el luso BCP, que tiene en manos del Sabadell un 5,07% de su paquete accionarial. Se abre ahora un periodo de valoración de los pliegos enviados, por lo que posteriormente deberá tomar una decisión el Banco de Portugal.

La marcha atrás del Santander se interpreta como un síntoma de preocupación en los círculos financieros de Lisboa, dado su peso en el país vecino tras convertirse en el primer banco por beneficios.

Pero la operación arroja sombra de duda incluso para las propias autoridades, conscientes de lo mucho que está en juego. Cualquier traspaso por debajo de los 4.900 millones de euros significará un coste para Portugal, a través del Fondo de Resolución creado cuando quebró el Espírito Santo en agosto de 2014.

El proceso todavía puede extenderse varios meses porque el Gobierno socialista de António Costa quiso asegurar que no se realizase de forma precipitada y alargó el plazo para la determinación final hasta agosto de 2017, si es que no se tuercen los planes y se opta por otra vía.

El sistema financiero portugués aún no ha digerido del todo lo sucedido con el Banif (Banco Internacional de Funchal), cuyos activos saneados se encuentran en poder del Santander por 150 millones de euros, una cantidad considerada menor.

Sin duda, se trata de los problemas más graves por los que atraviesa la economía portuguesa, señalada por el ministro alemán de Finanzas esta semana. Y es que deslizó la posibilidad de un segundo rescate, que se añadiría al solicitado en 2011 por el entonces primer ministro, José Sócrates.

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