El primer ministro italiano Paolo Gentiloni habla en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros reunido hoy
El primer ministro italiano Paolo Gentiloni habla en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros reunido hoy

Italia destinará hasta 17.000 millones para rescatar a dos de sus bancos

El gasto inmediato en liquidar Banca Populare di Vicenza y Veneto Banca será de 5.000 millones

CORRESPONSAL EN ROMA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Presionada por la UE y el Banco Central Europeo, Italia, la tercera economía de la Eurozona, ha tenido que adoptar con urgencia medidas que llevan aparejadas una inyección de más de 5.000 millones de dinero público para apuntalar su frágil sistema bancario y salvar dos bancos de la región de Véneto, entre las más ricas y productivas del país.

«Ha sido una decisión importante, urgente y necesaria a favor de los depositantes y de las economías del territorio, para evitar una quiebra desordenada», dijo el primer ministro, Paolo Gentiloni, tras la decisión del Gobierno italiano, reunido ayer en un consejo de ministros extraordinario, para salvar a dos entidades en grave crisis desde hace años: Banca Popolare di Vicenza y Veneto Banca.

El ministro de Economía, Pier Carlo Padoan, ofreció en rueda de prensa, junto al jefe del gobierno, los detalles económicos. El Ejecutivo moviliza hasta 17.000 millones como garantía, de los cuales 5.200 se desembolsan de inmediato para cubrir potenciales pérdidas de los dos bancos vénetos. Esta decisión del Gobierno italiano, que preparó contrarreloj un complicado decreto ley, significa que desde hoy las entidades y sus empleados forman parte de Intesa Sanpaolo, el primer banco del país, que ha pagado el precio simbólico de un euro, la misma cantidad que desembolsó Banco Santander por Popular. Formarán parte de Intensa los créditos «buenos», las oficinas que sobrevivan y la estructura comercial.

Creación de un banco malo

Además, Intesa anunció que no estaba dispuesta a correr ningún riesgo legal. En cambio, los créditos deteriorados pasarán a formar parte de un banco malo, que sería propiedad del Estado. Como parte del acuerdo, Intesa Sanpaolo, el banco mejor capitalizado del país, dedicará 4.800 millones para nuevos préstamos a los clientes en la región del Veneto. El decreto ley debe ser votado ahora en el Parlamento en un plazo de 60 días.

La liquidación, a la que se llega después de duras negociaciones de Italia con la UE, implicará una reestructuración de plantilla, que supondrá el cierre de unas 600 sucursales (los dos bancos vénetos cuentan con más de 6.000) y el despido de al menos 4.000 empleados, algunos de ellos de Intesa Sanpaolo. Entre los tres bancos sumarán más de 100.000 empleados.

El ministro Padoan se esforzó por hacer ver que el dinero que ha de inyectar el Gobierno en la operación «son recursos ya financiados», por lo que no tendrán impacto en la deuda pública, cuya cifra es ya astronómica, concretamente 2,3 billones, el 133% del PIB. El dinero que ahora pone el Estado forma parte de los 20.000 millones que en 2016 el Gobierno aprobó con un decreto ley para afrontar la crisis bancaria, en particular la quiebra de Monte dei Pasqui di Siena (MPS). Se supone que esa cantidad será superada ampliamente, porque a los rescates del banco de Siena y los dos vénetos hay que añadir otros cuatro salvados en noviembre del 2015: Banca Marche, Carife, Carichieti y Etruria.

En cualquier caso, el hecho de que Italia haya empleado dinero público no ha gustado a Alemania y a otros países europeos. También en Italia ha habido muchas críticas. Cuando en la rueda de prensa se suscitó este asunto, el ministro de Economía manifestó que «el Gobierno ha utilizado las reglas europeas de la mejor forma posible. No había otra alternativa».

El país aplica sus normas

Tras su larga negociación, Italia ha logrado que Bruselas y las autoridades bancarias europeas le permitieran salvar a los dos bancos con las normas italianas y no con las reglas europeas del bail-in (rescate privado), que entró en vigor en enero 2016.

Al final ha pesado la delicada situación italiana, tanto desde el punto de vista de la fragilidad del sistema bancario, como la posible inestabilidad política. El país está a las puertas de unas elecciones generales, que al máximo se celebrarán dentro de ocho meses, si no se adelantan, con la perspectiva de un Parlamento muy fraccionado. Se ha querido proteger a miles de depositantes y acreedores para evitar un escándalo con graves consecuencias políticas. La crisis bancaria en Italia es usada desde hace tiempo por los partidos populistas como el Movimiento 5 Estrellas y la xenófoba Liga Norte, muy influyente en el Veneto.

De todas formas, si bien los depositantes no sufren ningún riesgo porque quedan garantizados sus depósitos, el desastre de la pésima gestión de estos bancos ha arruinado a millares de accionistas. Hasta no hace mucho, el exprimer ministro, Matteo Renzi, y su ministro Padoan hablaban de la «solvencia y solidez de la banca italiana». Eso hizo confiar a 208.000 accionistas de ambos bancos, que paulatinamente han visto perder los ahorros de toda una vida: Sus acciones pasaron de valer 62 euros o 48 euros hasta los 10 céntimos.

Ver los comentarios