Rajoy media en la guerra familiar por el control de El Corte Inglés

El presidente del Gobierno pide personalmente a Dimas Gimeno llegar a «un acuerdo amistoso cuanto antes»

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María Jesús Pérez

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Entendimiento por el bien de la plantilla, de los accionistas y de la marca España. Es lo que personalmente ha pedido estos últimos días el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al propio presidente del grupo El Corte Inglés, Dimas Gimeno. Según ha podido saber ABC, ante la avalancha de informaciones sobre las disputas internas que se vive en la cúpula de la compañía, Rajoy ha mantenido varias conversaciones esta última semana con Gimeno, al que le ha trasladado su máxima preocupación, dada la trascendencia de todo lo filtrado a los medios, tanto de un bando como del otro, lo que podría poner en peligro la buena marcha de la empresa y, por extensión, los más de 100.000 empleos directos e indirectos que mantiene el grupo. El deseo del presidente del Ejecutivo es mantener intacta la «marca España» de una de las compañías más emblemáticas del país, por lo que llama a la sensatez de todos los consejeros y espera que «lleguen a un acuerdo amistoso cuanto antes».

Una y otra familia dicen buscar lo mejor para el grupo y honrar el legado del anterior presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, fallecido el 14 de septiembre de 2014, pero lo cierto es que sus diferencias podrían dañar precisamente la buena reputación nacional e internacional de la compañía y torcer sus números y el futuro de negocio que parece despejarse tras casi siete años de esfuerzos por la crisis. No en vano, recientemente, en unas jornadas organizadas por la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE), el propio presidente de El Corte Inglés aseguraba que el último ejercicio para el grupo fue de «crecimiento en ventas, de beneficio a doble dígito, y lo que es más importante, también de crecimiento de ebitda». Hoy, el negocio «va bien y va a seguir yendo bien», dijo entonces rotundo Gimeno. En los últimos resultados presentados oficialmente por la compañía, cerrados a 28 de febrero de 2017, logró un incremento del beneficio neto del 2,4%, hasta situarlo en 161,8 millones de euros (esta cifra es la más alta de los últimos tres ejercicios), mientras que el beneficio bruto de explotación (ebitda) creció un 7,5%, hasta alcanzar los 981 millones.

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Estalla el conflicto

Pues bien, a pesar de los buenos resultados, como los calificó Gimeno, en el seno interno de la compañía no hay unanimidad en considerarlos como tal ni en la estrategia futura a seguir, ni en las propuestas del presidente que, por ejemplo, ha criticado en varias ocasiones la falta de independientes en el consejo de administración y la poca regularidad en las reuniones tanto del consejo como de la comisión delegada.

Fuentes conocedoras de la situación, próximas a ambas partes, explican que si bien el conflicto entre el presidente y las hermanas Álvarez Guill –Marta y Cristina (hijas del difunto Isidoro Álvarez)–, estalló el pasado mes de octubre, era una situación que se veía venir desde el mismo momento en el que el propio Isidoro había decidido preparar personalmente a su sobrino Dimas Gimeno para sucederle al frente de la empresa.

La falta de entendimiento por la forma de llevar el negocio de Gimeno desde que Isidoro falleciera terminó por estallar pues en octubre de 2017, cuando se decidió en consejo quitarle todas las funciones ejecutivas y que estas pasaran a manos de dos nuevos consejeros delegados: Víctor del Pozo y Jesús Nuño de la Rosa, que también fueron nombrados como miembros de la Fundación Ramón Areces, el mayor accionista del grupo con el 38% del capital. En aquel momento, Gimeno se vio prácticamente obligado a asumir la decisión del consejo de administración para no perder la presidencia de forma inmediata, pero después decidió plantar cara a sus primas y al resto de consejeros que les apoyaban para seguir con sus planes al frente del grupo.

Ya desde octubre se conocieron las intenciones de las hermanas Álvarez, que empezaron a buscar el voto de la mayoría de los consejeros (la mitad más uno de los diez, según sus estatutos) para lograr destituir a Gimeno por un candidato que parecía cantado: Manuel Pizarro, consejero independiente del grupo El Corte Inglés. Si bien, las fuentes consultadas aseguran que Pizarro ha puesto también sus condiciones: ser ejecutivo y no tener a dos consejeros con las mismas funciones para evitar la misma situación que vive desde octubre el propio Gimeno.

Los tiempos también se pactaron. Se buscaría su cese como presidente del consejo de administración a finales de mayo (previsto en principo para el próximo día 30) –si bien hubo un momento en que se pensó ya en marzo– para posteriormente votar su relevo como presidente en la próxima junta de accionistas, que la compañía celebra tradicionalmente el último domingo del mes de agosto.

Y es que hasta apenas hace un par de semanas, para lograr la luz verde del consejo, las hermanas Álvarez aún tenían que convencer a los directivos más veteranos, aquellos que fueran «delfines» de su progenitor, Florencio Lasaga (84 años) y Carlos Martínez Echavarría (83 años), que no estaban convencidos de que Gimeno dejara de llevar definitivamente el timón del grupo. Ambos, en memoria de su gran amigo, querían evitar además por todos los medios una ruptura definitiva en la familia, especialmente antes de que ellos mismos dejen sus «asientos». Sus mandatos vencen en agosto.

Sin embargo, ante tanta especulación en los medios y tras las demandas interpuestas por la familia más allegada de Gimeno (su madre y su tío, hermanos de Isidoro), y con la ayuda de los dos consejeros delegados ejecutivos, parece que han logrado convencerles para que estén a favor a día de hoy de «despedir» al presidente.

Fuentes próximas a las hermanas Álvarez aseguran que ya cuentan con el respaldo del 70% de El Corte Inglés y de ocho de los diez votos posibles en el consejo de administración. Dicen contar con la Fundación Ramón Areces, primer accionista con un 37,39%; de Cartera de Valores IASA, con otro 22,18%; de Cartera Mancor, con un 7%, y de otro 2,5% de la familia García Miranda. Mientras, el fondo de Qatar, que en julio será tenedor del 14% de la compañía, se mantiene neutral.

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Demandas y auditoría

Pero el ambiente se ha ido enrareciendo aún más con la aparición de forma paralela al enfrentamiento en el seno de El Corte Inglés de, por un lado, la revisión del sistema de seguridad, pedida por el presidente de la comisión de auditoría, Manuel Pizarro, a instancias de Gimeno y, por otro, por varias demandas contra las hermanas Álvarez en relación con la Cartera de Valores IASA (Isidoro Álvarez. S.A.), la sociedad patrimonial que comparten los herederos. Así, María Antonia Álvarez, madre de Dimas Gimeno y su tío César Álvarez interpusieron tres demandas –y otra más ahora en curso– contra Marta y Cristina Álvarez. Cada uno de ellos presentó una demanda por una reducción de capital en IASA de 121 millones a 50.000 euros, la madre de Gimeno presentó otra por discrepancias en la herencia y ahora ambos han impugnado las últimas cuentas de sociedad, denunciando supuestas irregularidades.

Por último, se está a la espera del resultado de la auditoría sobre el área de seguridad por presunto fraude en el cargo del responsable, que será presentada en el próximo consejo, donde también podría anunciarse el cese del presidente como consejero... si no se llega antes a un acuerdo amistoso tal y como ha pedido el presidente Rajoy.

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