El BCE presenta un embrión de bono europeo con el «no» de Berlín

Los SBBS permitirían a los bancos separar el riesgo de la deuda de los estados de su balance

Sede central del Banco Central Europeo (BCE)en Fráncfort REUTERS
Rosalía Sánchez

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El primer proyecto de deuda europea está ya sobre la mesa. El presidente del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (CERS), Philip Lane, ha presentado esta semana el resultado de dos años de investigación sobre la posibilidad de cuadrar el círculo, de seguir avanzando en la unión bancaria y en la integración financiera de Europa y respectando al mismo tiempo la férrea negativa alemana a cualquier iniciativa que huela a «mutualización de la deuda». La respuesta aparece en forma de un bono de titulización de deuda soberana europea que, según defiende el BCE, tendría un riesgo bajo y evitaría la mutualización de la deuda en la zona del euro.

Simplificando mucho el concepto, se trataría de que cualquier institución pública o privada pudiese empaquetar y vender deuda soberana de los Estados del euro, de forma que en cada paquete se incluyera deuda de cada país en la misma proporción en la que cada país participa en la zona euro. Ese producto sería puesto en el mercado independientemente de la deuda que emiten los países por su cuenta y supondría, según sus creadores, «una opción atractiva e interesante de diseñar un activo de bajo riesgo para todo el área sin romper el principio de que cada país se responsabilice de su deuda».

La idea es que el dinero no se refugie en los países Triple A

Los padres de la criatura se niegan en redondo a utilizar el término «eurobono» por sus connotaciones negativas para los alemanes, de modo que hablan de Sovereign Bond-Backed Securities (SBBS). Estaría compuesto por deuda de los países de la zona del euro en base a su cuota de capital en el Eurosistema y tendría tres tramos. El tramo más seguro, denominado «senior» tendría un volumen del 70%, el tramo intermedio, «mezzanine» del 20% y el de más riesgo, «junior», del 10%. Los tramos mezzanine y junior, con contratos de diseño más sencillo, serían los que absorberían las pérdidas en caso de un impago y estarían en manos de inversores no bancarios que buscan rendimientos más altos y tienen capacidad para soportar el riesgo adicional. El bono senior, el que quedaría en manos de los bancos, sería muy seguro y solo se vería afectado por pérdidas en caso de que cinco países (Grecia, Chipre, Portugal, Italia y España) no pudieran pagar.

Su principal ventaja para los bancos es la ayuda que supondría para separar el riesgo de la deuda de los estados del sistema bancario. Durante la última crisis quedó en evidencia que la crisis de la deuda de un país constituía una amenaza para todo el sistema. Este producto permitiría sacar deuda del balance de los bancos, rompiendo ese peligroso vínculo, y aumentar el volumen de créditos que pueden conceder. Pero va a ser necesario bastante más que evitar la palabra eurobono para convencer a los socios europeos.

Su principal ventaja para los Estados es que no volvería a ocurrir, explica uno de los diseñadores, Markus Brunnermeier, eso que vimos durante la última crisis, un flujo de capital hacia los países de deuda triple A (Alemania, Holanda y Luxemburgo) que descapitalizaba el resto de la zona euro. Y en todo caso, según la propuesta, si un país pierde el acceso al mercado ya no estaría en la cartera, al tiempo que cada gobierno sigue emitiendo y sirviendo sus propios bonos.

Por el momento, un grupo franco-alemán de 14 economistas se ha pronunciado a favor del proyecto, incluido el nuevo presidente del Instituto IFO de Múnich, Clemens Fuest. Sus defensores quisieran presentar una propuesta en Bruselas en otoño que implicaría modificaciones regulatorias porque la actual ponderación de riesgo del 15% para los bonos gubernamentales no estaría justificada para los SBBS senior, pero el tiempo juega en contra. Uno de los principales aliados de los SBBS, el italiano Mario Nava, deja la Comisión para pasar al regulador Consob y las elecciones europeas de 2019 pueden dar lugar a otra constelación en la que partidos nacionalistas o abiertamente antieuropeos ganen peso en la cámara. Y por supuesto están las reticencias alemanas.

La posición de Alemania

El economista jefe del Ministerio de Finanzas alemán, Ludger Schuknecht, expresa un rechazo que calcificará en el Eurogrupo, alegando que es «una construcción que puede funcionar en los buenos tiempos pero que aumentará los problemas en contexto de crisis». «Lo que pasará en tiempos de dificultades es que el Estado con mayores problemas financieros determine la calificación de todo el paquete», dice también el experto financiero Levin Holle, experto en política financiera de la Hacienda alemana. El Consejo Asesor de Expertos en Desarrollo Macroeconómico, un grupo de economistas que asesora al gobierno de Berlín más popularmente conocido como los «Cinco Sabios», también ha expresado excepticismo en su último informe, anotando que, incluso en el caso de que las deudas no se comunitaricen, existen «riesgos implícitos de responsabilidad» y advirtiendo que «la creación de SBBS sin privación simultánea debe ser estrictamente rechazada», en referencia al cambio de regulación que exige el proyecto, de forma que la exigencia de capital para los bancos que tengan un bono soberano o un bono de titulización de deuda soberana sea la misma. Los sabios consideran además que las instituciones públicas estarían sometidas demasiada presión en situación de crisis por lo que solo deberían manejar los SBBS los actores privados.

«Generamos confianza en la unión monetaria reduciendo los riesgos y aplicando la normativa existente», dice el portavoz del Ministerio de Finanzas de Berlín, Dennis Kolberg, «la responsabilidad y el control no deben desmoronarse». Kolberg insiste en que el SBBS «podrían afectar al funcionamiento de los mercados de bonos y aumentar el coste de las finanzas públicas». »Si hubiese dificultades, el BCE tendría que intervenir nuevamente al final, ¿en qué se avanza?».

El debate está abierto. Los defensores proponen la introducción gradual de los SBBS para ir probando. Los contrarios apuntan que no hay una demanda que lo justifique. «Esto no es un juego, no nos podemos permitir el lujo de ir probando», critican experimentadas fuentes alemanas, «ya probaron a empaquetar hipotecas buenas con hipotecas malas y venderlas por todo el mundo. ¡Menuda la que se montó! ¿Y ahora quieren hacerlo con la deuda?».

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