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Las preguntas imprescindibles para entender la letra pequeña de un producto financiero

La cultura financiera de los españoles todavía muestra evidentes carencias, aunque ha mejorado respecto a los últimos años

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La crisis económica evidenció las carencias de los españoles en materia financiera. Con la complicidad de determinadas entidades financieras, multitud de productos tóxicos se «colaron» en la cartera de miles de pequeños inversores. Cuando la tan mencionada burbuja estalló no solo cayeron países y empresas, sino los ahorros de una gran parte de la población nacional.

Para que estos hechos no se vuelvan a repetir, distintas instituciones reguladoras han apostado en los últimos años por mejorar la cultura financiera de España. Ejemplo de ello ha sido el segundo Día de la Educación Financiera, celebrado el pasado 3 de octubre por el Instituto Aviva y promovido por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

«El objetivo de estos encuentros es transmitir de manera práctica aquellos aspectos relacionados con las experiencias financieras cotidianas de las personas y las familias, ofreciendo consejos y recomendaciones. La meta que nos marcamos en 2008 era muy ambiciosa: contribuir a la mejora de la cultura financiera de los ciudadanos», aseguran desde la CNMV.

Todavía queda mucho por aprender. El Instituto Aviva señala que uno de cada tres españoles no sabe explicar los conceptos de su nómina, que la mitad no distingue entre el IPC y el PIB y un 45% necesita la ayuda de otra persona cuando realizar la declaración de la Renta. Con respecto a los productos financieros, un 69% asegura que hubiera tomado decisiones más responsables si hubiera recibido más formación en esta materiadesde joven y nueve de cada diez reclaman más información sobre finanzas. Después de tantos productos fraudulentos, la desconfianza se ha instalado en la mayoría de consumidores desde la crisis económica.

Una decisión pausada

«Se ha producido una grieta entre clientes y entidades bancarias por una pérdida de confianza. En los últimos años los bancos han intentado recuperar el prestigio, pero simplemente para cubrir el expediente», afirma Patricia Suarez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin). En su opinión, todavía hoy es complicado demostrar si un producto financiero es peligroso o no para el consumidor. «Se traslada cierta responsabilidad al consumidor», afirma.

¿Qué debe atender un cliente a la hora de comprar un producto financiero? Desde Asufin recomiendan «no contratar nunca en caliente». Cuando la entidad insiste en que es una oferta limitada, el consumidor debe tener «sangre fría» y consultar esta decisión con alguien más. Además, Suárez recuerda que «los empleados de la banca no son 'amigos'. Son comerciales que en muchos casos tienen ligados su sueldo a la venta de productos», por lo que aunque exista cierta confianza hay que ser cautos a la hora de seguir sus indicaciones.

La CNMV también destaca la importancia del momento en el que se toma la decisión. El consumidor, según la institución, debe conocer muy bien «sus objetivos financieros para poder elegir inversiones con un nivel de riesgo, rentabilidad y plazo adecuados para su perfil. Hay que tomarse un tiempo y nunca invertir en productos que no se entiendan». Relacionado con lo anterior está la necesidad de diversificar, para no tener un problema en el caso de que una de nuestras inversiones resulte poco rentable.

Comparar y comprender

Al igual que cuando se adquiere otro tipo de producto, comparar resulta determinante. «Hay que comprender la oferta y comparar las tarifas y comisiones de cada entidad. Inciden mucho en la rentabilidad final de su inversión», informan desde la CNMV. Cuando se han asimilado todos los términos y se han hecho las preguntas adecuadas sobre el beneficio y el coste de la operación, es importante ser cautos. Si existe una oferta «demasiado buena para ser verdad» probablemente tenga algún tipo de trampa, por lo que es conveniente consultar con un experto financiero en este tipo de casos para confirmar que no estamos comprando algún tipo de producto peligroso.

Hay que ser conscientes de que, aunque el control sobre este tipo de activos tóxicos se ha incrementado, las opciones de obtener una gran rentabilidad por la compra de un determinado producto siguen siendo las mismas. «A mayor rentabilidad, mayor riesgo. Esto es algo que todo inversor debe tener claro, con independencia de cuál sea la situación económica del momento», explican desde el supervisor.

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