La Fontana di Trevi, uno de los principales reclamos turísticos de Roma
La Fontana di Trevi, uno de los principales reclamos turísticos de Roma - EFE

Los precios de las «ecotasas» europeas

Baleares ha aprobado esta semana un impuesto a los turistas que visiten la región, una medida que ya ha sido implementada en ciudades como Roma, Berlín o París

Madrid Actualizado: Guardar
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La «ecotasa» vuelve a Baleares. A partir del 1 de julio, los turistas que visiten el Achipiélago y tengan más de dieciséis años tendrán que pagar un impuesto que irá de los 0,25 céntimos hasta los 2 euros. Baleares ya contó con un impuesto de estas características entre 2002 y 2003, pero fue suprimido cuando Jaume Matas accedió al poder. Ahora que vuelve a ser implantado, su utilidad vuelve a ser cuestionada.

Y es que la medida del Ejecutivo presidido por Francina Armengol ha divido la Cámara balear y la opinión pública de la región. Hay quien opina que este impuestro frenará el turismo de una comunidad que recibe 11 millones de personas al año. Otros, por el contrario, defienden que este tipo de impuesto ayudará a preservar el patrimonio balear.

Los precedentes en España son escasos. Únicamente Cataluña cuenta actualmente con un impuesto de estas características, una medida que fue aprobada en 2012 y que establece el pago de entre 45 céntimos y 2,2 euros por persona y noche. Aunque hay voces que destacan que este impuesto no ha afectado al turismo catalán, lo cierto es que este ha crecido en menor medida que el de comunidades como Valencia desde que se aprobó la tasa.

Precisamente la Comunidad Valenciana ha sido una de las regiones que ha planteado en los últimos meses instaurar esta tasa. Al llegar al poder, los nuevos partidos han revisado la posibilidad de que los turistas paguen impuestos. Además de Baleares y Valencia, el ayuntamiento de Madrid también planteó esta medida, aunque por el momento ha admitido que no la llevará a cabo.

En Europa sí existen más precedentes. Ciudades como París, Roma, Milán o Amsterdam cuentan con su propia « ecotasa». En la capital de Francia, este impuesto se estableció el año pasado entre los 20 céntimos y los 4 euros, y afectó a campings, palacios, hoteles y pensiones. Italia es uno de los países donde la «ecotasa» tiene mayor implantación. Varios municipios cuentan con un impuesto a sus visitantes, que en el caso de Florencia puede alcanzar los cinco euros. Roma llega a cobrar hasta diez euros.

Holanda, por su parte, varía las cantidades cobradas en función de la ciudad de destino. Amsterdam impone una tasa del 5% de la factura, al igual que ocurre en Berlín. Lisboa cobra un euro por noche. También tienen instaurada la «ecotasa» países europeos como Bulgaría, Hungría, República Checa o Croacia. Es importante especificar que, aunque todas estas ciudades cuentan con tasas turísticas, la mayoría de ellas exenciones para menores de edad, albergues o turistas que viajan por cuestiones médicas. Toda esta recaudación, teóricamente, suele ir destinada a restaurar los puntos de interés turístico de la ciudad.

En el otro extremo se sitúan la mayoría de países nórdicos (Finlandia, Suecia, Noruega), los bálticos (Letonia, Estonia), Reino Unido, Polonia o Grecia, que no tienen ningún tipo de tasa para los turistas.

Ahora es España la que se enfrenta a la «ecotasa». El pasado mes de noviembre, el ministro de Industria en funciones, José Manuel Soria, afirmó que este tipo de impuesto es un «disparate» y que repercutirá en el turismo. Distintas asociaciones hoteleras, además, han explicado que, mientras en Europa esta tasa se suele aplicar a ciudades de gran valor cultural, en España se ha aplicado a comunidades enteras, un factor que sí que puede terminar influyendo en uno de los motores de la recuperación económica.

Además, una de las ventajas del turismo español respecto a otros países es, precisamente, sus bajos precios. Imponer una tasa que iguale estos costes puede provocar que un buen número de turistas opte por otro tipo de destinos en el que sí aprecie una diferencia económica.

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