El Poder Judicial constata que la conciliación retrocede en España

El 60% de las mujeres que trabajan anhelan compañías más sensibles a flexibilizar

MADRID Actualizado: Guardar
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La conciliación afecta, sobre todo, a las mujeres. Y está dando pasos hacia atrás en las empresas. La conclusión es de un organismo poco habitual en estas lides, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que recientemente y bajo el cuño del catedrático de Sociología Jurídica de la Universidad de Zaragoza, Manuel Calvo, ha hecho públicos los datos de un informe donde, de 1.348 sentencias analizadas, solo el 5,6% eran sobre permisos de paternidad. Casi el 78% incluían reducciones de jornada para cuidados de menores, permisos de maternidad, lactancia o cuestiones relativas al embarazo. Según el estudio, el 84% de los españoles que demandan medidas de conciliación ante la Justicia son mujeres. Así que, según concluye Calvo, «la conciliación sigue siendo cosa de ellas».

«Hace diez años, el porcentaje de hombres era justo la mitad, un 3%, así que eso es lo que hemos avanzado», señala el catedrático, irónico, a ABC.

En el curso «I Will», que organiza el Instituto IESEsobre esta materia, una de las gurús de la conciliación en nuestro país y de las pocas mujeres que se cuela en la lista de los mejores directivos de España, Nuria Chinchilla, hizo una distinción importante: un 20% de las mujeres solo quiere trabajar, otro 20% quiere quedarse en casa, así que el resto, el 60% de las trabajadoras femeninas del país anhela conciliar su espacio familiar con su desarrollo profesional. Hablamos, pues, de ese 60%. Y ellas están concienciadas «a un 100%, de la necesidad de que las empresas retengan con mejores medidas el talento femenino», explica Chinchilla a este periódico, así como las generaciones más jóvenes.

¿Quién pone trabas, entonces, a ese deseo, tan extendido en otros países de nuestro entorno? En primer lugar, hasta el Sol se opone. Como explica la catedrática de IESE, «la primera iniciativa a adoptar sería volver al horario Greenwich que nos corresponde», porque se adaptó en la década de los cuarenta para homogeneizar España con Alemania y ya no se ha vuelto a una hora menos. «El Sol tiene un gran impacto en nuestra vida. Comeríamos a la una, deberíamos emplear una hora o menos solo en comer, y salir a las cinco o seis de la tarde, como en el resto de Europa», aconseja Chinchilla.

Además, el profesor Calvo añade como problema inicial la propia mentalidad instalada en la sociedad. Hoy por hoy no existe —dice— la «corresponsabilidad» necesaria en el reparto de tareas entre sexos y, por el análisis de las sentencias realizadas, se deduce que solo el 15% de los hombres asumen el cuidado de los familiares, por poner un ejemplo, como una tarea también masculina. Es un ejemplo que se extrapola de forma negativa, comentan ambos, a la jerarquía empresarial.

Por boca de Chinchilla, los políticos también «deben ponerse firmes» en este aspecto que atañe a buena parte de su electorado. «Mariano Rajoy fue el último en pronunciarse y anunció lo de salir a las 18.00 horas, pero necesitamos un Gobierno fuerte que se lo tome en serio. Los sindicatos tampoco ayudan», se lamenta la profesora.

Pero el papel fundamental todavía recae en ellos, en los directivos de las empresas. Esta semana, la primera oleada del estudio de la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (Esade) sobre «Equilibrio de Género en la Empresa Española» dibujaba un panorama poco alentador. Según este trabajo, siete de cada diez directivas creen que las empresas dan trato de favor a los hombres en el ascenso a puestos de responsabilidad. Para el 56% de las encuestadas, cuando se plantea la cuestión en el seno de la compañía, ésta lo relega a un «asunto cosmético» o «moda» pasajera. Pero los datos no hablan de esa efímera tendencia: «Las empresas que no consiguen retener talento femenino, andan como con un ojo tapado», se infiere en el curso del IESE.

Adiós al presentismo

Chinchilla despeja la incógnita: es «incierto» que las empresas donde el empleado trabaja más horas sean más rentables y productivas. El «pago por objetivos» y el teletrabajo funcionan con mayor eficacia que el «presentismo heredado de tiempos dominados por el hombre en la empresa, donde figurar más horas porque sí era sinónimo de buen trabajador», destaca Chinchilla, partidaria de abolir «reuniones infecundas y cafelitos» de más.

Estamos en un cambio de paradigma, necesario, pero es cuestión de pedagogía desde el mando de las compañías, opina la directiva. «Para lograr conciliar es importante saber a quién escoge uno como pareja, dónde se vive y dónde se trabaja. Saber escoger el entorno laboral y si la empresa tiene el valor de flexibilizar, así como su líder la sensibilidad necesaria, es crucial. El directivo es el mensaje».

«Hay que seleccionar entornos laborales con líderes proclives a flexibilizar. El directivo es el mensaje».

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