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Las otras huelgas de transportes que «amargaron» las vacaciones de los españoles

En los últimos años se han repetido los paros convocados por distintos sindicatos en periodo vacacional

Madrid Actualizado: Guardar
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Una huelga de Renfe y Adif planea sobre el próximo 23 de marzo. Un día inmerso de lleno en la operación salida de Semana Santa. CC.OO. ha convocado una paralización para todo el día al entender que la empresa no ha atendido a los acuerdos firmados en diciembre de 2015 para contratar a más de 900 personas. A no ser que se produzca un acuerdo entre las empresas de última hora, la Semana Santa de 2016 comenzará con una huelga de transportes. Si bien este tipo de concentraciones se ha reducido un 70% en lo que va de 2016, en los últimos años se han repetido este tipo de episodios.

Protesta contra la subida de carburantes

En junio de 2008, los transportistas colapsaron las principales carreteras españolas para protestar por la subida de los carburantes.

Cientos de camiones circularon durante estas jornadas a baja velocidad, lo que provocó importantes retenciones en las vías de acceso a ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.

Tras varios días de negociaciones, el Gobierno liderado entonces por Rodríguez Zapatero ofreció una solución a los manifestantes. Ya que no podía controlar el precio de los carburantes, ofreció a los transportistas un paquete con más de cincuenta medidas para limitar su impacto. Esto sirvió para disipar las manifestaciones a mediados de mes.

Acuerdo entre la Generalitat y el Gobierno

Un año después fue Renfe quien convocó paros durante el mes de junio. En este caso, además era puente. Los trabajadores de la compañía pretendían protestar de esta manera contra el traspaso de las Cercanías de Barcelona tras un acuerdo entre el Gobierno y la Generalitat. Según los sindicatos, el pacto contenía una cláusula por la que la Generalitat podía crear una empresa separada de Renfe si no estaba de acuerdo con los servicios.

Finalmente, el Gobierno y los sindicatos llegaron a un acuerdo «in extremis» y se paralizó la huelga planeada. Renfe, sin embargo, sí que fue «troceada» pocos años después.

Los controladores, casi un año de huelga

La huelga de los controladores aéreos fue, sin duda, uno de los eventos que marcaron 2010. Calificada por el entonces ministro de Fomento, José Blanco, como «salvaje», desembocó en el cierre del espacio aéreo el 3 de diciembre de 2010, coincidiendo con el final de una festividad. El Gobierno llegó a declarar el estado de alarma, una medida que no se tomaba desde el fin del Franquismo.

Aunque los hechos más relevantes de los paros se produjeron en diciembre, el conflicto se originó a principios de año. AENA rebajó el salario de este colectivo, recogido en el convenio colectivo, para reducir costes. Los controladores acudieron a los tribunales. Y después de que estos rechazaran su reclamación, empresa y trabajadores rompieron las negociaciones. En el verano de 2010, AENA acusó a los controladores de provocar retrasos en los vuelos y cancelaciones. Los trabajadores amenazaron con convocar una huelga en agosto. La situación se calmó en otoño, pero cuando el segundo convenio parecía a punto de cerrarse, los controladores entendieron que se habían incumplido determinadas condiciones y abandonaron en masa sus puestos de trabajo en diciembre.

Protesta contra la reforma del sector

En 2012 se produjo de nuevo una huelga veraniega. Coincidiendo con el comienzo de agosto, Renfe convocó paros de 24 horas para protestar contra la reforma del sector ferroviario planteada para 2013. Precisamente esta fue la que dividió la compañía en cuatro empresas (Renfe Viajeros, Renfe Mercancías y Renfe Fabricación y Mantenimiento).

Los paros comenzaron el 3 de agosto. El Gobierno cifró el seguimiento del mismo en el 20%, mientras que Renfe estableció que este porcentaje alcanzó al 90% de los trabajadores.

Aspectos «esenciales» en 2014

En 2014 se repitieron los paros en agosto. CC.OO. convocó una huelga para el 31 de julio y el 1 de agosto en protesta por el incumplimiento de aspectos «esenciales» recogidos en el segundo convenio colectivo firmado en 2012 y por la falta de personal y de contratación. El sindicato aseguró que no pretendía perjudicar a los usuarios y anunció que era posible anular el paro si el Grupo Renfe cumple sus supuestos compromisos y negocia otros aspectos pendientes.

Estos últimos paros se tradujeron en 500 trenes cancelados solo en Cataluña durante la primera jornada. El segundo día de paro tuvo menos repercusión y fue seguido, según el gestor ferroviario, por un 1,8% de la plantilla.

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