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Opel dará beneficios en 2020

Los nuevos propietarios de Opel no garantizan el empleo más allá de 2018

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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El presidente ejecutivo de la empresa de automóviles francesa PSA ha presentado su plan de acción para Opel, la alemana comprada por PSA en marzo, en una entrevista con el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), prometiendo que “Opel volverá a beneficios en 2020”. La entrevista se publica en coincidencia con el anuncio de dimisión del presidente de Opel, Karl-Thomas Neumann, que comunicará al consejo de supervisión de la empresa en su reunión del 22 de junio y que dejará el cargo en cuanto se formalice la venta al grupo francés PSA.

La compra de la filial europea de General Motors, Opel-Vauxhall, por parte de PSA Peugeot Citroën fue anunciada el pasado marzo y está previsto que se formalice en el cuarto trimestre del año.

Neumann, al frente del fabricante automovilístico alemán desde 2013, ha hecho notar su falta de química con Tavares y ha puesto en duda que la nueva dirección “reconozca la importancia de la movilidad eléctrica”. También ha sembrado dudas sobre la autonomía que la nueva propietaria pueda dejar a Opel y ha dicho que teme una centralización de las decisiones.

Tavares, como respuesta, reconoce en la entrevista en FAZ que Opel es una prioridad para PSA y que hay ya un plan de futuro en el que se

detalla la estrategia que se seguirá en el medio y largo plazo para reflotar el negocio y devolverla a beneficios en tres años. Dicho plan se dará a conocer y se comenzará a aplicar a partir del 12 de septiembre, coincidiendo con el comienzo del Salón del Automóvil de Fráncfort, y asegura que en esta nueva etapa la antigua filial europea del grupo estadounidense General Motors seguirá confiando en el actual equipo de la compañía. “Todos los directivos están invitados a caminar junto a mí. Solo deben tener presente que esto no puede seguir como hasta ahora”, agrega, en unas declaraciones que en Alemania se interpretan como una alusión directa a la esperada salida Neumann.

“Opel debe seguir siendo tan alemana como sea posible para complementarse con las otras marcas”, ha subrayado Tavares sobe la independencia y autonomía de la empresa, añadiendo que la reestructuración de la filial debe llevarse a cabo en áreas relacionadas con la exportación o la distribución, sin mencionar los coches eléctricos, por lo que Opel ha realizado ya una importante apuesta. Incluso en el Vaticano, Estado decidido a convertirse en el primer país libre de dióxido de carbono en el mundo, Opel presentó la semana pasada al Papa Francisco con las llaves de un nuevo Ampera-e durante la conferencia “Laudato Sì: La Sostenibilidad de la Comunicación y la Innovación”. Opel, la Ciudad del Vaticano y la empresa energética italiana Enel han prometido crear un programa de movilidad sostenible y la directiva de Opel esperaba que el desarrollo de la gama eléctrica garantizase en la próxima década las ventas y el empleo.

Tavares, por su parte, afirma en la entrevista con crudeza que no garantiza más allá de 2018 el trabajo de los actuales 38.000 empleados de Opel. “En este sentido uno debe ser sincero: lo único que protege a los trabajadores son las ganancias”, sentencia. Estas diferencias podrían tener todavía consecuencias sobre la operación de compra.

El grupo francés PSA anunció a principios de marzo la adquisición de la rama europea de General Motors, que incluía a la empresa alemana Opel y a la británica Vauxhall, para convertirse en el segundo consorcio automotor europeo solo por detrás del líder germano Volkswagen. La operación, valorada en 1.300 millones de euros, fue sellada con un acuerdo de intenciones, a la espera de ser aprobada por los reguladores de los respectivos países, por lo que se estimaba que estaría cerrada en otoño. La firma de la venta, sin embargo, ha sido ya retrasada hasta finales de año a causa del centro de investigación y desarrollo de Opel situado en la localidad alemana de Rüsselsheim, en el que trabajan en torno a 7.700 personas en los próximos modelos de la marca. Opel quiere asegurarse de que todos estos empleados continúan con su puesto de trabajo antes de firmar nada y, justo hace un mes, PSA anunció que el nuevo Corsa, que debe salir a la venta en 2019, pasaría de estar apoyado por el grupo galo. Opel, sin embargo, cree que es mejor que continúen con el desarrollo de este coche sin la ayuda de los 13.000 trabajadores de investigación y desarrollo del conglomerado francés. Opel desearía además estar a cargo del desarrollo de un SUV mediano basado en su último Insignia, pero esa propuesta está congelada de manera indefinida.

Opel, una empresa que arrastra pérdidas millonarias desde hace 18 años, tiene unos 38.000 empleados en siete países europeos, la mitad de ellos en Alemania.

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