La mitad de las 29.000 sucursales cerradas en Europa desde 2008 estaban en España

Las entidades naciones todavía tienen margen para reducir su red de oficinas y empleados pues sigue a la cabeza de la Eurozona en número de oficinas por población, según un estudio del «think tank» EuropeG

MADRID Actualizado: Guardar
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Si hay un sector que se ha transformado radicalmente durante la crisis ese ha sido el financiero. Tanto en tamaño, como en modelo de negocio, regulación e incluso en la imagen que la población tiene de ella, la banca europea ha sufrido una auténtica metamorfosis. Desde el año 2008, en Europa se han cerrado 29.000 sucursales y eliminado 200.000 empleos. Y España ha sido uno de los principales actores, siendo responsable de la mitad del cierre de las oficinas y de un tercio de los puestos de trabajo.

Pese a su dureza, el proceso está lejos de haber concluido. Según se revela en el informe «La banca en la Eurozona: un sector en proceso de transformación» elaborado por el «think tank» EuropeG

y presentado ayer en una jornada organizada por la Apie (Asociación de Periodistas de Información Económica), nuestro sistema financiero sigue teniendo aún margen para reducir su red de oficinas y empleados pues sigue a la cabeza en número de oficinas por población en la zona euro.

En opinión de Antonio Garrido, doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona y autor del informe, aunque España tiene ahora una red de sucursales menor que la de hace treinta años, «sigue siendo un país con una densidad brutal de oficinas. Además, su tamaño es muy pequeño en comparación con Europa». Los sistemas financieros de nuestros socios tienden a un modelo con menos sucursales, pero más grandes. La banca española ya ha comenzado a andar este camino aunque aún le queda mucho camino por recorrer. «La densidad de población no es la misma en España que en otros países vecinos y esto exige un mayor número de oficinas, pero no hay que olvidar que durante mucho tiempo la vía de competencia de las entidades se centró en la proximidad al cliente y no tanto en los precios», explicó Garrido.

Nuestros vecinos también tienen un importante ajuste por delante. Durante la crisis se ha producido una «vuelta a casa» de las entidades, es decir, que «aquellos bancos que estaban muy internacionalizados han reducido su exposición externa y han retornado a negocios domésticos, ampliando en sus mercados nativos su cuota de negocio», asegura el informe.

Pero aún así sobra estructura, por lo que será necesario iniciar un proceso de consolidación, especialmente en países como Italia y Alemania. «El problema es consolidar con un nivel de riesgo razonable», advirtió Garrido. Y es que crear grandes entidades también acarrea importantes riesgos. «A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde el supervisor se ha ganado una merecida fama como liquidadora de entidades en dificultades, los gobiernos han potenciado su integración con otras entidades, favoreciendo así aún más el crecimiento de los grandes bancos europeos. (...) El elevado tamaño que los bancos alcanzan en Europa puede ser muy perjudicial, en la medida que genera un mayor nivel de riesgo sistémico y un menor ritmo de crecimiento económico», reza el informe. «Es necesario tener en cuenta que el tamaño medio de las entidades va aumentando», alertó Garrido.

Más regulación

Otro de los aspectos que marcará el futuro del sector, en opinión de los analistas de este «think tank» (creado en 2011 y dirigido por el doctor en Ciencias Económicas Antoni Castells), será la nueva regulación. «Es más intrusiva para la banca, además coexisten en el MUS autoridades nacionales y supranacionales, y más allá de las ventajas que pueda traer, podría generar también conflictos». El autor del informe también ha hecho hincapié en que los sistemas de toma de decisiones en este marco todavía están condicionados por equilibrios de carácter político. De igual modo, detecta riesgos en la transición hacia el «bail in» (auto-rescate de las entidades) y cree que el Fondo de Resolución debería contar con un respaldo público. Además, en su opinión, tanto la banca como los supervisores deben hacer un esfuerzo para recuperar su buena imagen, dañada en los años de crisis.

Aunque todavía quedan en el horizonte importantes desafíos, como los nuevos competidores «fintech» que cuentan con una regulación más laxa, Garrido ha resaltado que tras los años de la crisis los bancos europeos están mejor capitalizados y ya han logrado volver a beneficios.

Por su parte, el director de EuropeG, Antoni Castell, aseguró que «sin crecimiento es muy difícil» que la banca vuelta a trabajar en una situación estable» y ha añadido que, pese a que hay una oferta de ahorro muy grande, no hay inversión, algo que entiende que debe hacer el sector público. «Las condiciones favorables en las que se llevó a cabo la actividad en el pasado reciente han desaparecido para no volver», concluyó.

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