El medio ambiente, la sociedad y el buen gobierno entran en la sala de juntas

La preocupación de las empresas por los asuntos ASG se ha incrementado considerablemente en el último año, según revela la encuesta a Analistas de Fidelity de 2018

INVERSIÓN

las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) han dejado de ser patrimonio exclusivo de los activistas para reclamar un sitio en las salas de juntas. La Encuesta a Analistas de Fidelity 2018 revela que la proporción de analistas que ven a sus empresas reflexionando sobre estos asuntos es un 40% más alta que el año pasado y, por primera vez, más de la mitad de los encuestados comenta que algunas o la mayoría de las empresas de su sector están tomándose en serio estas cuestiones. En concreto, la proporción ha pasado del 42% de 2017 al 59%, en 2018.

Los datos también muestran que el número de analistas con una mayoría de empresas redoblando sus esfuerzos se ha disparado del 13% al 30%. En otras palabras: estamos ante un indicio claro de que las empresas han tomado conciencia sobre la sostenibilidad.

Por regiones, Japón destaca. El primer ministro Shinzo Abe ha apostado por reformas estructurales como la del gobierno corporativo. Los frutos de esta iniciativa pueden observarse ya: el 80% de los analistas considera que está dándose más importancia a las cuestiones de sostenibilidad, frente al 60% de 2017. Asimismo, las regiones de Asia-Pacífico menos Japón, Europa y Estados Unidos muestran todas grandes mejoras. En el lado opuesto, China, Oriente Medio, África y Latinoamérica van a la zaga.

Por sectores, se han producido grandes cambios, sobre todo en energía, servicios financieros y atención sanitaria. En energía, la promoción de los vehículos eléctricos está llevando a las empresas a reflexionar sobre cómo pueden seguir desempeñando un papel importante en un mundo más limpio. Ocho grandes compañías, entre ellas Shell, BP y Total, también se han comprometido a reducir el metano en sus cadenas de suministro de gas natural, dado que el metano es 30 veces más potente que el dióxido de carbono desde el punto de vista del calentamiento global .

Las empresas de servicios financieros están facilitando una parte importante de la inversión en planes de ASG, aportando la financiación. JP Morgan Chase financiará proyectos de energías limpias por valor de 200.000 millones de dólares y HSBC ha destinado 100.000 millones de dólares a clientes que están realizando la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono.

Por su parte, el sector sanitario está tomando medidas ante la publicidad negativa relacionada con corrupción. Recientemente, varias farmacéuticas han sido criticadas por sus planes de incentivos a mayoristas, por lo que muchas están reforzando sus procedimientos con medidas como reducir la retribución variable al personal de ventas y fijar requisitos más estrictos a la hora de trabajar con terceros.

Si bien, el medio ambiente figura como la cuestión más importante en las respuestas de los analistas de Fidelity. Así, una cuarta parte de ellos piensa que la normativa medioambiental afecta de forma directa a sus empresas, una cifra que sube hasta el 34% en China. Las empresas de servicios públicos son una de las áreas más afectadas. Los gobiernos han tomado la decisión de eliminar progresivamente el carbón y eso ha provocado que muchas empresas tengan activos en desuso. Algunas como RWE y EON han respondido a golpe de reestructuración. Pero estos cambios también han generado oportunidades de inversión y financiación de proyectos verdes.

La corrupción, clave

La lucha contra la corrupción, la seguridad electrónica y la protección de datos también se perfilan como otras cuestiones clave. En algunos casos, los gobiernos están prohibiendo a las empresas presentarse a licitaciones, como ha hecho la India, que ha incluido en su lista negra a la empresa de defensa italiana Leonardo, con sus 5.000 millones de valor en bolsa. En otros casos, los incidentes están teniendo un efecto positivo al presionar a los consejos de administración para que refuercen los controles, aumenten la transparencia e incluso contraten nuevos directivos para «hacer limpieza». Para los inversores, resulta crucial entender la naturaleza de los casos de corrupción, las probables consecuencias y si el incidente es puntual o es algo extendido.

Las aseguradoras calculan que un ciberataque mundial contra un sistema operativo que dé servicio a un gran número de países podría provocar pérdidas por valor de 53.000 millones de dólares. Para las empresas de servicios financieros y los mercados, que gestionan grandes cantidades de datos de clientes y operaciones muy sensibles, la seguridad y la protección de datos suponen una parte importante de su base de costes. Los analistas de Fidelity señalan que las filtraciones de datos son la preocupación principal puesto que pueden costarles millones, pero el daño reputacional es mayor. Los inversores pueden protegerse limitando la exposición a subsectores que procesen datos sensibles, usar redes de expertos para obtener una mejor información y controlar si una empresa está destinando suficientes recursos a seguridad.

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