El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi - EFE

Draghi ya ve un «nuevo equilibrio» al final del túnel

El BCE mantiene los tipos de interés en el 0% tras la reciente caída de la inflación

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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La política del BCE, tanto convencional como no convencional permanece congelada, petrificada. El Consejo reunido hoy en Fránkfurt ha convenido que los tipos de referencia sigan en el 0% y el programa de compras en 60.000 millones de euros mensuales hasta diciembre. Ni un movimiento, ni señales de aviso. Pero Draghi ha exhibido en la rueda de prensa un radiante optimismo, ha afirmado que «el peligro de deflación ha desparecido» y, aunque justifica con la reciente caída de la inflación la continuidad de las medidas, ha adornado su discurso sobre los «riesgos a la baja de las perspectivas económicas» mencionando que la Eurozona «avanza hacia un nuevo equilibrio». Esa luz al final del túnel ha llevado al euro a darse la vuelta desde descensos del 0,2%, pero solo durante unos minutos.

Los mercados necesitaban un optimismo más contundente.

El presidente del BCE ha explicado que «la recuperación cíclica de la economía de la zona del euro es más sólida» y que los riesgos a la baja han disminuido. Ha evitado en todo momento asociar esos riesgos a la baja con los últimos acontecimientos políticos en Europa. «No hacemos política monetaria pensando en resultados electorales», ha dicho, «tomamos nota de todo e integramos la información, pero nos atenemos a nuestro mandato, que tampoco incluye el crecimiento, sino el objetivo de equilibrio de los precios».

Ante la insistencia de preguntas acerca de las elecciones francesas, ha reaccionado considerando «irónico» que estas inquietudes surjan en un contexto en el que se da por hecha la independencia del BCE y de su mandato.

Draghi ha recordado además que las presiones sobre la inflación subyacente «siguen siendo moderadas» y mantiene que la política monetaria es necesaria para impulsar los precios, ya que el repunte de principios de años respondió únicamente a efectos coyunturales que se debieron a la recuperación de los precios del petróleo. «Un grado muy sustancial de acomodación monetaria continúa siendo necesario para asegurar un rendimiento sostenido de las tasas de inflación hacia el 2%», ha insistido, al tiempo que reiteraba la conveniencia de mantener un «nivel sustancial» de su actual política acomodaticia y recalcaba que la entidad monetaria está dispuesta a aumentar «tanto en tamaño como en tiempo» el programa de compra de deuda pública y corporativa iniciado en 2015. Esta última frase indica que no está todavía dando pistas de movimientos en los próximos meses.

Su visión de la economía europea es primaveral y solamente ha reconocido «algunas fragilidades en el sector bancario».

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