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El BCE investiga a los accionistas chinos de Deutsche Bank

Según el BCE, este tipo de controles son habituales en entidades en las que un accionista dispone de al menos el 10% de la propiedad

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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Es competencia del supervisor único bancario garantizar la solidez de los grandes inversores del sistema financiero y por eso el Banco Central Europeo se propone investigar a los dos máximos accionistas de Deutsche Bank, el primer banco de Alemania, que son la empresa china HNA y la familia real de Qatar. Según ha publicado el diario de Múnich Süddeutsche Zeitung, citando círculos próximos a la entidad monetaria europea, los especialistas del BCE están ya analizando un proceso de fiscalización de esos dos principales propietarios para determinar la fiabilidad de ambos accionistas, así como el origen de su dinero y el objetivo estratégico que se esconde tras su inversión en el mayor banco de Alemania.

Según el BCE, este tipo de controles son habituales en entidades en las que un accionista dispone de al menos el 10% de la propiedad, pero estos accionistas no alcanzan tal porcentaje y la iniciativa coincide en el tiempo con una decisión del consejo de ministros de Angela Merkel, que en un inesperado giro proteccionista, concedía la semana pasada nuevas competencias al gobierno alemán para vetar la venta a inversores extranjeros de paquetes accionariales significativos de empresas alemanas consideradas de importancia estratégica.

“Somos una de las economías más abiertas del mundo, pero también nos preocupamos de que haya una competencia leal. Se lo debemos a nuestras empresas, que a menudo se enfrentan a competidores de países con una economía no tan abierta”, explicó la ministra de Economía, Brigitte Zipries.

Los supervisores del BCE están capacitados, en cualquier caso, para abrir investigaciones a cualquier inversor, a pesar de que cuente con menos de una décima parte de la sociedad, si éste adquiere una “influencia determinante en la gestión del banco”. Este es el extremo que los reguladores estarían estudiando. Con una participación del 9,92%, el grupo chino HNA se convirtió el pasado mes de mayo en el mayor accionista del Deutsche Bank. El emirato de Qatar, por su parte, es el segundo máximo inversor del banco alemán, con un porcentaje accionarial del 6,1%. Ambos, cuentan con un representante en el Consejo de Vigilancia de la entidad y, según ha podido comprobarse en la toma de recientes decisiones, en la práctica HNA y Qatar pueden imponer su criterio en las juntas generales de accionistas.

Los responsables del BCE tienen interés en esclarecer si los dos accionistas se han puesto de acuerdo de forma previa para emitir un voto común en la junta general de accionistas, una coordinación que sospechan otros accionistas de la misma entidad. Una vez iniciado el procedimiento, el BCE podría llegar a limitar el ejercicio de derecho al voto de HNA y de la familia de Qatar, aunque tanto el BCE como la autoridad de supervisión bancaria alemana Bafin han evitado precisar el alcance de la investigación.

Tras registrar pérdidas millonarias récord de 6.800 millones de euros en 2015 y otros 1.400 millones de pérdidas el año pasado, Deutsche Bank inició en marzo una ampliación de capital por valor de 8.000 millones de euros que permitió a partir de ese momento a HNA aumentar su participación.

Dentro de la estrategia para sanear sus cuentas, Deutsche Bank inició el pasado mes de junio el proceso formal de venta de su unidad de banca minorista en España, enviando a todas y cada una de las entidades españolas el documento con el que suelen iniciarse estos procedimientos de venta denominado non discolsure agreement, una oferta acogida con frialdad inicial por parte del sector español. El proceso, que dirige el propio Deutsche Bank, termina hoy su primera fase, con la presentación de las ofertas no vinculantes de los interesados. El perímetro que incluye esta operación se limita a la red de sucursales de Deutsche Bank en España, unas 200, y los servicios centrales asociados al negocio minorista. En total, afecta a unos 2.000 empleados y queda fuera de la oferta el negocio de banca mayorista y de inversión, que seguirá operando como hasta ahora en España. Previamente, Deutsche Bank ha realizado una venta de créditos morosos e inmuebles adjudicados, lo que reducirá la morosidad de la unidad española a "niveles muy bajos", según la propia entidad. A partir de ahora, Deutsche Bank evaluará las ofertas y elaborará una “short list” con los finalistas, que deberán presentar sus ofertas definitivas.

Para inversores asiáticos podrían resultar igualmente atractivos los 16.000 millones en activos que tiene Deutsche Bank en España, la gran mayoría de clientes de banca personal en el segmento de rentas medias-altas, el más rentable para la banca. Según datos de la entidad, cuenta con 700.000 clientes en España en 230 sucursales distribuidas por todas las provincias. Su potencia en banca privada y personal se concreta en su posición en el mercado de fondos de inversión, planes de pensiones y sicavs, con una cuota de mercado del 6,5% en pymes, muy superior a la que le correspondería por tamaño.

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