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El efecto Trump allana el camino hacia la paridad de euro y dólar

Las dudas políticas en Europa y las promesas expansionistas en EE.UU. alimentan el nuevo escenario

MADRID Actualizado: Guardar
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La paridad entre el euro y el dólar (es decir, que ambas monedas tengan el mismo valor en el mercado) es un viejo vaticinio que se repite desde hace un par de años con cada nueva muestra de debilidad política o económica del proyecto común europeo. El cántaro sigue viajando periódicamente a la fuente, pero nunca acaba de tocar el suelo. Sin embargo, algunos acontecimientos recientes han redoblado las apuestas de los analistas sobre el advenimiento de ese escenario, inédito desde el año 2002.

Tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el 45% de los expertos que forman el consenso de Bloomberg contemplaban ya la paridad como un hecho que se consumará a lo largo de 2017.

A comienzos de semana, el enésimo cataclismo institucional europeo (el anunciado fiasco de Renzi en el referéndum sobre la Constitución) situaba la moneda única en mínimos de 20 meses frente al billete verde, por debajo de los 1,07 dólares. Y pese a la previsible corrección posterior, impulsada después por el anuncio de Mario Draghi de que prorrogará los estímulos durante todo 2017, las previsiones siguen apuntando a que el margen entre las dos monedas seguirá estrechándose. «La evolución dependerá en gran medida de las políticas que finalmente adopte Trump, que aún no están del todo claras. De cualquier manera, si suben los tipos de interés en Estados Unidos la próxima semana, algo que creemos que vemos muy viable, lo más probable es que el dólar se siga reforzando», asegura Álvaro García-Capel, analista de XTB. «El dólar está en un ciclo de apreciación desde 2012. No descarto que lo veamos incluso algo por debajo de la paridad, avanzado 2017, aunque creo que ese podría ser el final del ciclo», asegura Luis Fernando Utrera, director del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).

Lor argumentos

La suma de las dudas sobre una economía europea al ralentí y amenazada por el populismo y las promesas económicas de Trump explican esas expectativas. «Si comparamos las cifras del euro y EE.UU., tenemos que: en crecimiento del PIB para este año y el esperado para el próximo, gana EEUU. Con la tasa de paro, igual. Si miramos los tipos de interés, invertir en dólares es más rentable que en euros. Sin embargo, el euro gana en incertidumbre: elecciones en Alemania y Francia, el referéndum italiano y los problemas en su sistema financiero o la negociación del Brexit en primavera. Una incertidumbre que, en el caso de Trump, es menor: sabemos que aplicará una política fiscal expansionista, que será proteccionista e incrementará el gasto público en infraestructuras, reduciéndolo en sanidad. Solo una sorpresa inesperada en EE.UU., haría cambiar al mercado», asegura Utrera.

Ignacio de la Torre, socio de Arcano, cree que la política expansiva de Trump «acarreará más déficit fiscal, lo que provocará una mayor subida de tipos, por lo que los inversores repatriarán capital hacia Estados Unidos».

La previsible subida de tipos en EE.UU. recortará la distancia entre las dos divisas

¿Y qué impacto tendría para la economía española un euro débil frente al dólar? En primer lugar, las buenas noticias: la debilidad de la moneda única supone un impulso para las empresas exportadoras, ya que sus productos son más baratos para sus compradores. Un dolar al alza también conlleva que visitar y hacer compras en Europa sea más barato para los visitantes estadounidenses. El año pasado ya se incrementó en más de un 23% el número de turistas de esta nacionalidad que visitaron nuestro país. «Efectivamente, la debilidad del euro ayuda tanto al sector exportador como al turístico, pero que nadie se engañe: una depreciación de la divisa nos da competitividad a corto plazo, pero para mantenerla a largo plazo hace falta más. Es como cuando en baloncesto se pide tiempo muerto. Si el equipo no aprovecha para enmendar errores, al poco estaremos deseando pedir otro tiempo muerto», explica Utrera.

Petróleo más caro

Pero un euro débil también supone un lastre para la compra de productos y servicios importados. El problema era menor cuando el petróleo barato ha servido de viento de cola para las economías con elevada dependencia energética, como es el caso de la española. Pero si la decisión de la OPEP de rebajar la producción de crudo acaba provocando un repunte sostenido de los precios, el panorama ya no admite una visión tan tranquilizadora.

«España exporta más bienes y servicios de los que importa, luego a priori un euro débil es bueno, pero es verdad que la mayoría de nuestros clientes son miembros de la zona euro, en tanto que las importaciones de energía, en su mayor parte, no provienen de la zona euro, luego se anula la principal ventaja», explica Ignacio de la Torre.

Luis Fernando Utrera resta importancia al impacto de la factura energética. «El escenario que manejamos para el petróleo en 2017 se sitúa en torno a los 55 dólares/barril. Esto hará subir la inflación en la zona euro, pero en un entorno de ausencia absoluta de tensiones en precios, no creo que suponga un problema, al contrario, podría incluso ser un estímulo. Un poco de inflación en la economía es como la sal en las comidas. De manera que, en este momento, hay más de positivo que de negativo en la depreciación del euro», concluye.

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