Draghi señala «lagunas» en el conocimiento económico

Según el presidente del BCE, la política económica debe extraer varias urgentes lecciones de la crisis financiera antes de darla por zanjada

Rosalía Sánchez

Bruselas ha dado este verano oficialmente por clausurada la crisis del euro, pero Mario Draghi no lo ve tan claro y acaba de advertir que los indicadores que manejamos igual no son del todo fiables. En un discurso ante un foro económico en Lindau, Alemania, el presidente del BCE ha evitado dar pistas sobre política monetaria antes de Jackson Hole, pero ha llamado la atención sobre el hecho de que la economía globalizada supone nuevos retos para el conocimiento económico, en el que otea ciertas “laguas”

En opinión del italiano, la política económica debe extraer varias urgentes lecciones de la crisis financiera antes de darla por zanjada. “Debemos ser conscientes de las lagunas que aún quedan en nuestro conocimiento” , ha dicho, mencionando que los modelos macroeconómicos generales “todavía tienen poco que decir, por ejemplo, sobre la propagación no lineal de los shocks (económicos) o los impactos distributivos de las políticas”. De esta forma, prosiguió su discurso, “las acciones políticas emprendidas en los últimos diez años en la política monetaria y en la regulación y supervisión han hecho que el mundo sea más resistente, pero deberíamos continuar preparados para nuevos cambios”.

Draghi sigue, por tanto, justificando su política monetaria y medidas no convencionales, una semana después de que el Tribunal Constitucional alemán haya trasladado en tono de queja otra demanda contra el programa de compra de bonos del BCE. Pero también sugiere que la economía 4.0 se está abriendo paso antes de que contemos con modelos teóricos que sirvan de plantilla, de forma que las instituciones deben improvisar y crear nuevas teorías sobre la marcha, lo que puede entenderse como un mensaje de continuidad en sus medidas o anuncio de nuevas e inesperadas ideas, como en su día lo fue ese programa o los tipos de interés negativos.

Cuando hay un “choque repentino” en la economía, a menudo se hacen visibles “fallos en nuestros marcos políticos y desafían el poder explicativo de las teorías existentes”, ha considerado Draghi, sin por ello despreciar la teoría económica. “Los análisis realizados por los investigadores y adoptados por los responsables políticos siguen siendo esenciales para diseñar la respuesta política”, ha admitido.

La innovación, parecía justificar, ya estaba presente en los clásicos más ortodoxos. Y ha citado incluso a Keynes: “Cuando los hechos cambian, mi mente cambia. ¿Qué hace usted, señor?”, ha retado a la sala de los Lindau Nobel Laurate Meetings. Con ello ha pretendido explicar que para los diseñadores de política no es simple cambiar las medidas tomadas cuando hay un cambio en los hechos. “La investigación nos ayuda a decidir si un cambio merece una respuesta política o, como decimos, deberíamos mirar a través de ella”.

Draghi cree que la crisis nos deja en herencia ciertas mejoras, como una supervisión y regulación más fuertes para el sector financiero, lo que se traduce en una posición de capital más fuerte de la banca, que en ocho años ha pasado de una ratio CET1 del 7% al 13%. Sobre los bancos centrales, ha dicho que la “forward guidance” de los tipos es una vía para reducir el precio del dinero a largo plazo útil en la política monetaria, pero que su eficacia puede mejorarse “si se combina con otras políticas monetarias no estándar”.

Draghi ha hablado además de un cambio de era. La crisis que se inició en 2007 y que golpeó a todo el mundo en 2008 tras la caída de Lehman Brothers supuso en su opinión un cambio en el paradigma económico. “Cuando el mundo cambia como hace diez años, las políticas, especialmente la monetaria, necesitan ser ajustadas”, ha defendido, “y tal ajuste, nunca fácil, requiere una evaluación sin prejuicios y honesta de las nuevas realidades con ojos claros, libre de la defensa de los paradigmas que antes se habían mantenido y que habían perdido cualquier poder explicativo”, ha agregado, aparentemente en referencia a puntos fundacionales que aparecen en el estatuto del BCE, que refieren por ejemplo el único objetivo del emisor europeo al mantenimiento de la inflación en torno al 2%, dejándole vedadas otras áreas. Se diría que Draghi está invitando a los países del euro, en la nueva etapa de revisión de Tratados que se abrirá una vez concluidas las elecciones generales alemanas , a revisar también este Estatuto.

Los asistentes a la charla, sin embargo, no la han entendido como arranque revolucionario, sino más bien como mensaje tranquilizador, desde luego muy diferente al de Sintra de junio, que hizo temblar los mercados con su mención a la “holgura económica”, concepto referido a la diferencia entre el crecimiento del PIB real y el potencial. En aquella ocasión también habló sobre la disminución de la brecha entre la tasa de paro real y la tasa Nairu, no aceleradora de la inflación, lo que fue interpretado como un mensaje de punto de inflexión. Hoy en Landau solamente ha abonado el terreno para lo que ya se espera, que en otoño anuncie su plan para la normalización progresiva.

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