El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi - AFP

El BCE se propone actuar en diciembre «para subir la inflación»

El presidente del Banco Central Europeo ha asegurado que el programa de compra de deuda se puede ajustar en términos de tamaño, composición y duración para lograr una posición más expansiva

BERLÍN Actualizado: Guardar
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El BCE avisa, después confirma el aviso y a la tercera actúa. Eso es a lo que nos tienen acostumbrados Mario Dragui, que ya había filtrado que está estudiando medidas como la profundización en los intereses negativos, movimientos en la tasa de depósito o incluso ampliaciones en el programa de compra de activos, y que este viernes por la mañana confirma que "hará todo lo que deba para subir la inflación lo antes posible".

En un congreso de banca europea que se celebra este viernes en Fránkfurt, Draghi ha apuntado que el programa de compra de deuda es "un instrumento poderoso y flexible, ya que se puede ajustar en términos de tamaño, composición y duración para lograr una posición más expansiva", lo que sugiere que los tiros van por ese lado, pero sobre todo ha puesto fecha al próximo movimiento: la reunión de política monetaria de diciembre.

El BCE tiene previsto realizar en diciembre "un análisis técnico de sus actuales estímulos de política monetaria" y revisará todas las opciones posibles en caso de considerar necesaria una relajación mayor. En las actas de su última reunión, celebrada en Malta, el BCE dijo que prevé que va a tardar más tiempo en lograr su objetivo de inflación o cerca del 2%. Los precios de la energía más bajos y los recientes movimientos del tipo de cambio sugieren una revisión a la baja de las perspectivas de inflación, según esas actas, en las que no se recoge todavía la nueva situación de incertidumbre que los atentados de París han añadido a los mercados

Los mercados prevén que el Consejo del BCE aplicará más estímulos monetarios, un recorte de 10 puntos básicos en la tasa de depósitos del BCE según una encuesta de Reuters, o la compra de cantidades mayores de deuda soberana, en respuesta a la creciente preocupación por esa revisión a la baja de las perspectivas de inflación, especialmente si está relacionada con un retraso del cambio de tendencia de la inflación subyacente. "Esto implicaría una extensión mayor del periodo prolongado de baja inflación y un retraso mayor de la vuelta de la inflación a niveles en línea con el objetivo de inflación a medio plazo", según la institución, y en última instancia sus consejeros son conscientes de que se están jugando la credibilidad.

Si fracasa en devolver la inflación al objetivo del 2% que establece su mandato, podría arriesgarse a perder la capacidad de influir en las conductas de familias y mercados, según reconoció ayer el miembro del consejo ejecutivo Peter Praet. "Cuento el número de veces que tuvimos que decir que retrocedíamos el horizonte en el que la inflación estará más cerca (de la meta). En algún punto uno tiene un problema de credibilidad (...) Eso significa que siempre hay un riesgo de que los mercados y las familias en algún momento revisen sus expectativas a largo plazo", dijo Praet.

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