Bruselas pide a los países que no prohíban las empresas de economía colaborativa

Recomienda que se simplifique la fiscalidad para que paguen más impuestos

MADRID Actualizado: Guardar
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Las empresas denominadas de economía colaborativa, como Uber o Airbnb, han encontrado un aliado muy importante en la lucha que mantienen contra la prohibición de su actividad en muchos países. Y no es un aliado cualquiera. Se trata de la Comisión Europea, que esta misma semana ha publicado una especie de recomendaciones para todos los países en los que les insta a que la prohibición de trabajar a estas empresas sea realmente la última opción y que, en la medida que puedan, la eviten ya que no sirve de nada prohibir una actividad de este tipo en Europa que, sin ninguna duda, se desarrollará en otra parte del mundo.

«La economía colaborativa es una oportunidad para consumidores, emprendedores y pymes siempre que se haga bien, por lo que invitamos a los países a revisar sus regulaciones para adaptarlas a estas nuevas actividades», aseguró Elzbieta Bienkowska, la comisaria europea de Industria.

La Comisión Europea ha movido ficha en este terreno para intentar arrojar algo de luz a un sector que está provocando reacciones muy diferentes en los países, y de ahí que por ejemplo Uber haya sido prohibido en algunos países europeos y en otros no cuando, en teoría, el mercado interior europeo se rige por la misma normativa.

Además el Ejecutivo comunitario considera que promover este tipo de empresas contribuirá al final al crecimiento económico y a la creación de empleo ya que, según él, a medida que se destruyen unos empleos se crean otros nuevos.

Tres países investigados

Bruselas investiga en este momento a Alemania, Francia y España ante las sospechas de que sus legislaciones en materia de transporte puedan estar en la práctica impidiendo la actividad de empresas de economía colaborativa, como es el caso de Uber.

Otro de los asuntos de este sector que ha generado polémica ha sido el relativo a la relación contractual de los empleados de este sector ya que, por ejemplo, los conductores de Uber no son empleados de la empresa sino autónomos.

El ámbito fiscal también sirve de arma arrojadiza entre unos y otros ya que es habitual escuchar cuando uno sube a un taxi las quejas de éstos sobre los impuestos que tienen que pagar, el coste de la licencia, etc... frente a los coches de Uber, cuyos propietarios apenas pagan impuestos. En este aspecto el discurso de Bruselas es que por supuesto que este tipo de nuevas empresas tiene que pagar los impuestos correspondientes.

La guía presentada esta semana no incluye ninguna propuesta para poner en marcha legislación nueva específica pero, por el contrario, sí da muchas pistas de la interpretación que va a hacer el Ejecutivo comunitario de las quejas que le lleguen por este asunto, tanto de los países que quieren prohibir, que es lo mismo que ponerle puertas al campo en este caso, como de las empresas cuya actividad se restrinja con argumentos proteccionistas, no nacionales en esta ocasión sino corporativo.

El sector de la economía colaborativa movió 28.000 millones de euros en Europa en el año 2015

No hay que perder de vista que la Comisión Europea puede abrir un expediente de infracción contra cualquier país europeo que no respete la legislación comunitaria, en este caso la que hace referencia a la de mercado interior, que puede acabar en la correspondiente multa si la refrenda el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Por su parte el vicepresidente de la Comisión Europea para el Empleo y el Crecimiento, Jyrki Katainen, explicó durante la presentación de la propuesta que «los modelos de economía colaborativa surgirán de todas formas y la pregunta es si Europa está abierta a nuevas innovaciones o si aleja a personas y negocios por ser demasiado restrictiva y por proteger modelos de negocio ya existentes. Debemos alentar un entorno regulador que permita el desarrollo de nuevos modelos de negocio y a la vez proteger a los consumidores y una fiscalidad y unas condiciones de trabajo justas».

Meros intermediarios

La tesis de Bruselas es que «estas plataformas no deberían tener que obtener autorizaciones o licencias si solo actúan como intermediarios entre consumidores y los que ofrecen el servicio final, por ejemplo de transporte o de alojamiento».

Además añade que «los países miembros deben diferenciar entre ciudadanos individuales que ofrecen servicios de manera ocasional y proveedores profesionales, por ejemplo mediante la fijación de umbrales basados en el nivel de la actividad y los ingresos que genera, como han hecho varios Estados europeo s».

Siete países europeos han presentado quejas contra Uber ante la Comisión Europea

Algunas ciudades permiten alquileres y servicios en los que se comparte vivienda de corta duración sin autorización o licencia si se limita la oferta a una serie de días al año, y otras diferencian entre la primera vivienda y otras propiedades, estableciendo que la residencia principal no puede ser alquilada nunca ocasionalmente.

En cuanto a la protección del consumidor, la Comisión Europea recomienda a los países que aseguren un alto nivel de protección ante prácticas comerciales injustas, pero que no impongan obligaciones desproporcionadas a personas privadas que solo ofrecen servicios de manera ocasional.

La economía colaborativa, pese a llenar muchas páginas de periódicos, es aún pequeña aunque crece rápidamente y ganando cuota de mercado de manera rápida en algunos sectores. Las primeras estimaciones sitúan la facturación de este sector en alrededor de 28.000 millones de euros en 2015. Los ingresos en los cinco sectores fundamentales en los que opera (préstamos a corto plazo, transporte de pasajeros, servicios domésticos, profesionales y técnicos así como finanzas colaborativas) se doblaron en 2015 en relación con el ejercicio anterior, lo que demuestra su enorme potencial.

Y, casi lo más importante, este fuerte desarrollo va aparejado del creciente interés de los ciudadanos por este tipo de actividades, según se demuestra en los diferentes sondeos que se realizan de manera periódica por parte del Eurobarómetro. Así, según los últimos datos, más de la mitad de los ciudadanos europeos conocen la economía colaborativa y uno de cada seis ya la ha usado. Además un tercio de las personas que han estado en plataformas de este tipo han prestado servicios al menos una vez, lo que supone que más del 5% del total de la población ha prestado servicios o intercambiando productos a través de estas plataformas. Una de las principales ventajas de este tipo deplatafomras es que las personas que quieren empezar un nuevo negocio tienen la oportunidad de testar el mercado antes de lanzarse de lleno a él.

Airbnb y Uber celebran el fin de las restricciones

La plataforma de «homesharing» Airbnb valoró positivamente que la Comisión Europea haya emitido un informe en el que pide a los Gobiernos de los Estados miembros revisar sus legislaciones para dar cabida a la economía colaborativa, un sector incipiente pero en auge que era inexistente cuando se redactaron sus respectivas normativas. «La guía publicada por la CE es una herramienta muy valiosa para garantizar a los usuarios de la economía colaborativa un entorno normativo claro, estable y consistente en toda la UE», han afirmado desde Airbnb.

Airbnb sostiene que la economía colaborativa ya está aportando a Europa «enormes beneficios y oportunidades económicas» para un gran número de personas que dependen de los ingresos adicionales que obtienen a través de plataformas como la suya.

Desde Uber su portavoz para Europa coincidió en que «la Comisión Europea ha aclarado que la legislación europea protege a la economía colaborativa frente a restricciones indebidas, al tiempo que ha pedido a los países que revisen sus legislaciones para quitar las trabas a este sector».

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