Emilio Saracho, presidente de Banco Popular
Emilio Saracho, presidente de Banco Popular - EFE

Banco Popular se pone manos a la obra para volver a ser... Banco Popular

Difícil papeleta para Emilio Saracho, flamante presidente de Banco Popular desde el pasado 20 de febrero, precisamente su primer encuentro «extraordinario» con los mismos

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hoy, segunda cita ante sus accionistas en apenas dos meses y medio. Difícil papeleta para Emilio Saracho, flamante presidente de Banco Popular desde el pasado 20 de febrero, precisamente su primer encuentro «extraordinario» con los mismos. Cuando fue elegido para coger las riendas tras el reinado de Ángel Ron. Una junta de accionistas «ordinaria» la de hoy muy esperada por las explicaciones que en ella se esperan. Que las habrá, pero habrá que tener paciencia para ver los resultados. ¿Paciencia en el recinto? Habrá –o quedará– poca. Pero a tener en cuenta –sí o sí– que enderezar el rumbo de una entidad financiera –y menos aún del tamaño del Popular– no se logra en 49 días. Imposible. Intenciones para conseguirlo...

todas. ¿Tiempo? Aún tienen por delante. Máxime cuando las autoridades pertinentes –el caso del BCE fue adelantado por ABC–, dieron al banquero un año de gracia para analizar a fondo el banco y tomar las decisiones oportunas.

¿Objetivo «number one»? Mi sensación es que Saracho querrá devolver la motivación de los accionistas para seguir siendo (apoyando) de Banco Popular. Porque lo que quieren es que Banco Popular vuelva a ser... ¡Banco Popular! Si funcionó en el pasado, ¿cómo no va a funcionar en el futuro? La base está, no se ha perdido. El famoso «know how».

¿El cómo se conseguirá? Supongo que Saracho y su nuevo equipo –que lo tendrá, en esas estará, fijo, porque cuando uno aterriza en un sitio nuevo para liderarlo lo lógico es que se rodee de aquellos en los que confía, de hecho de momento ya ha fichado a un «segundo de a bordo», el nuevo director general adjunto a la presidencia, Miguel Escrig– parten de un escenario muy adverso. Con demasiado «runrún» en su entorno. Sin fundamento, con intenciones poco recomendables.

Habrá que trabajar con ello de fondo. Y el nuevo presidente lo sabe. Como sabrá que el «core» del Popular sigue estándo ahí y tendrá que aflorarlo para recuperar la confianza de accionistas, inversores y clientes. Un negocio sencillo y rentable, como antaño.

De momento, sobre la mesa, cuatro opciones para el banco que podría desvelar hoy mismo en junta. A saber: O seguir como está –imposible, visto lo visto–; o vender activos no estratégicos para volver a la esencia de Popular –entre ellos, su banco «online» Wizink, Totalbank (EE.UU.), Popular Portugal y Bx+ (México)–; o hacer otra ampliación de capital –¡buf! ahora complicado, muy antipopular, ya que sería la tercera en poco más de un año, si bien, con el tiempo, y con el banco enderezado por las medidas tomadas, por tanto ya justificado, ¡yo sí lo veo! Porque si no, díganme ¡cómo levantar capital para seguir cumpliendo la inflexible y obligada regulación financiera europea–; o, por último, formar parte de una operación corporativa –algo que muchos dan por hecho, pero quizás no sea aún el momento. Porque dada la situación del banco ¿no sería ahora un lastre para el nuevo compañero de viaje? Mejor esperar¬, y luego, todos volverán a hablar con todos.

¿Y qué hacer con el proyecto Sunrise, el digamos «banco malo» diseñado por el anterior presidente? Pues no tiene pinta de que su sucesor quiera seguir adelante con un plan sin el beneplácito de todo el mundo. Poco ha hablado de él, por no decir nada, pero da la sensación de que antes que cumplir ratios gracias a este nuevo «esquema», intentará vender esos activos inmobiliarios «problemáticos». Si en su momento se decidió seguir con ellos manteniéndolos «a pulmón», sin desviarlos al banco malo del Gobierno –la Sareb–, por cierto, caro le ha salido a Ron no seguir la recomendación de algún que otro miembro del Ejecutivo–, ahora mejor ser transparentes e ir dándoles salida, como en los dos ejercicios anteriores, con ventas acordadas a terceros, a fondos.

Así, Popular volverá a ser Popular. El banco de pymes en España por antonomasia. Con ventaja aún sobre Caixabank y Sabadell, y sin obligación alguna de competir con los globales, Santander y BBVA. Hoy Saracho desvela sus planes y sabremos si ése es el reto.

Ver los comentarios