Mario Draghi, presidente del BCE, este jueves en Estonia
Mario Draghi, presidente del BCE, este jueves en Estonia - EFE
ANÁLISIS

Banco Popular: Acción concertada para reclamar al maestro armero

Los observadores más suspicaces tras analizar la inmediatez de los hechos en el rescate de la entidad se preguntan si no hemos asistido a una operación concertada de manual entre todos los agentes implicados

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Acción concertada. «Dícese de la cooperación de los diferentes grupos de interés en una acción específica con un objetivo común». Lo compro. Tal cual. Y es que los observadores más suspicaces tras analizar la inmediatez de los hechos en la compra del Banco Popular por Banco Santander -que por cierto, pasará a los anales de la historia como el primer rescate privado desde la puesta en marcha de la unión bancaria-, se preguntan si no hemos asistido a una operación concertada de manual entre todos los agentes implicados. Veamos. Cierto es que en el proceso hay un «señor» que vende ( Emilio Saracho, presidente del Popular); una «señora» que compra (Ana Botín, presidenta del Santander); unos reguladores-supervisores (Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores, e incluso el Gobierno) que «aparentemente» se ponen de perfil sin entrar, digamos, «per se» en acción, y, sobre todo, un supervisor «jefe», el Banco Central Europeo (BCE), que constata que la operación llega «in extremis» para salvar un banco que «está en quiebra o a punto de quebrar».

Salta a escena, antes incluso de que apareciera un «mirlo blanco» salvador (Botín).

El caso es que los tiempos desde luego no cuadran con tanta inmediatez de última hora como para pensar con certeza que todo se resolvió en 48 horas. Yo, no me lo creo. El mecanismo estaba en marcha hacía dos semanas. Porque, ¿hubo tal tremenda huida de depósitos en apenas un par de jornadas como para activar por primera vez el mecanismo de resolución que evitara la caída y liquidación de un banco demasiado grande? Y además coincidiendo en el tiempo, ¡qué casualidad!, que precisamente dos de los agentes implicados -el ministro De Guindos y Ana Botín- se encontraran el pasado fin de semana en el prestigioso club Bilderberg! Dicen por ahí que dentro del guión concertado para no dejar flecos.

Porque muchos ya pensaban que el ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se podrían encontrar con su propio «caso Bankia», como lo tuvieran en su momento la ministra Elena Salgado y el gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. De hecho, una vez precipitados los acontecimientos con la activación de la resolución europea y la aparición de la oferta del Santander -¡por un euro! ¡un banco que hasta no hace ni cinco días tenía unos fondos propios de 11.000 millones!-, bufetes y asociaciones de consumidores harían acto de presencia por la más que probable oleada de reclamaciones y demandas en busca de una indemnización para los miles de afectados. Pues bien, ayer mismo, llegó la primera querella. 385 inversores minoristas poseedores del 3,5% del capital social del sexto banco del país presentaban una denuncia colectiva ante la Fiscalía Anticorrupción contra el ya expresidente del Popular Emilio Saracho y el ex consejero dominical Antonio del Valle. Los accionistas acusan a ambos de gestión temeraria, manipulación del precio de las acciones y vaciamiento del banco... Lógico. Se sienten engañados, maltratados y manipulados.

Lógico también será que accionistas y bonistas vayan contra quien consideren que tiene responsabilidad por haberlo perdido todo y puedan devolverles sus ahorros. O parte. Pero el caso Popular no va a ser el caso Bankia. Irán contra los exdirectivos del Popular. Y veremos qué ocurre. Porque irán por lo penal. Pero también querrán ir contra Santander, por ser ahora propietario del Popular y por haber comprado su banco por un mísero euro y provocar así su dilución y la pérdida de sus ahorros...

Y ahí es donde aparece el garante, el BCE, que le dio la coartada a Ana Botín al permitir comprar el banco por ese euro simbólico cuando ya había sido resuelto y su valor era cero. ¿Qué responsabilidad va a tener Botín pues si compró una entidad ya sin accionistas? Un gesto por «tragarse» al sexto grupo bancario español. ¿Quejas? Al maestro armero, que, por cierto, también se lava las manos.

Ver los comentarios