Los autónomos son el 17% de los afiliados y generan solo un 7% del déficit del sistema

La Seguridad Social registró en 2016 un déficit de cerca de 19.000 millones pero al observar la contabilidad por regímenes, el origen de estos números rojos es muy diverso. El régimen de autónomos (RETA), que aglutina a 2.987.153 trabajadores, registró un déficit de 1.210 millones de euros en 2016, menor por ejemplo a los 1.272 millones de los 2.595 empleados en el régimen especial de la minería del carbón. Los trabajadores por cuenta propia son así el régimen menos deficitario en relación al número de empleados que tiene: suponen un 17% de los afiliados y generan solo un 7% del déficit.

De media cada autónomo generó el año pasado un déficit de 438 euros por cabeza, inferior a los 636 de cada empleado del régimen general o a los 1.069 euros de media de todos los afiliados.

«Los autónomos no somos los que estamos provocando el déficit de la Seguridad Social. Cotizamos un 40% menos de media que un asalariado pero también recibimos un 40% menos de prestaciones en forma de pensiones», describe el presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor.

Los 13,19 millones de afiliados en el régimen general, por su parte, cosecharon un déficit de 8.400 millones de euros. Curiosamente, los regímenes especiales (agrario, minería, mar y hogar familiar) tuvieron un déficit mayor, de 9.188 millones, pese a representar 1,5 millones. Estos sistemas generaron el 48% del déficit público de 2016.

Mientras tanto, la ley de autónomos, que pactaron PP y Ciudadanos en noviembre para aprobarla en el plazo de un mes, sigue en el Congreso de los Diputados a la espera de salir adelante. «Esperemos que con la presentación de los Presupuestos se avance algo», señala Amor.

Crisis de la Seguridad Social

La Seguridad Social ha engordado su déficit durante la crisis desde los 7.788 millones de superávit de 2009 a un agujero de casi 19.000 millones en 2016, tal y como adelantó ABC. Ello se debe a la estructura del sistema: mientras el gasto en pensiones aumenta cada mes a niveles récord, la ocupación, pese a subir en ritmos cercanos al PIB, no puede absorber este aumento del gasto. Por un lado, porque aún debe recuperar los niveles precrisis y, por otro, porque parte de las contribuciones al sistema se realizan por trabajadores que tienen sueldos más bajos, fruto de jornadas a tiempo parcial y contratos temporales. Y, en consecuencia, sus cotizaciones son inferiores a las realizadas por los empleados que ahora se retiran.