Las transacciones digitales crecieron un 10% en el mundo en 2015 y alcanzaron los 426.300 millones de operaciones
Las transacciones digitales crecieron un 10% en el mundo en 2015 y alcanzaron los 426.300 millones de operaciones

El auge del pago digital y la lucha contra el fraude acorralan al dinero físico

El Banco de España certifica que en 2016 los españoles usamos por primera vez más las tarjetas que el efectivo en nuestras compras

MADRID Actualizado: Guardar
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Dentro de no mucho se podrá salir de casa sin dinero pero no sin tarjetas bancarias ni, sobre todo, sin el teléfono móvil. Esa es la principal conclusión que se extrae de la tendencia que se viene observando en el sector de los medios de pago en el mundo, fruto entre otras cosas del desarrollo de los entornos digitales. El Banco de España ha certificado que en 2016, y por primera vez, el importe de los pagos que realizamos en la tiendas y puntos de venta en general con tarjetas alcanzó los 124.406 millones de euros, frente a los 118.275 millones de euros que retiramos de efectivo en los cajeros automáticos con las 74,5 millones de tarjetas de crédito y de débito que tenemos en las carteras.

Estos datos reflejan que cada vez utilizamos más las tarjetas que el efectivo y, con el enorme desarrollo del entorno digital, incluso estas ya son cada vez menos necesarias, ya que muchos consumidores tienen instaladas ya las populares carteras digitales en sus móviles.

Esta auténtica revolución en el sistema financiero, que puede acabar in cluso con el dinero en efectivo tal y como los conocemos ahora a medio plazo, ha venido dada también por el enorme desarrollo de las conocidas como «fintech». Según un reciente estudio de Capgemini, el 50% de los clientes de bancos y seguros en todo el mundo ya utiliza los servicios o productos de algún tipo de fintech. España es el quinto país del mundo y el primero de Europa en el que más se utilizan estos proveedores de servicios financieros, con un 53%. China es el primero (84%), seguido de India (77%), Emiratos Árabes (70%) y Hong Kong (54%) mientras que Estados Unidos se coloca en la posición 15.

Uno de cada cuatro españoles realiza compras por internet una vez por semana, más o menos como la media europea, y se espera que para 2018 este mercado haya aumentado un 45% en un periodo de tres años. ¿Y cómo se pagan todas estas compras? Pues mayoritariamente con tarjetas, tanto desde el ordenador (40%) como desde dispositivos móviles (31%), según un informe de Mastercard. Pero esta tendencia al dinero de plástico se está reduciendo con el desarrollo de los nuevos medios de pago digitales, los conocidos como «wallets» o carteras digitales, las aplicaciones bancarias de banco tradicionales o de las «fintech» o el escaneo de códigos.

Suecia, la más avanzada

Y todo este proceso imparable hace que muchos expertos se pregunten si en el futuro llevaremos dinero en la cartera. En Suecia, por ejemplo, el 90% de las compras se hacen ya de manera electrónica o mediante tarjetas de crédito, lo que hace suponer que habrá disminuido considerablemente el dinero en efectivo en ese país.

El envío de fondos entre particulares o la compra en entornos digitales con la huella digital o el iris forman parte ya del presente

La cuestión no es menor y, desde luego, no hay consenso entre los expertos en si un desarrollo de los pagos digitales, y del envío también digital de dinero entre particulares, supondrá el fin del dinero físico como lo conocemos ahora. Algunos análisis vinculan el cambio generacional con el triunfo de esos nuevos sistemas de pago en detrimento del dinero. De este modo los países con población más envejecida, como sucede en muchos países europeos, tardará más en dejar atrás el dinero físico mientras que los países con población más joven se adaptan mejor a las nuevas tecnologías y a los cambios que ellas conllevan en este campo.

Lo que está claro es que la tendencia es irreversible y que en los próximos años los avances en este campo no se pueden ni siquiera llegar a pensar ahora, como ha venido ocurriendo en los últimos años con todos los avances tecnológicos que hemos conocido.

Ahora nos parece de película de ficción pero no dentro de mucho será normal comprar en cualquier tienda no sólo mediante el móvil, sino también con pulseras que identifican el ritmo cardiaco, la huellla dactilar o el iris de la retina. Carmen Alonso, directora general de Visa España, explicaba hace unos días que están trabajando con su red de partners en soluciones innovadoras que permiten pagos y transacciones «a través del patrón de las venas de la muñeca mediante un reloj con tecnología Bluetooth. No es ficción ya que el internet de la cosas y la innovación son las dos áreas que, aplicadas al pago electrónico sin contacto, están cambiando radicalmente el modo en que vivimos, compramos y nos relacionamos».

En cuanto a las tarjetas, de momento, seguirán existiendo «pero sufrirán, y de hecho ya lo están haciendo, una enorme transformación ya que son virtuales y las llevamos en el móvil o en otros dispositivos que podemos llevar encima como una pulsera».

Un ejemplo de todos estos cambios ya se aprecia en un banco español, BBVA en concreto, que permite abrir una cuenta con un solo «selfie».

Al margen del desarrollo de la tecnología, a nadie se le escapa que ha habido una serie de decisiones políticas que han empujado a la desaparición progresiva del dinero físico. El Banco Central Europeo (BCE) decidió el año pasado suprimir los billetes de 500 euros, de color morado y que pocos hemos visto. No fue casualidad, la intención era dificultar el movimiento físico de grandes cantidades de dinero, generalmente con el objetivo de la evasión fiscal ya que en un pequeño sobre se podían lelvar antes cientos de miles de euros en billetes de 500.

Suecia lleva en este campo la avanzadilla ya que ha sido el país más rápido en dar pasos firmes hacia la supresión del dinero físico. Hasta tal punto ha llegado la transformación de la sociedad sueca que hasta los cepillos de las iglesias tienen una aplicación numérica para hacer las aportaciones.

China adelantó a Reino Unido y Corea del Sur en número de transacciones en pago digital

Este movimiento de luchar contra el dinero físico no es exclusivo de Europa ya que en Estados Unidos, por ejemplo, los billetes de 500 dólares se quitaron de la circulación hace ya medio siglo. Prestigiosos economistas americanos, como Kenneth Rogoff o, más recientemente el antiguo Secretario del Tesoro, Larry Summers, se han mostrado favorables a suprimir el dinero físico.

El último informe del World Payments Report 2016 publicado por Capgemini y BNP Paribas señala que el volumen de transacciones digitales crcieron un 10% en todo el mundo en 2015, hasta alcanzar los 426.300 millones de operaciones, superando así el incremento récord del 8,9% registrado en 2014 (387.300 millones).

El pago digital creció en todas las regiones si bien el incremento más significativo en el volumen de operaciones de pago digital correspondió a los mercados emergentes, con un 16,7% de aumento, seguido del registrado en las economías más avanzadas, que fue del 6%, que siguen representando el 70,9% del volumen total mundial. Por primera vez, China adelantó a Reino Unido y Corea del Sur en número de transacciones en pago digital, colocándose el cuarto entre los diez primeros mercados, por detrás de EE.UU., la Eurozona y Brasil.

Las tarjetas, al alza

El alza continuada de los pagos digitales ofrece a los bancos la oportunidad de dar estos servicios a sus clientes, al tiempo que las empresas clientes se benefician de cadenas de suministros financieros más eficientes, según el mencionado informe. Las tarjetas continuaron como el instrumento de pago digital que mayor crecimiento experimenta desde 2010, frente a la sucesiva caída del uso del cheque. Los pagos inmediatos tienen el potencial para impulsar las operaciones digitales como alternativa al uso del dinero en efectivo y cheques, lo que sugiere que es necesario «educar» en su uso, ofrecer servicios de mayor valor añadido y actualizar la infraestructura de comercios y corporaciones.

Lo que parece evidente, aunque no haya consenso entre los analistas sober cuándo y cómo, es que a medida que el uso de las compras con tarjetas de crédito y/o carteras virtuales aumente, cosa que es casi segura al cien por cien, disminuirá el uso del dinero físico entre los ciudadanos.

Hacienda, encantada con que haya menos efectivo

Uno de los beneficios de la disminución de la circulación del dinero físico es que baja el fraude fiscal y las operaciones de blanqueo de dinero, tal y como se ha resaltado desde los ministerios de Hacienda y del Banco Central Europeo. Es mucho más fácil seguir la pista a una operación financiera que deja un rastro digital que perseguir un montón de billetes. Por esa razón el Gobierno español aprobó en 2012 una ley para limitar los pagos en efectivo de más de 2.500. La medida afecta a operaciones en las que al menos una de las partes sea un profesional, autónomo o empresario. Por ejemplo, no se pueden pagar las reparaciones del coche al taller en metálico n ilas prótesis dentales si estas han costado más de 2.500 euros. Las facturas de una reforma de una casa que superen esa cantidad tampoco pueden liquidarse en efectivo. Con esta medida el Gobierno pretendía limitar las operaciones con dinero negro. Además, a finales del año pasado el Ejecutivo aprobó, con apoyo del PSOE, un paquete de medidas tributarias con un amplio plan de lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida, y la rebaja a 1.000 euros en el límite de pagos en efectivo desde el 1 de enero de este año, por debajo del límite actual de 2.500 euros aprobado en el año 2012 con el mismo fin.

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