Los poderes monetarios se echan al monte de Jackson Hole

Draghi y Yellen coinciden en este valle de Wyoming, centro de poder de los bancos centrales cada verano

Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, en el encuentro de Jackson Hole de 2014 REUTERS

JAVIER ANSORENA

La meca financiera de EE.UU. es Wall Street, pero hay otros centros de peregrinaje económico en el país que no podrían estar más en las antípodas del bosque de cristal y cemento del Sur de Manhattan. Omaha, una ciudad de Nebraska, y Jackson Hole (Wyoming), una localidad en un valle apartado de las Rocosas, son los principales. Omaha -«en algún sitio en el medio de América», como dice la canción de Counting Crows- recibe a miles de inversores cada primavera. La razón: Warren Buffett . El mago de las finanzas y uno de los hombre más ricos del mundo celebra en su ciudad de residencia -y sede de su compañía- una conferencia anual en la que la industria financiera acude a escucharle y a hacer relaciones con otros profesionales.

En verano, toda la atención se vuelca por unos días en Jackson Hole , un lugar recóndito en el que el correo no llegaba hasta finales del siglo XIX, con un escenario propio de un « western » clásico. Este jueves ha arrancado aquí el simposio que cada agosto organiza la Reserva Federal de Kansas y que atrae a los pesos pesados de los bancos centrales de todo el mundo. Este año, la atención es todavía mayor porque coinciden Janet Yellen , la presidenta de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), y Mario Draghi, del Banco Central Europeo (BCE).

La razón de que vayan a este lugar tiene una relación con la economía aún mucho más alejada que Omaha : las truchas. Como muchas otras de las reservas federales regionales de EE.UU., la de Kansas organiza desde finales de los 70 una conferencia en verano que en 1982 mudó a Jackson Hole. La idea era atraer al simposio a Paul Volcker, entonces presidente de la Fed, y un apasionado de la pesca a mariposa . Volcker se convirtió en un habitual y con él llegaron los reguladores monetarios más poderosos del mundo.

Cada año, el simposio tiene un tema central. En esta ocasión es la «Promoción de una economía global dinámica». La atención, sin embargo, está centrada en detectar mensajes, sensaciones o gestos de Yellen o Draghi que insinúen cambios en sus políticas monetarias. La Fed y el BCE viven momentos clave en la transición de políticas acomodaticias hacia un cierto endurecimiento tras haber dejado atrás lo peor de la crisis.

Ambos dan sus discursos este viernes y todo el mundo se dedicará a buscar pistas al respecto y a analizar el impacto que tendrá en los mercados. Nadie espera grandes sorpresas o anuncios en sus intervenciones , pero eso no restará atención a sus palabras.

Yellen acude en un momento en el que la Fed ha dado pasos claros hacia la normalización monetaria, con varias subidas de tipos y un calendario por delante que incluye más incrementos y la reducción de su cartera de activos comprados durante la crisis. Se prevé que en la próxima reunión de septiembre de la Fed se den más detalles. Las condiciones económicas de EE.UU., con una caída significativa del paro y un crecimiento débil pero sostenido, invitan a pensar que seguirá ese proceso. El principal obstáculo es la inflación, aún por debajo de los niveles deseados , y una volatilidad preocupante tanto en los mercados como en la política. Se espera que Yellen no ofrezca grandes novedades, con la única duda de que esta podría ser su última intervención en Jackson Hole al frente de la Fed -Donald Trump se plantea sustituirla- y eso quizá le invite a soltar algo en su discurso.

Más esperanzas de noticia hay en Draghi , más dado a saltarse el guión. Su visita a Wyoming se produce solo dos semanas antes de la próxima reunión del BCE, donde quizá se den pasos hacia una política menos acomodaticia que la actual, en la que compra 60.000 millones en activos cada mes. También se analizará si hay menciones al fortalecimiento del euro y su impacto en la inflación en la Eurozona. La semana pasada, Reuters citaba varios analistas que predecían que Draghi « decepcionaría » a quienes esperen grandes novedades en su discurso. Quizá entonces ha acudido a Jackson Hole, a donde no iba desde hace tres años, porque, como a Volcker, le interesan las truchas.

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