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Angela Merkel, canciller alemana, en la ciudad de Demmin - REUTERS

Alemania amenaza a Reino Unido con declararlo un paraíso fiscal

Merkel considera imponer nuevas tasas a inversiones y bienes británicos si la isla baja Sociedades

Corresponsal en Berlín Actualizado: Guardar
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El Gobierno alemán toma nota de las amenazas que Reino Unido va profiriendo en la fase previa a las negociaciones del Brexit y prepara una estrategia de reacción. Berlín está estudiando declarar Reino Unido «jurisdicción de baja tributación» si su Ejecutivo cumple finalmente con el anuncio de reducir el impuesto de Sociedades hasta el 10% o el 15%, lo que tendría consecuencias fiscales. El Ministerio de Hacienda de Alemania tendría que empezar a cobrar impuestos añadidos, en ese caso, a los inversores alemanes con acciones de empresas británicas por los beneficios que generen esas compañías, al considerar legalmente que en el país de destino de la inversión no tributan adecuadamente.

El departamento dirigido por Wolfgang Schäuble tomaría también otras medidas fiscales consecuencia del cambio de valoración del espacio fiscal británico, como reducir las deducciones fiscales de los productos y servicios adquiridos a proveedores británicos, incluyendo en este apartado los productos y servicios financieros.

Esta respuesta aparece perfilada en un documento interno al que ha tenido acceso el semanario alemán «Der Spiegel» y en el que constan también consecuencias como la retención de un porcentaje fijo que tendrían que aplicar los bancos de forma automática a cada factura que pague una empresa alemana por productos británicos importados, cuyo importes podría ser «por ejemplo del 15%», según afirma el documento. Y, en cualquier caso, Alemania descarta implicarse en un proceso de «dumping» fiscal que llevase a una competencia a la baja en el impuesto de Sociedades. «Necesitamos los ingresos fiscales, necesitamos un sistema tributario justo, con el fin de poder hacer las inversiones necesarias en nuestra sociedad», defendió públicamente la canciller alemana, Angela Merkel.

La filtración de este documento neutraliza la amenaza que supondría la bajada de impuestos de Reino Unido y da una pista de la firmeza con la que Alemania está dispuesta a defender la integridad y fortaleza de la UE en las futuras negociaciones. También ha dado pistas esta semana el nuevo ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, al apuntar como acción dirigida a mantener la confianza de los ciudadanos europeos frente al Brexit, el «avance en una economía de mercado social que ampare a las pequeñas empresas frente a los grandes consorcios internacionales».

Al margen de estas declaraciones y filtraciones, la posición oficial de Alemania sigue siendo la de mantener la unidad europea en la negociación y la negativa a empezar a negociar hasta que no sea activado el mecanismo de desconexión.

Integridad comunitaria

Merkel se ha mostrado inflexible sobre la negativa a separar la libertad de movimientos en el espacio europeo y la participación en el mercado común, sugiriendo además su preferencia por un Brexit duro que sirva de escarmiento a quien pudiera sucumbir también a la tentación de desgajarse del bloque, pero dado el ritmo que lleva el calendario Brexit y teniendo en cuenta que Alemania celebra elecciones generales en septiembre en las que aumentan las posibilidades del candidato socialdemócrata Martin Schulz, cabe la posibilidad de que no sea Merkel quien esté en las negociaciones Brexit.

Martin Schulz no se ha pronunciado sobre su estrategia Brexit, pero uno de sus más estrechos colaboradores recuerda que «en Bruselas defendió la supremacía de los Tratados y la legislación de la UE y no permitirá que Reino Unido tenga un tratamiento especial si no se cumplen las cuatro libertades del mercado único europeo».

Con Schulz en Berlín, a condición de una conveniente confluencia con París, la UE entraría en un proceso de integración económica que incluiría unión bancaria con un único regulador y un mecanismo de rescate, mercados de deuda soberana en común y eurobonos respaldados por todos los Estados miembros, un Tesoro de la UE con poderes para subir impuestos, armonizar tasas y gastar dinero por todo el continente y, con el tiempo, procesos comunes de distribución de la riqueza, lo que en conjunto supone un potencial de fortaleza económica que podría convertir a Reino Unido en un satélite de conveniencia.

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