La cuarta mayor operación corporativa de la historia tendrá un impacto directo en el consumidor
La cuarta mayor operación corporativa de la historia tendrá un impacto directo en el consumidor - efe

La industria de la cerveza se agita

Una de cada tres cervezas que se vendan en el mundo pertenecerá al grupo creado entre AB InBev y SABMiller

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Después de un largo periodo «tirando la caña», esta semana se confirmó que la multinacional belga AB InBev, líder mundial de la industria cervecera, se hacía con su más directa competidora, la británica SABMiller, por 102.500 millones de euros. La cuarta mayor operación corporativa de la historia tendrá un impacto directo en el consumidor: una de cada tres cervezas que se vendan en el mundo pertenecerá a este megagrupo que engloba marcas como Budweiser, Corona, Becks, Stella Artois, Pilsner, Fosters y Peroni.

La unión tiene dos objetivos fundamentales. El primero, frenar el auge que en todo el mundo, y especialmente en Europa y Estados Unidos, experimentan las cervezas artesanales. Además, el consumo de cerveza sufre en los últimos años, sobre todo en Europa y EE.UU., una cierta atonía que empuja a abrirse hacia mercados emergentes.

África, donde SAB ya tiene una importante presencia, es el gran objetivo de expansión del nuevo conglomerado. Y AB InBEV también mejoraría su presencia en destinos latinoamericanos, más allá de la alicaída Brasil, en los que la demanda crece rápidamente. Los analistas apuntan que la operación tendrá que conllevar un importante esfuerzo en reducción de costes y se encontrará con problemas con las autoridades de Competencia.

En Estados Unidos y China, el nuevo grupo podría verse obligado a desprenderse de algunos activos que, curiosamente, se convertirían en oportunidades de compra para sus principales competidores.

Heineken se mueve

La barra libre de operaciones en la que el sector se ha movido en los últimos años parece más abierta que nunca. Grupos como Heineken, Carlsberg o Molson Coors se verán obligados a mover ficha si no quieren quedar ocultos a la sombra del nuevo gigante. De hecho, esta misma semana Heineken cerraba la adquisición de la parte mayoritaria de la eslovena Pivovarna Lasko, un 53,43% del capital, por un importe de 119,5 millones. Próximamente lanzará una OPA por las acciones restantes. Esta es la segunda operación del grupo alemán este mes, tras la compra de parte de las sociedades de Diageo en Jamaica, Malasia, Singapur y Ghana por 696 millones.

Los movimientos podrían crecer como la espuma, pero más difícil se antoja una oleada de grandes fusiones. «En vista del nivel de consolidación que se ha alcanzado, no hay demasiado margen para que se produzcan más fusiones en el sector cervecero», apunta Matt Beesley, responsable de renta variable global de Henderson Global Investors, quien sin embargo considera que «el sector de las bebidas en general sigue estando relativamente fragmentado en segmentos que cuentan con margen suficiente para el aprovechamiento de costes que observamos en la fusión Inbev-SAB».

Beesley considera que toda la presión para realizar nuevos movimientos en el sector cervecero recae ahora sobre Heineken. «No creemos que haya un nuevo baile de fusiones. No es algo matemático. Lo que puede ser bueno para una compañía no tienen porque serlo para otras. InBev y SAB consiguen unas sinergias a través de la fusión que a lo mejor no consiguen otras compañías que pudieran unirse», apunta en la misma línea el analista de XTB Rodrigo García.

España, de refilón

Y mientras el sector mundial vive su hora feliz de la consolidación, la industria española se presenta como una pequeña y próspera república independiente, con grupos familiares dominando el accionariado de empresas rentables y consolidadas. La megafusión de esta semana apenas roza a nuestro país. SAB Miller controla el 70% de Compañía Cervecera de Canarias, que comercializa las marcas Dorada y Tropical, y AB InBev está aliada con el Grupo Damm en la producción de Budweiser para España.

Entre las grandes marcas patrias, solo Cruzcampo pertenece a una multinacional, Heineken. Sin embargo, no es descartable que tras la fusión In Bev-SAB alguno de los grandes actores vuelvan ahora su mirada hacia nuestro país, en el que, además, el sector de alimentación está especialmente activo. «La recuperación macroeconómica de España y la reactivación del consumo interno y de la confianza por parte de los inversores apoyan sustancialmente las perspectivas de crecimiento de la industria de alimentación y bebidas, que está siendo uno de los sectores con mayor actividad para el mercado de fusiones y adquisiciones en nuestro país. La tendencia a realizar operaciones debería seguir manteniéndose en los próximos meses, en los que es probable que continúen los procesos de consolidación en algunos sectores», explica Jorge Riopérez, socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España. Definitivamente, el sector cervecero se agita.

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