El Banco Central chino dio por finalizada el jueves la depreciación del yuan
El Banco Central chino dio por finalizada el jueves la depreciación del yuan - afp

Las consecuencias de la devaluación del yuan en la economía europea

Distintos analistas han alertado de que la depreciación de la moneda china repercutirá de forma negativa en las exportaciones europeas

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Como sucedió a principios de verano, cuando la Bolsa china se desplomó un 50% en cuatro semanas, Europa mira con preocupación a Oriente estos días. Después de que el Banco Central chino haya depreciado el yuan durante tres jornadas consecutivas, numerosos analistas han analizado las consecuencias que la devaluación de la moneda asiática podría generar en la economía europea. Por el momento, la inestabilidad ha regresado en los mercados, que han registrado importantes pérdidas el lunes y ganancias el martes. El Gobierno chino se justifica asegurando que la medida serivrá para impulsar las exportaciones asiáticas pero, ¿qué supondrá un yuan más débil para la economía del viejo continente?

Incertidumbre en las exportaciones

Por el momento, la medida ya ha tenido un reflejo en los mercados.

El lunes, las principales Bolsas europeas cerraban con fuertes caídas debido a la incertidumbre que generó la devaluación en los mercados. Ello se debe a que el teórico aumento de la competitividad china tras la depreciación irá, presumiblemente, en consonancia con un retroceso de las exportaciones europeas, un hecho que han anticipado los parqués de Europa.

Entre las caídas, ha destacado el descenso del Dax alemán. Dadas las relaciones comerciales entre China y Alemania, la depreciación afecta primero al país teutón y desde ahí, repercute al resto de Europa. «La ganancia de competitividad de las exportaciones chinas, consecuencia de la depreciación del yuan, afecta a sectores como el automovilístico, el textil o el siderúrgico, por lo que las empresas dedicadas a estas industrias se contraen en la Bolsa», afirma Javier Santacruz, analista del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB).

El pánico inversor, sin embargo, se ha apaciguado durante la jornada del martes, en la que las principales plazas bursátiles regresaron a las ganancias. Rose M.Boudeguer, directora del Servicio de Estudios de Banca March, asegura que «los mercados se han calmado» y que la depreciación no afectará tanto al mercado español como al alemán o el francés, debido a la importancia en estos países de la industria automovilística».

Efectos a «corto plazo»

Pese a ello, el analista del IEB considera que estas medidas tendrán efectos negativos únicamente a «corto plazo», ya que tras el «ajuste de costes» que tendrán que realizar las empresas europeas puede llegar un periodo en el que estas sean capaces de reducir sus precios y obtener así un mayor volúmen de exportaciones.

Jaime Díez, analista de XTB, sostiene por su parte que la depreciación finalmente se ha establecido en niveles inferiores al 5%, por lo que sus consecuencias «no serán demasiado fuertes» para las exportaciones europeas, e incluso podría contribuir, también a corto plazo, a mantener la tendencia bajista en materias primas como el petróleo, el acero o el cobre. En esta misma línea, John J. Hardy, jefe de estrategia de divisas de Saxo Bank, ha asegurado que el tipo de cambio «casi nunca se movió con fuerza, solo lo hizo en una pequeña fracción de esta cantidad en un día determinado, ya que el Banco Popular de China claramente quería movimientos ordenados».

Una «guerra de divisas» ya instaurada

Otra de las posibles consecuencias de la depreciación de la divisa asiática es que puede provocar el comienzo de una «guerra de divisas», es decir, que numerosos organismos internacionales sigan los pasos de China y opten por una devaluación de sus divisas. Javier Santacruz, sin embargo, afirma que más que una opción de futuro, la «guerra de divisas» es una medida que ya se está produciendo «desde hace seis o siete años».

«La guerra de divisas se produce desde hace seis o siete años»

«Es una forma de ganar competitividad a costa de que otros la pierdan. EE.UU. devaluó el dólar, Reino Unido la libra, los países anclados en dólar (Australia y Canadá) les siguieron y la última de estas medidas fue el « quantitative easing» del BCE», asegura Santacruz.

¿Otro retraso de la subida de tipos?

Además, también se ha especulado con la posibilidad de que, ante la modificación del tipo de cambio de China, la Reserva Federal de Estados Unidos decida retrasar de nuevo la subida de tipos prevista para este año. Aunque todavía parece precipitado llevar a cabo conclusiones respecto a este tema, parece que finalmente la Fed no optará por esta vía.

El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley, ya ha sostenido que esta depreciación «no parece una decisión inapropiada» debido a que el yuan se ha estado «apreciando» a la par que el dólar, por lo que la subida de tipos de la Fed se producirá «en el futuro próximo» siempre y cuando la economía mundial mantenta sus previsiones de crecimiento.

Jaime Díez cree que esta subida se terminará produciendo este otoño, aunque sí que admite que quizás «se retrase su implantación de septiembre a octubre». Para el analista de XTB, la Reserva Federal corre un «riesgo reputacional» si finalmente aparca la revisión del interés, por lo que si no hay «cambios significativos», esta medida se realizará tras el verano.

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