Preferentistas aporrean el coche que traslada al expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa
Preferentistas aporrean el coche que traslada al expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa - efe

¿Cómo surgió el escándalo de las tarjetas «B» de Caja Madrid?

Tres millones de euros en restaurantes, dos en disposiciones de efectivo, 1,5 en desplazamientos y viajes... Hasta 15,25 millones en diez años

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las cantidades de gastos personales por parte de la cúpula de Caja Madrid que se cargaron a las tarjetas «B» son mareantes. Tres millones de euros en restaurantes, dos en disposiciones de efectivo, 1,5 en desplazamientos y viajes, otro millón en grandes superficies comerciales, 800.000 euros en hoteles, 700.000 en ropa y complementos... Así hasta 15,25 millones en diez años. Las también conocidas como tarjetas opacas, o en negro, incluso «black», han vuelto a poner en el centro de la diana mediática la gestión de la antigua Caja Madrid y después Bankia, que tuvo que ser rescatada con dinero público por más de 20.000 millones. Pero ¿cómo funcionaban las tarjetas opacas?

En el escrito remitido a la Audiencia, los fiscales solicitaban al juez que analizara «la existencia de unas tarjetas de crédito proporcionadas por Caja Madrid inicialmente, y después por Bankia, a algunos de sus consejeros y directivos, fuera del circuito normal de otorgamiento de tarjetas de empresa, que habrían sido utilizadas en algunos casos para fines no vinculados con la actividad de la entidad».

Esas tarjetas fueron creadas en 2002 con Ildefonso Sánchez-Barcoj como exdirector general y, según Anticorrupción, «fuera del circuito ordinario». Es precisamente Sánchez-Barcoj el que más dinero gastó en esa década: 484.000 euros. Le siguen el exconsejero de Izquierda Unida José Antonio Moral Santín, con 456.500 euros; el exdirector de organización y medios Ricardo Morado, con 448.300 euros, y el expresidente Miguel Blesa, con 436.700 euros.

Los fiscales Anticorrupción Alejandro Luzón y Luis Rodríguez Sol han comprobado que los gastos cargados a las tarjetas opacas de Caja Madrid no tienen justificación posible. Según las fuentes consultadas por ABC, consejeros de la entidad financiera alegan en su defensa que las tarjetas se utilizaban para cubrir gastos de su actividad profesional, como desplazamientos y comidas, pero los asientos contables desmontan esa versión. Algunos consejeros usaban la tarjeta B de la Caja «hasta para hacer la compra en Mercadona y en El Corte Inglés», según sostienen fuentes de la investigación. Se trata, tal y como apunta Anticorrupción, de «gastos personales», incluida ropa, además de retiradas de efectivo en cajeros sin ninguna justificación. Esto significa que estamos ante «sueldos encubiertos».

Ningún control de los gastos

El exconsejero de Caja Madrid Ignacio del Río señaló ayer que en la entidad no había ningún control de los gastos que se hacían con la tarjeta que se entregaba a los miembros del consejo, ya que no se reclamaban las facturas.

«Recuerdo una conversación de (Miguel) Blesa en la que nos decía que la tarjeta que se nos daba no era ni para ropa ni para retirar dinero. Era para comidas o gastos de desplazamientos en función de razón profesional, no desplazamientos privados», indicó. Del Río entiende que «lo lógico» es que aquellas tarjetas se hubieran utilizado «con moderación, únicamente para gastos de representación», ya que, según ha dicho, había consejeros que acudían a las reuniones del consejo desde fuera de Madrid.

Ver los comentarios