José Luis Suevos Barrero - Ganando barlovento

La VOR comienza a bajar en interés y participación

Es muy injusto que un barco que sufra un accidente a 30 millas de la llegada tenga que renunciar a los puntos

Que la Volvo Ocean Race es una regata sin apenas interés para los patrocinadores, está muy claro y si no es así, ¿por qué se ha quedado un barco totalmente preparado en los astilleros de la VOR en Lisboa y nadie lo ha aprovechado para disputar la vuelta al mundo?

Mediáticamente importa lo que importa. Estoy seguro que si preguntamos a los ciudadanos de Alicante por donde va la flota, no son capaces de contestar. Y es que cuando los equipos se alejan del horario GTM, la regata comienza a bajar en su interés.

Hasta antes de llegar a Hong Kong todo fue un monólogo de los españoles del «Mapfre» y el interés era más o menos normal. En la cuarta etapa, desde Melbourne a Hong Kong, ya la cosa mediática bajó mucho. Los españoles se quedaron atrás y entre que duele ver a tu equipo vapuleado por los demás y la manipulación a la que somos sometidos los aficionados por la maquinaria mediática, la regata va perdiendo credibilidad e interés.

Se dio la circunstancia de que a la llegada a Hong Kong el «Vestas» chocó con un pesquero que le abrió una gran brecha en la amura de babor. Resultado, dos muertos y retirada forzosa del equipo cuando faltaban tan solo treinta millas para llegar y ocupaba la segunda posición. Aun no sabemos casi nada del incidente. ¿Quién tuvo la culpa? ¿El pesquero llevaba encendido el equipo de seguridad nocturno? Son muchas preguntas que se han quedado, de momento, sin respuesta. Y es que la Volvo Ocean Race ha tratado de tapar lo más que ha podido el incidente.

No es justo que a tan pocas millas de la llegada y después de navegar seis mil, un barco tenga que retirarse renunciando a los puntos. Esto si pasa en el ciclismo, a los ciclistas afectados se les da el mismo tiempo que al ganador, porque no sería justo que después de 200 kilómetros, una caída en el sprint les valiera una descalificación.

Ahora mismo, el Vestas está siendo reparado en Auckland para intentar que vuelva a participar en la siguiente etapa, pero ya la regata ha quedado totalmente desvirtuada, como ha pasado en otras ediciones cuando los barcos se han tenido que desplazar en cargueros a causa de alguna avería.

Si siete barcos ya son muy pocos para participar en lo que llaman el «Everest» de la vela, no digamos lo poco que son seis. Mucho tiene que cambiar la Volvo Ocean Race en cuanto a sus estrategias si no quiere desaparecer. Parecía que con Mark Turner la regata tomaba un rumbo más interesante, pero cuando se marchó el propio Turner, la Volvo Ocean Race comenzó a entrar en barrena, y no lo digo yo, lo dicen centenares de aficionados en las tertulias.

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