Carlos Pich Martínez - Tomar por la Lúa

Los cimientos oceánicos

A veces se pretende que un gran proyecto sirva de estimulante, pero comenzar a lo grande no siempre da buenos resultados

Carlos Pich Martínez
Barcelona Actualizado: Guardar
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Nuestro país es especialista en comenzar las casas por el tejado. Ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en muchos ámbitos, de los cuales el deporte no es una excepción. A veces se pretende que un gran proyecto sirva de estimulante, pero comenzar a lo grande no siempre da buenos resultados.

La Barcelona World Race podría ser uno de estos casos, pues el reclamo de sus barcos grandes, de una regata impresionante y de reputados navegantes tal vez era más para revalorizarla y justificarla, sin darle continuidad a una labor de promoción, que su organizador incluye en los estatutos de su fundación. Al igual que ocurre en la Volvo Ocean Race, la viabilidad de estos proyectos pasan por una desgravación fiscal capaz de atraer patrocinios.

Aunque se hayan repetido varias ediciones, no se ha sabido educar náuticamente a los patrocinadores, incapaces de apoyar otras iniciativas menores de la navegación oceánica.

Desde hace años, cuando se presenta un proyecto de vela a una empresa, la primera pregunta es “¿Tiene desgravación fiscal?”. Parece que más allá del péndulo entre la Volvo y la Barcelona cuesta dios, ayuda y algún enchufe convencer a las marcas.

Iba pensando sobre ello mientras me dirigía al Port Forum barcelonés, para una convocatoria de la Base Mini Barcelona (BSM) en la que vivir la experiencia de navegar en un Mini 6.50. Con más lógica que una demostración matemática, y menos recursos de los necesarios y deseados, su creadora Anna Corbella ha ido pasando pantallas desde su puesta en marcha aún no hace dos años.

"Desde hace años, cuando se presenta un proyecto de vela a una empresa, la primera pregunta es “¿Tiene desgravación fiscal?”.
Carlos Pich

Me impresionó ver dispuestos siete Minis pertrechados para salir a navegar, pensaba que habría un par, tres a lo sumo. Una evidencia del buen hacer basado en la lógica y en la modestia de un proyecto incomprensiblemente corto de recursos. El modelo mixto público-privado sin ánimo de lucro cuenta con la impagable ayuda de su anfitrión Port Forum, alguna subvención del Ayuntamiento y colaboraciones técnicas de empresas o entidades que se cuentan con los dedos de una mano.

Con sus once navegantes adscritos, la BMB ya es la referencia de los centros de la clase Mini en el Mediterráneo, y sigue teniendo como espejo los grades centros de la costa atlántica francesa. Que siete de sus regatistas opten a la Mini Transat 2017 habla mucho y bien de la necesidad de estos centros de entrenamiento y formación.

Si las cosas crecen de forma natural de abajo a arriba, la clase Mini 6.50 es a la vela oceánica lo que el Optimist a la otra vela. Del Mini al Figaro, de éste al Class 40 y en la parte alta de la pirámide el minoritario IMOCA 60. La BSM tiene todo el sentido del mundo y saben hacerlo bien. Faltan seguir pasando pantallas y avanzar para ampliar los cimientos de la vela oceánica, aunque desde la altura de los áticos no les apoyen.

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