Ricardo Ojeda gana el primer torneo Challenger de su carrera

El portuense Ricardo Ojeda logra en Alemania su primer triunfo en un torneo de categoría Challenger de su carrera deportiva. El tenista se hizo con la victoria en la final de Meerbusch al tenista austriaco Andreas Haider-Maurer en dos sets (6-4/6-3).

Este triunfo va a hacer que Ricky se levante hoy con el mejor ranking de su vida en la clasificación ATP (llegó a ser el 221 del mundo el pasado diez de abril). Lo normal es que se coloque alrededor del 180 de la clasificación en el día de hoy. El tenista de El Puerto había ganado torneos Future, pero ningún Challenger ATP. El siguiente paso, una vez conseguido el triunfo, es tratar de competir en algún ATP 250 de aquí a final de año.

Hay que decir que el rival que tuvo Ricky, el austriaco Haider-Mauer, no es un cualquiera. Pese a que en estos momentos se encuentra lejos en el ranking tras sufrir una larga sesión, llegó a estar entre las mejores cincuenta raquetas del mundo hace apenas un par de años.

Ricky no dio opciones a su rival en todo el choque. Salió desde el inicio con las ideas muy claras, muy agresivo con los saques del austriaco. En el segundo set rompió de inicio, aunque Haider-Maurer le devolvió la rotura. Fue el momento clave del partido. Ojeda no se vino abajo y rápidamente recuperó el break, acabando con las esperanzas de remontada de su rival.

Ojeda no tuvo apenas tiempo para celebrar el triunfo, ya que en la pasada madrugada voló hasta Italia, donde esta semana competirá en el torneo Challenger de Manerbio.

Eso sí, reconocía estar en una nube tras conseguir la victoria más importante de su carrera: «Estoy muy feliz por el triunfo, me pondré en torno al 180 en la clasificación mundial , se trata de algo histórico, y estoy muy feliz por ello, eso sí, no tengo tiempo para celebraciones, ya que esta misma noche (por ayer) vuelo a Italia para afrontar otro torneo».

Ricky explicaba que estuvo «bastante competitivo» , aunque «no rozando tan alto nivel como en otros partidos del torneo».

Pese a los nervios, estuvo a la altura de la circunstancias, como él mismo reconocía: «Era normal estar algo nervioso por la presión del momento, hay que saber competir con lo que se tiene, y he sabido sacarle provecho».