Ostapenko, al llegar a la final en París
Ostapenko, al llegar a la final en París - AFP

Roland GarrosOstapenko hace historia en París

Justo el día en el que cumplía 20 años, la letona se clasifica para la final de Roland Garros al vencer a Bacsinzsky por 7-6 (4), 3-6 y 6-3

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Jelena Ostapenko, justo en el día en el que cambiaba de década y soplaba 20 velas, conquisto la central de París, enamorado con esta muchacha que se ha plantado en la final de Roland Garros sin que se la tuviera demasiado en cuenta. Letona, con una derecha descomunal, agresiva y descarada hasta el punto de a veces rozar la temeridad, Ostapenko derrotó en semifinales a Timea Bacsinzsky y aspira a escribir una gesta en la capital francesa, pues nunca ha ganado un título y podría estrenarse a lo grande. Le queda un pasito.

Ostapenko se impuso por 7-6 (4), 3-6 y 6-3 en un pulso de alternativas, con los nervios a flor de piel en un inicio cargado de fallos.

Se fueron rompiendo el saque y mantuvieron la igualdad hasta que se llegó al tie break, en donde Ostapenko no se arrugó. No parece que sea de esas, desde luego, eufórica a las dos horas y 25 minutos tras cerrar con una derecha su pase a la final del sábado.

Durante el camino, un carrusel de emociones. Ostapenko es capaz de pasar de la euforia más absoluta al llanto, pues iba de puño en puño hasta que se le truncó la inercia positiva en la segunda manga y dio la sensación de ponerse a llorar en cada fallo. Sin embargo, no es de las que se deja ir y mantuvo el tipo con una madurez impropia, aunque Anabel Medina, su entrenadora, dice que todavía hay que pulir la azotea. Tenis está claro que le sobra.

Bacsinzsky, que también cumplía años (28), hizo lo que se esperaba de ella. Es una jugadora durísima, que lo aguanta casi todo, capaz de ir de punta a punta y llegar a una dejada. Pese a tener un problema en un muslo durante la primera manga, se recompuso y le dio para forzar el set decisivo. Ahí, sin embargo, fue siempre a remolque, aunque llegó a recuperar el break que le condenaba desde el inicio.

Ostapenko es una bestia (50 ganadores, 45 no forzados), una jugadora tremenda que ha sido capaz de conectar la cuarta derecha más rápida de Roland Garros. No es broma, la cuarta sumando también el cuadro masculino, solo superada por Thiem, Wawrinka y Nadal. Disparada desde que empezó a trabajar con Anabel Medina, solo ha disputado una final WTA y ahora está ante la oportunidad de su vida. Su historia es para recordar.

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