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Muguruza, en la sala de prensa de Roland Garros

Roland GarrosMuguruza rompe a llorar en la sala de prensa de Roland Garros

La española se hunde después de su derrota en un vibrante duelo de octavos y dice que la grada «debería ser un poco más respetuosa»

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Ya antes de tomar la palabra, simplemente con verle la cara, se intuye que Garbiñe Muguruza está pasando un mal rato. Le delatan los ojos y, después de unas cuantas preguntas en inglés, tiene que parar, tomar un respiro y abandonar la sala de prensa de Roland Garros porque el llanto no le deja hablar. Ha perdido en octavos de final ante Kristina Mladenovic y la derrota significa el fin de su reinado en París, cuya afición no se porta especialmente bien porque adopta una actitud más futbolera que propia de un Grand Slam.

Llora porque se termina el sueño en Francia, y también porque sufre de lo lindo con Mladenovic en un duelo de tensión disparada. «Por momentos me ha recordado a un partido de Copa Federación.

Es especial, ha sido chocante. Ha sido un público difícil y lo entiendo, no sé qué queréis que os diga, así que no diré nada», explica ya algo más calmada. Antes, en inglés, dice abiertamente que el público se ha excedido en el ánimo a Mladenovic, la esperanza local. «La grada hoy ha sido un poco dura. Lo acepto, solo que creo que a veces has de ser más respetuoso. El juez de línea ha tenido que calmar siempre a la grada. No estoy aquí para crear enemigos, me encanta jugar aquí, y no es un buen sentimiento».

«Estaba muy apretado, no he jugado mal del todo. Ha sido un partido con tensión y me voy un poco triste, es una derrota dolorosa. No sé si hoy podré salir a tomar un helado, me afectará más que otras veces en otros torneos, pero no haré un drama de esto», reflexiona la española.

La pregunta que le obliga a parar tiene algo de miga. Durante gran parte del encuentro, Mladenovic celebra los puntos con un «Forza» ensordecedor y le trasladan el asunto a Muguruza. Piensa, se frena y el moderador concede un respiro a la caraqueña, que abandona la sala en un silencio sepulcral. «He oído que habla 25 lenguas, así que...».

Muguruza, que dice que siente una mezcla de enfado y tristeza, admite también que siente cierta liberación porque ya no se le recordará permanentemente que es la campeona, condenada a salir del top 10 porque el lunes amanecerá en la decimocuarta posición. Un año después de ese memorable globo a Serena Williams, finaliza su mandato en la tierra de París.

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