Federer derrama lágrimas en la final de Australia 2009
Federer derrama lágrimas en la final de Australia 2009 - EFE

Open AustraliaNadal-Federer, el duelo que siempre vuelve

El que protagonizarán en la final de Melbourne será el número 35 desde que se vieron las caras por primera vez en 2004

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Hay rivalidades con más capítulos, pero ninguna tan clásica como la que protagonizan Nadal y Federer, que en Australia vivirá su trigesimoquinto capítulo. Será uno de los más especiales, porque llega en el ocaso de su carrera. Inesperado para ambos por tratarse de la final de un Grand Slam como el Open de Australia.

Tras superar a Wawrinka en semifinales, el suizo señala su preferencia para disputar el título. « Una final con Rafa sería épica», reconocía el suizo, cuya admiración por el español es mutua desde que se vieron las caras por primera vez en Miami 2004.

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Desde entonces, se han enfrentado en otras 33 veces, con un balance claramente favorable al balear (23-11) aunque en la última ocasión que se enfrentaron -Basilea 2015- fuera el suizo el que se llevara el gato al agua.

Este domingo, en la Rod Laver Arena, se volverá a vivir un choque entre las dos raquetas más clásicas del tenis moderno. Uno más, quién sabe si el último, entre la elegancia del suizo y la garra brillante del español. Dos estilos que volverán a confluir para centrar los ojos del mundo del deporte.

La amistad entre ambos ha ido creciendo al mismo ritmo que lo hacía su rivalidad. Doce años de enfrentamientos con sonrisas y lágrimas que han alimentado y forjado una gran relación fuera de la pista, como pudo verse hace unos meses cuando Federer fue el invitado de honor en la inauguración de la Academia de Rafa Nadal.

No se sabe si la final del domingo será épica, como auguraba Federer, pero de lo que no hay dudas es de que será muy emotiva sea cual sea el resultado final. Ya en 2009, el suizo derramó lágrimas sobre la pista tras caer frente al español en el mismo escenario. Quizá pensaba entonces que nunca volvería a tener una oportunidad igual, pero el duelo entre Nadal y Federer siempre vuelve y ya es eterno

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