US Open

Carreño y García López no pueden conquistar el US Open

Los españoles han caído derrotados en la final ante Jamie Murray y Bruno Soares (6-2, 6-3)

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En una temporada en la que ninguno de los tenistas españoles ha brillado en demasía en el individual, la modalidad de dobles se ha erigido como gran protagonista del año. Aunque sería exagerado decir que se ha producido de la noche a la mañana, lo cierto es que España llevaba mucho tiempo sin contar con grandes jugadores por parejas y no se atisbaba un relevo claro para los dos grandes doblistas de la historia del país. Emilio Sánchez Vicario y Sergio Casal fueron los precursores, allá por finales de los 80 e inicios de los 90, de una modalidad muchas veces olvidada por el tenis nacional, pero sus éxitos habían quedado ya muy lejanos.

Marcel Granollers y Marc López en 2012 y David Marrero junto a Fernando Verdasco solo un año después empezaban a apuntar un resurgimiento del dobles español, conquistando el Torneo de Maestros en aquellos años.

Sin embargo, parecían excepciones a la tónica general. Los Grand Slams seguían siendo coto vedado para los españoles desde que Sánchez Vicario y Casal ganaran dos títulos juntos –y el primero de ellos, uno más junto al ecuatoriano Andrés Gómez–.

Hasta este año. Primero, Marc y Feliciano López rompieron el mal fario en Roland Garros; después, el primero se colgó, junto a su gran amigo Rafa Nadal, el oro en los Juegos Olímpicos. Pero la inesperada rebelión del dobles español no había finalizado con “los López”. En la semifinal del US Open, una pareja nacional francamente inesperada se colaba junto a ellos: Pablo Carreño y Guillermo García López. Habían jugado juntos dos torneos este año sin una sola victoria que llevarse a la boca pero, no contentos con alcanzar la penúltima ronda de un Grand Slam por primera vez en la carrera de ambos, daban la campanada y eliminaban a los ganadores del grande parisino.

Demasiado rival para una pareja poco hecha

Su último escollo eran los cabezas de serie número cuatro, Jamie Murray y Bruno Soares. O, lo que es lo mismo, dos jugadores con amplia experiencia en dobles y campeones del Abierto de Australia este año. Demasiado para ellos sobre el papel y, aunque el comienzo fue prometedor, sobre la práctica.

Carreño y García López asustaron de inicio a británico y brasileño. Rotura a las primeras de cambio que fue automáticamente respondida de idéntica manera. Hasta el 2-3, en contra para los españoles pero con saque a favor, el partido se movió en la igualdad y en constantes pelotas de break. Hasta que recibió atención médica el hermano de Andy Murray por molestias en el cuello. Tras ello, un vendaval se cernió sobre los doblistas nacionales.

Hasta siete juegos consiguieron del tirón los número cuatro en Nueva York. Mostrando, además, todo el repertorio de los grandes de la especialidad: grandes saques, mejores voleas y una compenetración inalcanzable para Carreño y García López. Normal tras jugar solo dos encuentros juntos antes del US Open, lejos de los guarismos de Murray y Soares.

Pese a la racha negativa, siguieron intentándolo. No fue tanta la diferencia en el juego como indicó el 6-2 y 6-3 final. Hubo oportunidades para que rompieran el saque rival al inicio del segundo set y ya con 0-3 en contra, pero en esos momentos los ganadores de dos Grand Slams esta temporada mostraron el por qué de sus éxitos. Ya era sorpresa llegar a la final; haberla ganado hubiera sido, antes de comenzar a ganar y ganar partidos hasta el último del torneo, un auténtico milagro para ambos.

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