Fútbol

El Barça fulmina su estilo

Con la directiva dando bandazos, el equipo se aleja cada día más de la idea de aquel fútbol que le llevó al cielo

Messi, cariacontecido tras un gol del Madrid en la Supercopa REUTERS
Enrique Yunta

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Fundidos los plomos, y sin encontrar el diferencial para que vuelva la luz, el Barcelona se va dando golpetazos a ciegas por las esquinas, irreconocible en todo lo que le hizo eterno. No hace tanto, más bien hace dos días, era un equipazo descomunal, probablemente una de las mejores obras que se recuerdan, agotados los adjetivos porque cada tarde era mejor que la anterior. En una entidad repleta de «ismos» y figuras enfrentadas, se recuperó la romántica idea de Johan Cruyff para enterrar de una vez por todas ese complejo autodestructivo que le condenó durante décadas, por fin saldada la deuda con Europa y a la altura de otros clubes de un pelaje similar, al menos por una cuestión histórica y por el valor de los escudo. Ahora, y sin caer en el oportunismo de la derrota en la ida de la Supercopa contra el Real Madrid, no hay ni rastro de ese Barça triunfal , deprimido en el césped y caótico en los despachos. Algo no va bien en el Camp Nou y no hay viso alguno de que el sol se imponga a los enormes nubarrones.

Ayer, para aliviar el escozor del tortazo de la noche anterior, el Barcelona anunció la contratación de Paulinho , un brasileño de 40 millones que jugaba en China y del que poco sabe la opinión pública, aunque a simple vista no ilusiona en demasía al personal y tampoco parece que tenga el ADN del que tanto presume el Barça . Suenan nombres, se habla de millonadas por futbolistas para cubrir el enorme vacío que ha proporcionado la salida de Neymar, y la directiva, que quedó en evidencia con la fuga del brasileño, transmite una sensación de dejadez inquietante, pues ni siquiera ha explicado lo que quiere ni el destino de este viaje. En los mandos de la nave, maneja Ernesto Valverde una plantilla debilitada de la que es más fácil salir que entrar, siendo antes una quimera pensar en que cualquier jugador quisiera cambiar de aires. Todos querían jugar en ese Barça celestial que enlazó títulos con unas formas exquisitas y ahora, para darle mayor gravedad al asunto, es el Madrid el que pesca a los mejores. Así de triste es la realidad en el pueblo azulgrana.

De Xavi a Paulinho

Como casi todo se tiende a comparar entre los dos gigantes del fútbol español, al Barça se le observa con el asombro y el desconcierto con el que se analizaba al Madrid de principios de década, un equipo que naufragaba en lo deportivo mientras tiraba de chequera y ampliaba la plantilla con peloteros que tenían más nombre que fútbol. El Barcelona ha pasado de Xavi a Paulinho, de proclamar a los cuatro vientos que «La Masia no se toca» a olvidarse por completo de formar talentos, de seducir con la pelota a no saber qué hacer con ella. El Barça, simplemente, ha dejado de ser el Barça.

En el palco, la nada más absoluta , agotadas las vidas de una directiva que no parece ser demasiado ágil ni en el mercado ni con los asuntos propios de la entidad. Empezó coqueteando con Verratti y Bellerín y de momento tiene a Paulinho y a Semedo para esos puestos, sin que haya noticias de este último ya que Aleix Vidal, una especie de apestado en la era de Luis Enrique, es el titular en este inicio de curso. Para contrarrestar las decepciones, Coutinho y Dembélé, que son excelentes, son los próximos objetivos, aunque sin que se sepa muy bien para qué. Y en la retina de todos, l a palpable depresión de Messi . Bien haría el club en agilizar la firma de la renovación del argentino, cuya tristeza por el césped del Camp Nou es más preocupante que el 1-3 con el que se fue el Madrid de jarana.

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