Real Madrid-Bayern

La lección que enseñó la Juventus

El Madrid defiende el 1-2 de Múnich, aún fresco el susto de cuartos ante los turineses. Sería la cuarta final en cinco años, tercera de manera consecutiva

Rubén Cañizares

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El penalti más largo del mundo, no la cómica película protagonizada por Fernando Tejero, sino el de Benatia a Lucas Vázquez, sigue tan vivo como el encuentro de vuelta de cuartos de la pasada temporada entre Madrid y Bayern. Llegan los alemanes al Santiago Bernabéu, como ya le sucedió en aquella eliminatoria, con una importante desventaja, y sobre este escenario construyó ayer un relato victimista, poniendo el foco en el colegiado. Muller, uno de los pesos pesados del vestuario bávaro, ejerció de agitador: «Todo el mundo conoce los antecedentes. La pasada temporada caímos aquí con dos goles en fuera de juego, el penalti que pitaron contra de la Juventus este año... Pero esperamos que el árbitro no sienta presión por el ambiente. No se debe contagiar por ello. Tiene que estar centrado en pitar bien». También Jupp Heynckes , siempre comedido, quiso mandar su mensaje a Cuneyt Cakir , el experimentado colegiado turco que mañana dirigirá el duelo del Bernabéu: «Para ganar la Champions hace falta talento y suerte con el árbitro. Espero que sea objetivo y correcto y que sean los jugadores los que decidan el resultado, y no él», aseguró el técnico germano.

No parece la mejor receta para levantar un 1-2 que poner la atención en el árbitro. El Bayern tiene argumentos futbolísticos de sobra para competirle al Madrid, y su historia está muy lejos de una pretexto que empareje una hipotética eliminación a la actuación del juez del partido. Tuvo que ser James , en su vuelta al Santiago Bernabéu, quien ponga sentido común en el Bayern: «En Múnich hicimos un buen partido y la idea es hacer otro igual, con la diferencia de aprovechar las ocasiones que tengamos, algo que no sucedió en la ida, donde fallamos mucho».

El picante regreso del colombiano será una de las claves de un partido que le llega al Madrid con la lección aprendida. Al menos en la teoría. En la práctica habrá que comprobarlo esta noche: «Después de lo que pasó en las eliminatorias de cuartos, sobre todo en la nuestra, tenemos que estar muy atentos y ser prudentes. Un toque de atención a tiempo es bien recibido. Tenemos que salir pensando que el resultado es empate a cero y hay que ganar», reflexiona Ramos, quien junto a su entrenador lidera la filosofía para hoy: «Ni recular ni especular, tenemos que salir a marcar cuanto antes, a no hacer nada raro y a ganar», alienta Zidane.

El Madrid está ante un desafío que acumula polvo. Los blancos se juegan mañana el pase a su cuarta final en cinco años, tercera consecutiva, un hito solo alcanzado por el Real Madrid de Di Stéfano en la década de los cincuenta: «Está claro que no somos invencibles y nos llegará un día que tocará perder, pero después de caer en octavos durante seis temporadas, saboreo de manera especial llegar a ocho semifinales consecutivas, quizás cuatro finales y haber ganado tres Champions», argumenta Sergio Ramos.

Sustituto de Carvajal

El andaluz es fijo en la defensa junto a Varane y Marcelo , y habrá que esperar a hoy para saber si es Lucas o Nacho el reemplazo del lesionado Carvajal. Ambas medidas tienen su cuota de riesgo. El gallego es un extremo puro, y puede sufrir durante noventa minutos con Ribéry como pareja de baile. El madrileño acaba de salir de la enfermería, tras un mes de baja por una lesión muscular. El misterio lo desvelará Zidane a primera hora de la tarde, cuando comunique a su equipo el once.

Quien no estará seguro en el once, ni en el banquillo, es Isco. El de Arroyo de la Miel se quedó fuera de la lista, a pesar de sus deseos de infiltrarse para mitigar el dolor de su hombro izquierdo, dañado en Múnich . Ayer se entrenó junto al grupo pero Zidane ha frenado sus expectativas, mirando por el bien del jugador: «Lo importante es no poner en riesgo su salud ni lo que le viene después del Bayern». En principio, será Asensio el que ocupe su lugar, y Benzema volvería a la titularidad continental, tras sus suplencias en la vuelta ante los Juventus y la ida frente al Bayern.

En las gradas, 80.000 madridistas harán del campo esa caldera que tanto rédito ha dado en la vieja Copa de Europa y la actual Champions. Ahí también quiere cimentar el Madrid su pase a la final: «Para ir a Kiev hay que pasar antes por el Bernabéu. Las grandes gestas las hemos construido aquí. No hay muchos jugadores rivales que soporten las noches de este estadio». Palabra de capitán.

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