Real Madrid-Bayern

En honor al Real Madrid de Di Stéfano

Los blancos alcanzan su cuarta final en cinco años, una gesta de los cincuenta

Euforia del Madrid con el segundo gol de Benzema EFE
Rubén Cañizares

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En un Santiago Bernabéu en estado de erupción, el Real Madrid pintó uno de sus cuadros más épicos en los 116 años de historia del club blanco. Los blancos disputarán en Kiev, el próximo 26 de mayo, su cuarta final de Champions en cinco años , una gesta solo al alcance del Real Madrid de Di Stéfano , que sumó cinco finales y cinco títulos consecutivos en los primeros cinco años de la mejores competición de clubes del mundo (1956, 1957, 1958, 1959 y 1960).

Suena sencillo, pero nunca lo fue ni lo es tampoco ahora. Para poner en perspectiva la hazaña del equipo de Zidane, es bueno recordar que el número uno de la vetustas Copa de Europa y las actuales Liga de Campeones estuvo 32 años sin levantar la orejona, concretamente en el periodo entre 1966, cuando el Madrid de los «Yeyé» elevo la Sexta al cielo de Bruselas y Manolo Sanchís (hijo) puso fin a una sequía de tres décadas con la Séptima , lograda en el Amsterdam Arena.

«Estamos haciendo fácil lo que parecía imposible. Nadie había ganado dos Champions seguidas y el Madrid lo hizo. En mis primeros seis años caíamos siempre en octavos y ahora acumulamos ocho semifinales seguidas, tres Champions ganadas y quizás una cuarta final. No somos un equipo invencible y seguro que un día nos tocará perder, pero lo que tengo claro es que el día de mañana se valorará mucho más lo que está haciendo este Real Madrid», aseguró el capitán Sergio Ramos, en la previa ante el Bayern, 24 horas antes de consumarse el pase a la final del Real Madrid. Premonición.

Ajax y Bayern

Tiene mucho mérito lo que está haciendo el club blanco en su competición fetiche. Solo dos equipos, aparte del Real Madrid de Di Stéfano, han ganado tres Copas de Europa de manera consecutiva. Lo hizo el Ajax de Johan Cruyff en 1971, 1972 y 1973, y el Bayern de genios como Maier, Breitner, Hoeness, Müller o Beckenbauer en 1974, 1975 y 1976.

Es el turno ahora del Real Madrid de Zidane, Ramos y Cristiano , que tienen una oportunidad de oro dentro de 24 días, en el Olímpico de Kiev, para convertirse en leyendas del club, si es que no lo son ya. Allí tienen muchas probabilidades de medirse contra el Liverpool, que dejó medio sentenciada su semifinal ante la Roma en Anfield (5-2), uno de los pocos equipos que puede presumir de haber derrotado a los blancos en una final de Champions. Ocurrió en el año 1981, en el Parque de los Príncipes de París. Ante un Liverpool que ya había ganado las Copas de Europa de 1977 (1-1, ante la Roma) y 1978 (1-0, frente al Brujas), el Madrid también sucumbió ante el conjunto inglés. Una final que ha quedado para la historia por el grave error de García Cortes, el entonces lateral izquierdo blanco. En el minuto 81, un saque de banda fue (mal) controlado por el pecho de Kennedy, pero el zaguero merengue dio una patada al aire y permitió al jugador del Liverpool adentrarse en el área y disparar sin oposición para embocar la pelota en la red de Agustín: «Cuando regresé a Madrid, tiré por la ventana la cinta del partido, que lo había grabado en mi casa», confesó 25 años después García-Cortés.

80 por ciento de victorias

Esa final de Copa de Europa es una de las tres que ha perdido el Real Madrid, de las quince disputadas hasta el momento. En 1962, contra el Benfica de Eusebio (5-3) y en 1964 ante el Inter de Luis Suárez y Helenio Herrera (3-1), también le tocó arrodillar la rodilla la rey continental. Tres pinchazos que quedan en anécdota ante las doce Copas de Europa que se lucen con orgullo en el museo del Santiago Bernabéu, el cuarto más visitado de la capital de España tras el Reina Sofía, el Prado y el Thyssen.

«Las finales no se juegan, se ganan», sentenciaba con asiduidad Alfredo Di Stéfano , el mejor jugador de la historia del Real Madrid, un club con un poder de seducción continental que roza el sobresaliente. En Europa, en el jardín de su casa, acumula el ochenta por ciento de finales ganadas. Kiev ya espera al otro Madrid proverbial.

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