Real Madrid-Barcelona

El fracaso del plan Kovacic

El croata permitió el primer gol al perseguir al argentino cuando podía frenar a Rakitic. Zidane traicionó su idea de fútbol

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Es injusto monopolizar la crítica al Real Madrid de Zidane en el cambio de esquema generado con Kovacic, en detrimento de Isco , pues hombres como Benzema, Casemiro y Kroos rinmdieron menos que el croata, pero es verdad que la misión principal del joven centrocampista, anular a Messi, fue eficiente en el primer tiempo y se cayó como un castillo de naipes en el segundo, al convertirse en una obsesión irracional que costó el primer gol el líder y abrió el camino del fiasco. Estas fueron las claves de una dura derrota que trasciende a los puntos y que tiene muchos culpables.

Táctica para no dejar jugar

El único rival que incita al Real Madrid a realizar estrategias defensivas es el Barcelona. El club blanco no aprendió de su gran victoria en la Supercopa de España. Entonces Superó a los azulgranas con fútbol. Ayer regresó a la táctica mourinhista de no dejar jugar al enemigo, en vez de pensar en hacer fútbol. Y lo pagó muy caro. Zidane sentó a Isco hasta 2018 y utilizó a Kovacic en dos misiones. La primera era no dejar que Busquets tocara el balón, cometido que cumplió durante media hora. El segundo objetivo fue anular a Messi. Lo consiguió hasta el intermedio. Después, se hundió.

Fuelle para 45 minutos

Kovacic jugaba su primer encuentro importante desde septiembre, recuperado por fin de una larga lesión, y acusó el desgaste. No tenía ritmo de competición para aguantar ni una hora. Zidane debió sustituirle en el descanso y dar la imagen de un Real Madrid que después de frenar al líder iría a por el partido. No fue así. El croata ya no podía seguir a Messi. No solo él, todo el equipo blanco pareció cansado y se echó atrás, a esperar. Y una incursión de Rakitic propició el primer tanto visitante y dejó en evidencia a «Mateo». El joven centrocampista no leyó bien las prioridades. Corría detrás de su compatriota barcelonista y en vez de intentar quitarle el balón se escoró hacia un lado para taponar a Messi, que era su meta. Rakitic penetró hasta el borde del área madridista y creó la jugada del 1-0. Todo el efecto del marcaje de Kovacic al argentino quedó diluido en la nada.

Zidane cambia muy tarde

En desventaja y con Kovacic, Kroos y Casemiro muy cansados, descolocados y pidiendo el cambio, Zidane cometió otro error: retrasar las sustituciones hasta dejarlas sin el poder de reacción que deben significar. Isco, Bale y Asensio calentaban y calentaban , pero no entraban al tapete verde.

Kovacic se dolía en el césped de un golpe en el suelo cuando el Barcelona generó la acción de su segunda diana, que finalizó con la expulsión de Carvajal en un grave error arbitral, pues el balón acabó en gol. Sánchez Martínez tenía que haber concedido el 0-2 y haber mostrado tarjeta amarilla a Carvajal, que detuvo la pelota con las manos dentro del área. No dio el gol, señaló el penalti, mostró la cartulina roja al lateral madridista y Messi transformó por fin el 0-2 oficial. Si lo hubiera fallado, la polémica arbitral sería mundial.

En inferioridad numérica, Zidane ya no pudo ejecutar los tres relevos esperados. Sacó a un defensa, Nacho, y sentó a Benzema, silbado por la grada . Luego alineó a Bale y Asensio cuando era demasiado tarde para todo.

Isco, de esencial a suplente

El atraso en las sustituciones del entrenador francés y la preferencia en la elección de Asensio y Bale dejó a Isco sin disputar un minuto en el clásico. El hombre que transformó al Real Madrid durante dos años triunfales, el hombre que dejó sin sitio a James para liderar la creatividad como cuarto centrocampista, no jugaba.

No jugó con el once ganador

Zidane cometió un antiguo error de los técnicos ante los grandes partidos. Recordó a Cruyff. Tuvo un ataque de entrenador y cambió su alineación estelar y su estrategia principal. Eso se suele pagar caro. El consejo es jugar siempre con el once que ha conseguido los títulos.

Negó su idea del fútbol

El segundo fallo importante es que Zidane no mantuvo su ideario del fútbol, dominio, ataque y buen juego, en su premisa de intentar anular a Messi. Rompió sus códigos. En el clásico no vimos al Real Madrid clásico, era otro, destructivo, agazapado. Y al final el argentino decidió igual.

Valverde dijo la mejor verdad: el Madrid jugó mejor con diez y creó más peligro. En efecto, cuando salieron Asensio y Bale volvió a ser el Madrid real, el que hace fútbol. Faltaba Isco.

Lo que es injusto es concentrar ahora las acusaciones en la bisoñez de Kovacic en el 0-1. Fallaron todos. En especial Benzema, Kroos y Casemiro. Y por encima de todos, falló Zidane.

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