Fernando Rodríguez Lafuente - Grada de preferencia

La que le falta

Serán Mayoral, Marcos Llorente, Theo, Ceballos, Vallejo los que lleven la batuta este fría noche de enero, en vísperas de la Cabalgata de los Reyes Magos

Fernando R. Lafuente

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Se acerca lo “mogollante” (Lezama Lima) de la Copa del Rey. Es el único torneo que le falta a Zidane, para completar la Galería. Después del mal turrón (ni siquiera lo alivió el mazapán toledano de Santo Tomé) que dejó el fiasco táctico ante el Barça, la Copa abre una ventana, un desahogo y una baza para que eso que se ha dado en llamar “segunda unidad”, fruto de un lenguaje cada vez más cursi, pues esto de segunda unidad quiere ocultar lo inocultable: suplentes.

Pero, en una sociedad de “selfies”, “egos revueltos” y demás, ¿quién quiere ser considerado “suplente”? Bueno, pues Zidane hoy en el hielo de “Los Pajaritos” numantinos, bendita Soria a la espera de un AVE, dará juego a los habituales suplentes. Otro lugar común, claro que el fútbol es la apoteosis del lugar común, es aquél que se repite como el estribillo de un romance medieval, tal o cual jugador “necesita minutos”. Lo cierto es que un futbolista cuando llega al Madrid tiene que traer los minutos jugados. Al Madrid, al menos no debería, no se viene a terminar un Master, ni ampliar estudios, ni se va de erasmus. Se viene jugado. En el Madrid los minutos son muy caros.

El fútbol hoy es un incruento baile de vampiros: el número de partidos, la tensión, los vaivenes, el azar, los dichosos y atorrantes entornos de cada jugador. Y el peso de los títulos es líquido. Pasa y a otro. Serán Mayoral, Marcos Llorente, Theo, Ceballos, Vallejo los que lleven la batuta este fría noche de enero, en vísperas de la Cabalgata de los Reyes Magos. Para todos los que esperan alcanzar la titularidad el ejemplo es Nacho. Ni una mala cara, ni un gesto torcido, ni una declaración (ni de él, ni del dichoso entorno) equívoca. Y cuando juega se entrega.

Hoy los medios crean supuestos genios que, en más ocasiones de las deseadas, pronto se convierten en juguetes rotos. Alguno de los que esperan en el Madrid, le convendría recordar el Julio César y atender a los idus de marzo. Será para otro día el caso Benzema, pero al Madrid le saltará en la cara. Seguro.

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