El ala este de la Casa Blanca

Para los que acuden al Bernabéu en cada partido no sorprende que el Madrid antes de comenzar y en el protocolo de la moneda donde se juegan en el aire quién pone el balón a rodar y quien elige campo, contemplan que siempre, sea quien sea el capitán blanco, los de Chamartín, se quedan en la portería sur, lo que significa que la banda derecha es el ala este de la Casa Blanca. Y ahora, esa banda, con la intermitentes suplencias de Bale la ocupan Carvajal y Lucas Vázquez –éste, uno de los más eficaces asistentes de LaLiga. Es un ala que se complementa de manera excepcional. Lucas baja sin remilgos y dobla a Carvajal en la defensa; Carvajal sube la banda con el respaldo y el apoyo de su compañero de ala. Ambos parecen una sociedad de socorros mutuos, excepcionales, porque juntos hacen discretas genialidades, pero sobre todo, lo que hacen es entregarse, y de qué manera, los noventa minutos sin inmutarse. Presionan, pasan, corren, disparan. Cuánto debe sufrir Carvajal, hoy imprescindible, cuando el bueno de Luca no está y aparece la sombra sonámbula, errante, como el holandés de la leyenda, ahora galés, que vaga como alma en pena, como una céltica santa compaña, de una banda a otra para ver si así pasa algo, pero no pasa nada. Zidane, como Aaron Sorkin mostró los entresijos, los personajes, la intriga, las situaciones del ala oeste de la otra Casa Blanca, la de los americanos que diría Pepe Isbert, ha descubierto así sin buscarlo, como Colón se encontró con un continente que no era su destino ni objetivo, el ala este de la Casa Blanca. Como Zidane es un poco juguetón nadie sabe hoy cuál serán los tres, o los dos, de delante. Pero más allá de gracias (o desgracias), Lucas Vázquez debería ser, en un mundo perfecto, titular; por cierto como Asensio. Los dos, tras Cristiano, son los que están en la mayor parte de la jugadas que acaban en gol. Fuera de combate Marcelo, y sin sustituto (Theo no aparece), al Madrid le queda esta formidable ala este.